Psicología del «animalismo»

El igualitarismo marxista tenía como intención lo expresado en el grito aquel de los ciudadanos de Éfeso, «que nadie destaque»; y como fundamento moral la fórmula «desigualdad igual a injusticia»; pero el socialismo del siglo XXI ha rebajado tales supuestos y pone sus cimientos en la sensibilidad. En ese punto adquiere los valores del animalismo.

Aunque aparentemente el código moral de cualquier grupo o movimiento social se funda en Principios, esto es, un discurso-base al que las acciones, valores, proyectos y actitudes sociales referencian su calidad moral, en las razones de su emergencia y aceptación social subyacen motivos de conveniencia pasional. Por debajo del acto de acatamiento a cualquier dictado moral, o por debajo de cualquier posicionamiento ético, discurren operaciones psicológicas cuyas razones dominantes son deseos y sentimientos. Sirva de ejemplo la fórmula psicológica que opera en los animalistas.

«Me duele el sufrimiento de los animales (de algunos), luego se debe obligar socialmente a evitar su sufrimiento, aunque ello implique su muerte (antes muertos que sufriendo)». La máxima moral que proclaman es «compórtate con los animales de acuerdo a evitar que sufran», que se basa en la categorización moral: «El sufrimiento animal es Malo» Pero esta categorización es perversa. El dolor es una reacción orgánica, pero el sufrimiento es un sentimiento, interviene en su aparición la conciencia, cosa dudosa que los animales tengan, así que dicha categorización falsea la cuestión al pretender presentar a los animales revestidos de caracteres humanos. En segundo lugar, el endilgar el tal pretendido sufrimiento animal a la categoría del Mal se basa en razones psicológicas del animalista pero no constituye una razón universalmente reconocida como derivada de lo humano. Tal razón psicológica es la propia sensibilidad ante la percepción del «sufrimiento» animal. Entonces, la fórmula animalista del principio del párrafo lo que pretende es utilizar el lecho de Procusto, medido por la sensibilidad propia, a la sensibilidad de los demás; es decir, los animalistas pretenden imponer a los demás los dictados que surgen de sus razones psicológicas. Más digo, en realidad, lo que pretende el animalista es imponer egoístamente sus razones a los demás.

En cualquier caso, cabe preguntarse por esa especial sensibilidad hacia los animales de que hacen gala el grupo que aquí nos interesa. Quien se haya criado en zona rural sabe que los animales de compañía, perro y gatos, eran apreciados —hasta no hace mucho—por su utilidad para la caza y el pastoreo. La especial sensibilidad que se ha despertado hacia ellos en las zonas urbanas se corresponde en el tiempo con la deshumanización de la sociedad actual, quiero decir, el cambio de hábitos en cuanto a cooperación, a relaciones, la desmesurada competencia que se produce en cualquier ámbito social en el que nos relacionamos, la escasez de relaciones de amistad en los ámbitos laborales, el encierro voluntario de muchos jóvenes delante de las pantallas del ordenador o la televisión, la desaparición de las relaciones entre vecinos… Todo ello produce «temor al otro», temor a su alteridad, y desprotección, social y afectiva. De ello proviene la entrega que muchos realizan hacia el afecto animal, que presenta sus ventajas: se recibe afecto y compañía sin contrapartidas, no hay peligro de traición, no se disputa generalmente con nadie el afecto del animal, el perro o la mascota no producen la alteridad que producen los humanos, el afecto se entrega y recibe desprecavidamente, lo que casi nunca ocurre entre humanos… En fin, que, afectivamente parece salir mucho más a cuenta la relación con una mascota que con un humano. Claro que, hay que resaltarlo aunque ya ha sido mencionado: el dictado que impera en ese desplazamiento de la relación afectiva con humanos a la relación con mascotas es el temor. El temor a la relación humana. O dicho de otro modo, la sensibilidad para con los animales que surge mediante la relación afectiva con ellos, nace del temor y se desarrolla alimentándose de él. Así que, en ese sentido, la sensibilidad hacia los animales significa un reblandecimiento en la «virilidad» que precisa la relación humana para ejecutarse, un reblandecimiento instintivo, una huida de la rudeza, una huida de lo humano, un ampararse en afectos no problemáticos…Y todo ello lleva finalmente a la pretensión de mudar esa naturaleza humana que tiene a los instintos como pilares de la animalidad, a una pura  naturaleza «artificial» basada en la sensibilidad.

Los medios esparcen ese clima moral y la sociedad se impregna de ellos, se impregna de sensibilidad (la conciencia se adapta a los dictados del clima moral imperante por temor al ostracismo y la condena social), y su culpabiliza y condena a cualquier que realice un acto que pueda molestar a un animal (ya no hacerle «sufrir»), se impone la dictadura de la sensibilidad, una nueva forma de totalitarismo.

Pero, no se olvide, en el tras-muro el significado que aparece es el egoísmo personal de unos cuantos, amparados en máscaras como la del sufrimiento animal o la sensibilidad, se pretende imponer a la sociedad una categorización moral perversa, que atenta contra la libertad de los individuos que poseen otras sensibilidades, una nueva deshumanización con apariencia y máscara humanas.

30 comentarios en “Psicología del «animalismo»

  1. Me parece que hay afirmaciones completamente fuera de lugar. Cuando defendemos una postura ética no pretendemos imponérsela a los demás, eso es gratuito, no imponemos nada, nos comportamos como nuestra moral nos dicta. Llevo años siendo vegana y tengo que tragarme todos los comentarios sobre las bondades de los platos con carne. Tengo que callarme ante las personas humanas, que piensan como usted, y me increpan diciendo que soy radical en mis afirmaciones, cuando sólo tengo un comportamiento que difiere del suyo.

    Además, opino que no está informados, los animalistas no es que nos duela es sufrimiento de algunos animales, queremos que TODOS los animales tengan su derecho a la vida. No es que seamos sensibles, sólo queremos justicia para los no humanos.

    Le animo a darse un paseo por las granjas industriales, los mataderos, los laboratorios en los que se experimenta con animales, los circos, las industrias peleteras, las plazas de toros y un largo etc, ¿Acaso no siente usted el sufrimiento de esas personas no humanas condenadas al sufrimiento y a la muerte?

    Vengo del medio rural y, lo que me hizo sensibilizarme para adoptar una ética de evitar, por lo que a mi concierne, el sufrimiento animal, fueron las corridas de toros. ¿Es justo que a un animal se le someta a torturas, se le convierta en una albóndiga sangrante y por fin se le mate con una fría espada traspasándole los órganos internos para regocijo de unos cuantos humanos que aplauden eso en nombre de la tradición? Por lo demás, en los pueblos, no todos son cazadores y pastores, hay personas que cuidan de los animales bien porque sean útiles, desde el punto de vista no animalista, o sean de compañía.

    Le invito a que, antes de perderse en disertaciones rebatiendo una postura moral bajo una apariencia psicológica, que lea a filósofos que defiende las posturas animalistas y, de paso, analice a Pitágoras, Leonardo da Vinci, Gandhi, por poner algún ejemplo, y pueda así posicionarse en contra de un pensamiento que sólo pretende optar por actitudes personales frente a la injusticia en el trato de los humanos con los animales.

    Si he seguido leyendo su artículo, después del primer párrafo, es que no hay intolerancia para escuchar los argumentos de los demás. En cambio, usted no se corta a la hora de hablar de «categorización moral perversa»
    Solo siento la necesidad de defenderme frente a los intolerantes y, desde mi punto de vista, los argumentos utilizados por usted, son ofensivos y pueden ser rebatidos desde cualquier posicionamiento ético.

    Una anónima animalista.

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    • Querida animalista:
      En primer lugar le he de confesar que me gratifica que haya puesto su comentario, pues siendo este tema, “psicología del animalismo”, el tema estrella en cuanto visitas a este blog, usted es la primera que deja un comentario.
      En segundo lugar le aclaro que el artículo no responde a ningún posicionamiento ético por mi parte, sino que trata de desgranar algunas de las íntimas razones que operan en la mente del animalista en relación al trato animal.
      En tercer lugar ―y ahora sí me posiciono éticamente al considerar respetable la opinión y la libertad de los demás aunque difieran de las mías―, respeto el sentido ético y la sensibilidad de cada cual, en particular la de los animalistas, siempre que no la traten de imponer a la fuerza a los demás.
      Dicho esto, le he de señalar que, tradicionalmente y en toda moral, el hombre se considera la medida de todas las cosas, y que sólo el hombre, por convenio universal es posible poseedor de derechos.
      Así que cuando usted habla de proteger los derechos de los animales, lo que íntimamente quiere decir es que “se debe proteger a los animales del maltrato, por motivo de que por mis creencias éticas y por mi especial sensibilidad ese maltrato me indigna”. Y como a usted le indigna, quiere acabar con él, esto es, en su propio beneficio, para no indignarse, egoístamente por tanto, quiere acabar con el maltrato animal. Ya ve que no doy un carácter peyorativo a ese egoísmo con que suele actuar el animalista, sino que lo considero algo natural; obedece al típico comportamiento humano.
      Por otro lado, decir como usted dice que “TODOS los animales tengan derecho a la vida”, significa:
      1.-La pretensión de que todos los animales posean conciencia de que tienen un derecho y lo pueden ejercer y defender, lo cual es absurdo. En todo caso, como ya he señalado anteriormente, lo sensato sería la pretensión de proteger la vida de los animales, no darles derechos que no pueden asumir.
      2.-Significa también que pretende que los animales poseen un código moral que regula sus derechos y sus deberes, algo increíble.
      3.-Significa también un desprecio de la opinión de todos los que no piensan como usted y comen carne.
      4.-Y significaría también la muerte de todos los animales en cautividad, pues dejarían de ser útiles para el ser humano y serían abandonados a su suerte.

      Luego dice “sólo queremos justicia para los no humanos”. Ahora bien, lo que se considera socialmente justo resulta de un convenio entre humanos ―usted no puede decir que esto o aquello es justo porque le place―, un convenio que sigue a un código ético-moral que haya sido socialmente establecido y aceptado. Lo que usted considera justo acerca de los animales no es eso, sino que aplica algo que tenemos tendencia a aplicar: considerar justo aquello que nos satisface.
      Pero, en cualquier caso, considere que a la mayoría de la gente no le parece justo lo que usted propone, y, digo yo, se merecerán el mismo respeto por tener una consideración de lo justo contraria a la suya que el respeto que usted se merece.
      En cuanto a la invitación a que lea a personajes que históricamente han defendido posturas animalistas, le invito yo también a usted a leer a la inmensísima mayoría de grandes personajes célebres en la historia que han defendido posturas contrarias a la suya.
      La cuestión que ha de resaltarse es que por encima del animalismo y de cualquier opinión, se ha de colocar el respeto democrático a la libertad de los demás, y si a usted no le gusta el espectáculo taurino, lo cual yo podría compartir, lo adecuado para que las libertades de todos sean respetadas, es que deje de ir a verlo, pero no que intente impedirlo o sabotearlo como a menudo los animalistas hacen, ya que esa actitud y ese hacer constituye un atentado contra las libertades democráticas de todos aquellos que disfrutan con dicho espectáculo.
      Imagínese que cada cual quisiera prohibir todo cuanto le disgusta o le indigna. En tal caso habría que prohibir todos los motivos de satisfacción que ofrece la vida.
      Un cordial saludo

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      • Querido F. Joya:

        Debo confesar que me sorprendió recibir una respuesta a mi comentario sobre su artículo.
        No voy a estar replicando una y otra vez, de manera muy breve, quiero plantearle unas cuestiones que si le apetece puede responder o, simplemente ignorar, con la pretensión de desmontarle algún argumento.
        1. Torturar y maltratar, desde cualquier moral ¿ es malo o no?
        2. ¿Acaso todos los humanos que tienen derechos como, bebés, discapacitados y demenciados, que no tienen conciencia de tenerlos y poderlos defender, deben ser privados de estos?
        3- Bajo el pretexto de la libertad democrática ¿podemos dejar que violadores, racistas ,maltratadores, etc. realicen sus proezas, mientras hay víctimas que sufren?

        Los animalistas, en todos las opiniones hay radicalismo, no es que tengamos una sensibilidad que nos conduce a ser egoístas y pretender obligar a los demás a hacer cosas contra su voluntad, sólo queremos ser la voz de los que sufren torturas, esclavitud y muerte por satisfacer la voracidad de los humanos que son un cáncer para la biosfera.

        No es gratuita esa afirmación. con la actividad humana, la que usted defiende a capa y espada bajo el pretexto de defender la libertad, se ha logrado que el planeta esté contaminado, que la capa de ozono disminuya peligrosamente, que unos países mueran de hambre, frente a otros instalados en la opulencia y un larguísimo etc. entre los que se encuentra la tortura como espectáculo y se declare un bien de interés cultural.

        Podríamos, desde su argumento de que los animales no son capaces de tener conciencia de sus derechos, poner a una persona humana con discapacidad o enfermedad mental, en un ruedo y hacer las practicas de tortura y muerte.

        Dedico gran parte de mi tiempo a atender a niños con discapacidad mental y, puedo asegurarle que mi gata tiene comportamientos que indican más capacidad de comprensión del entorno que alguno de las personas que atiendo. Que conste que esos niños merecen todo mi respeto y he dirigido mi formación académica y laboral a entenderlos y ayudarlos.

        Buenas noches

        Anónima Animalista

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        • *»Un buey se satisface con el pasto de un acre o dos; uno sería suficiente para bastantes elefantes. El hombre saquea toda la tierra y el mar… ¿nos ha dado la naturaleza tan insaciable estómago en tanto que cuerpos tan insignificantes? No, no es el hambre de nuestros estómagos, sino esta insaciable codicia, lo que nos cuesta tanto»Séneca

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        • Le vuelvo a decir que la medida de todas las cosas es el hombre, y que cualquier intento de construir una ética basada en el territorio, en la nación, en Dios o en cualquier otra entidad abstracta como puede ser la biosfera o la compasión con los animales, nos enseña la experiencia que acaba en totalitarismos y violencias sin cuento. Y toda cuanta piedad y compasión con los que sufren, me quiera usted hacer llegar, corresponde a una sensibilidad suya que sólo se atiene a una ética basada en la compasión. Pero yo no estoy hablando de ética ni de compasión, sino del comportamiento humano desde su vertiente psicológica. Otro puede pensar que las torturas y los sufrimientos a los animales solo está en su cabeza. Y por lo que veo usted no entiende en qué consiste psicológicamente para un taurino el espectáculo de una corrida. Me parece muy bien que usted tenga sus sentimientos compasivos y que los lleve a la práctica, pero la realidad es más compleja que lo que usted pinta, y creyendo que tiene la razón y que los demás son unos torturadores y que hay que prohibir todo cuanto a usted le moleste, se acaba en un régimen opresivo sin libertad de ningún tipo, como la Alemania Nazi, la Italia de Mussolini, la Cuba de Castro, la Venezuela de Maduro o la Rusia de Stalín.
          Atentamente

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    • La misantropía (del griego μίσος (miso): « yo odio», y άνθρωπος (anthropos): «hombre, ser humano») es una actitud social y psicológica caracterizada por la aversión general hacia el género humano. Su antónimo es la filantropía: amor al ente humano. No implica necesariamente desagrado por personas concretas, sino animadversión por los rasgos compartidos por toda la humanidad. Un misántropo es, por tanto, una persona que muestra antipatía por los seres humanos y la humanidad como entes. Puede ser ligera o marcada, así como de características muy diferentes: desde lo inofensivo, la crítica social, hasta la destrucción o la autodestrucción, (Misantropía).

      El humanismo, en el sentido amplio, significa valorar al ser humano y, sobre todo, la condición humana. Está relacionado con la generosidad, la compasión y la preocupación por la valoración de los atributos y las relaciones humanas, (Humanismo filosófico).

      Entiendo perfectamente la posición de los animalistas (aunque no la comparto del todo), la sociedad humana repugna por infinidad de razones, pero que sea repugnante por maltratar a los animales crea un bucle infinito que hace a muchos ser inconscientes de su incipiente o crónica misantropía.

      En este tema existen dos bandos claramente identificados: Los humanistas versus los misántropos, algo así como los optimistas versus los pesimistas, no existe conciliación alguna mas allá de ciertas aberraciones políticas que para obtener poder y votos, mezclan ambas posiciones antagónicas. Digamos que un «socialismo humanista» estaría en contra del ecologismo animalista mas recalcitrante, sin embargo existen ecologistas socialistas que asumen la defensa de los animales jactándose de amar a la humanidad y para colmo son veganos.

      Así mismo no pueden existir animalistas que al mismo tiempo sean cristianos al mismo tiemp puesto que irían en contra del supuesto humanismo que promueve el cristianismo (amar al prójimo y todas esas mentiras), un verdadero cristiano jamás pondría el amor a un animal por encima del amor a la humanidad.

      Estas y otras incoherencias están presentes en la moda de ser «bueno» y que es reflejo de la culpa cristiana en un renovado «culto a la debilidad».

      Ya schopenhauer (declarado misántropo) expuso su misantropía en favor de los animales, Lord Byron hizo también lo suyo por su parte, entre otros:

      «El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales», (Arthur Schopenhauer).

      «Debo confesarlo sinceramente. La vista de cualquier animal me regocija al junto y me ensancha el corazón, sobre todo la de los perros, y luego la de todos los animales en libertad, aves, insectos, etc. Por el contrario, la vista de los hombres excita casi siempre en mi una aversión muy señalada, porque con cortas excepciones, me ofrecen el espectáculo de las deformidades más horrorosas y variadas: fealdad física, expresión moral de bajas pasiones y de ambición despreciable, síntomas de locura y perversidades de todas clases y tamaños; en fin, una corrupción sórdida, fruto y resultado de hábitos degradantes. Por eso me aparto de ellos y huyo a refugiarme en la naturaleza, feliz al encontrar allí a los brutos», (Arthur Schopenhauer).

      «La piedad, principio de toda moralidad, toma también a los animales bajo su protección. La pretendida carencia de derechos de los animales, el prejuicio de que nuestra conducta con ellos no tiene importancia moral, de que como se suele decir, no hay deberes para con los irracionales, todo esto es ciertamente una grosería que repugna, una barbarie de Occidente», (Arthur Schopenhauer).

      «Mientras mas conozco a los seres humanos, mas quiero a mi perro», (Lord Byron).

      En contraparte, otros ya evidenciaron y desde hace mucho tiempo, que tal posición «moral» es en muchos casos misantropía enmascarada:

      «Muchos aman a los animales porque creen que el cariño de éstos es desinteresado, pero se engañan», (Isabel De Rumania).

      «Algunos aman las flores y los animales porque son incapaces de entenderse con sus semejantes», (Sigrid Undset).

      Ahora expondré una incoherencia aun mas descarada, la domesticación y la mascotización de animales:

      «Domesticación es el proceso por el cual una población de una determinada especie animal o vegetal pierde, adquiere o desarrolla ciertos caracteres morfológicos, fisiológicos o de comportamiento, los cuales son heredables y, además, son el resultado de una interacción prolongada y de una selección artificial por parte del ser humano. Su finalidad es obtener determinados beneficios de dichas modificaciones», (Domesticación).

      El proceso de domesticación va en contra del concepto de libertad natural, los gatos y los perros fueron domesticados durante siglos siguiendo un proceso de eugenesia donde los especímenes agresivos eran sacrificados y los dóciles mantenidos vivos pero como mascotas al servicio de sus amos, siempre y cuando sirvan como herramientas para dar seguridad, confort, estatus, etc.

      Muchos animalistas olvidan que sus mascotas son bestias (por mas que intenten delirantemente humanizarlas) y que toda la fidelidad y amor incondicional que vean en estos es solo producto de la «domesticación», algo similar ocurre en los seres humanos que sufren el Síndrome de Estocolmo. Aldous Huxley en su libro «Un mundo feliz» se basó en el concepto de domesticación y eugenesia para crear un mundo futurista donde solo los seres humanos dóciles y fieles a su gobierno podían tener acceso a derechos.

      Dudo mucho que los animalistas, por mas amor pigmaleón que puedan sufrir, sigan viendo amor y fidelidad en perros en estado de absoluta libertad como los perros salvajes africanos ya que estos cuando tienen hambre también cazan humanos.

      Organizando coherentemente el pensamiento animalista, cualquiera que se preste de tal, rechazaría viscerlamente cualquier forma de domesticación de los animales y procuraría mantenerlos en estado salvaje ya que es la única forma de libertad natural, incluso fomentaría un verdadero movimiento animalista que impulse a los dueños de mascotas a liberarlos en parques o en selvas para que se desarrollen libremente.

      Estas incoherencias en el movimiento animalista me recuerda una frase de Bakunin:

      «Mientras haya un tirano en los cielos, el hombre será esclavo en la Tierra», (Mijail Bakunin).

      Ergo… mientras exista un ser humano que se preste de ser «amo» para su mascota, estas seguirán siendo esclavas y maltradas. Y correcto… si fuesen mas coherentes y un poquitín mas inteligentes, los animalistas se darían cuenta (según sus propias creencias), que mantener mascotas en su hogar (peor aun castrarlos y cortarles las uñas), los convierte en viles maltratadores de animales.

      Histeria enmascarada de animalismo:

      Pero ¿qué más hay detrás del movimiento animalista?, ¿quienes son realmente los animalistas?, además de ser maltratadores y abusadores de animales, y ser incoherentes y contradictorios con sus ideales, está también toda una estructura de personalidad que los haría incapaces de alejarse de sus mascotas y ser verdaderamente lo que propugnan ser:

      La proyección es un mecanismo de defensa por el que el sujeto atribuye a otras personas las propias virtudes o defectos, incluso sus carencias (Falta (psicoanálisis)). En el caso de la proyección negativa, esta opera en situaciones de conflicto emocional o amenaza de origen interno o externo, atribuyendo a otras personas u objetos los sentimientos, impulsos o pensamientos propios que resultan inaceptables para el sujeto. Se «proyectan» los sentimientos, pensamientos o deseos que no terminan de aceptarse como propios porque generan angustia o ansiedad, dirigiéndolos hacia algo o alguien y atribuyéndolos totalmente a este objeto externo. Por esta vía, la defensa psíquica logra poner estos contenidos amenazantes afuera. La proyección positiva se da cuando el sujeto atribuye a otra persona cualidades dignas de ser admiradas, envidiadas, amadas, etc. es un componente habitual, incluso necesario en el proceso del enamoramiento. El tipo de proyección que el sujeto realice dependerá de su estructura psíquica y de la introyección que haga de si mismo y su autopercepción, (Proyección)

      El desplazamiento es un mecanismo de defensa inconsciente en que la mente redirige algunas emociones de un objeto y/o representación psíquica que se percibe como peligroso o inaceptable, a uno aceptable, (Desplazamiento)

      El amor es un acto de proyección, desplazamiento y transferencia (intervienen por supuesto la identificación, la falta, etc.), por medio de la proyección se verá en el ser amado las cualidades que el sujeto tiene pero que no se atreve a descubrir en si mismo (tal persona me gusta porque es tierna y cariñosa o la odio por ser cruel y despiadada), en el desplazamiento se atribuyen sentimientos de otra persona hacia uno mismo (tal persona me odia o me ama) y en la transferencia se transfieren sentimientos hacia la otra persona (recuerdos, emociones, vivencias, etc.).

      Una persona que ama a un animal por ser cariñoso, fiel, agradecido, etc. nunca logró descubrir esas cualidades en si mismo y tampoco en los demás y hace proyecciones y desplazamientos hacia un animal como lo haría con cualquier objeto inanimado (totems, amuletos), incluso imaginario (Dioses, ángeles, etc.).

      El tipo de proyección que realice una persona dependerá de su estructura psíquica, un paranoide por ejemplo hará siempre proyecciones pensando que todos son malos y hará desplazamientos creyendo que todos lo odian. Un psicótico delirante dirá como proyección que Dios es bueno y como desplazamiento dirá que Dios lo ama o que su amuleto religioso le trae suerte.

      Hablemos de la Histeria:

      Existen varias características estructurales en la histeria tras el Edipo, la histeria representa una posición de no tener, más asociada a lo femenino, mientras la estructura obsesiva representa la posición masculina del tener.

      La raíz conflictiva del componente homosexual en la histeria, no tiene que ver con la elección de objeto, sino con la identificación. Es la imposibilidad de Dora (o de las histéricas), para identificarse con lo femenino, lo que desencadena sus idas y vueltas en el camino del deseo, buscan tener lo femenino en vez de serlo, es decir que se identifican con el supuesto padre fálico y desde esa posición buscan encontrar la feminidad. La histérica de Lacan se reconoce porque con su neurosis persigue la pregunta sobre ¿qué es ser mujer?, pero la aborda desde una postura de tener, y mientras no renuncie a tener lo femenino para encarnarlo y serlo, su búsqueda no cesa.

      Otra característica estructural de la histeria tiene que ver con el deseo, el cual también se estructura a partir del complejo de Edipo. El deseo difiere de la demanda porque no busca un objeto para la satisfacción, sino apunta a otro deseo, es decir que es deseo del deseo y por lo tanto es imposible de satisfacer.

      En la histeria el deseo es el deseo del Otro; su insatisfacción tiene dos caras. Por un lado, al colocarse como el deseo del Otro, siempre es insatisfecho ya que lo que busca es el deseo, es decir la falta del Otro, no al Otro. En forma inversa, la histérica desea desear al Otro, recordemos que no busca al objeto, sino al deseo como algo vivo, por tanto se obtiene el mismo desenlace de insatisfacción.

      Finalmente, en cuanto al goce, las histéricas buscan descubrir y evidenciar la falta en todos los otros, espejos de identificación de ellas mismas, colocándose en el lugar del deseo de los demás, demostrando a los otros lo incapaces que son de satisfacerlas, lo incompletos que todos están: ellas que quedan insatisfechas en tanto buscan la satisfacción absoluta, como sus objetos que no las pueden completar. En esto consiste el goce de la histérica.

      Ese «tener» la feminidad representada en el culto a lo débil hace que muchas histéricas busquen proteger al desvalido e indefenso, buscarán dar esperando recibir y si no reciben entonces procederán a destruir. Ese eterno buscar de la histérica del ¿que es ser mujer? (para fingirlo y poder ser amada) se transforma en un ¿que es ser bueno? en la histeria moderna, en este caso proteger a los animales supuestamente indefensos convierte automáticamente a muchos histéricos en buenas personas ante los ojos de los demás. Pero es una cárcel del deseo y en esto los animales juegan un papel fundamental, la histérica idealiza la fidelidad producto de la domesticación porque le permite mantener en dependencia al objeto amado (muchas hasta les ponen nombres de sus ex amantes), es el proceso de hacerle saber al Otro que no es tal para intentar convertirse en su falta y así posicionarse en un pedestal, para ella eso es amor.

      Un verdadero animalista entonces debería aceptarse y declararse abiertamente misántropo, ser anticristiano, probablemente budista, vegano, antihumanista, promover la extinción de la raza humana, nunca tener hijos y sobre todo no debería tener mascotas y estar en contra de la domesticación y mascotización de los animales. Lastimosamente vemos casos de animalistas que creen en el humanismo cristiano y tienen mil mascotas domesticadas, siendo brutales carcelarios y amos para sus mascotas.

      Si crees ser animalista, no te engañes, solo eres un simple misántropo más, como yo o cualquier otro por ahí…

      Fuente:

      Clínica de la histeria
      El origen de la antitauromaquia moderna
      No a la mascotizacion de animales silvestres
      Estructura Histérica: Identificación, deseo y goce
      Misantropía antitaurina: odiar en nombre del amor

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      • Sr Marcel, me permitirá que tarde unos días en ofrecerle mi respuesta a su extenso comentario. Tanto por el propósito de que la respuesta sea adecuada, como por la imposición del verano, las vacaciones, la playa, la falta de conexión a internet en la casa. Hasta entonces, un saludo

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      • Dado que usted realiza una exposición tan extensa para alcanzar unas conclusiones, que en gran medida comparto, no estará por demás que yo exprese mi opinión a sus distintos comentarios.
        Estoy de acuerdo con usted cuando dice: . «En este tema existen dos bandos claramente identificados: Los humanistas versus los misántropos, algo así como los optimistas versus los pesimistas, no existe conciliación alguna mas allá de ciertas aberraciones políticas que para obtener poder y votos, mezclan ambas posiciones antagónicas.»
        Pero no con las atribuciones que otorga al “socialismo humanista”, y sospecho que esos ecologistas socialistas y animalistas de cuya existencia habla, lo serán por ofrecer una apariencia, que ya sabrá usted que dar una apariencia o seguir una moda tiene mucha más importancia para la mayoría de los que se ponen un motete o se encuadran debajo de unas siglas que las ideas que tengan al respecto de la cuestión que se trate, si es que tienen alguna idea de ello. Dar una apariencia y formar parte de un grupo donde hallar cobijo y afecto, tal es la secreta pretensión, así que ni siquiera perciben que los motetes o las etiquetas que se ponen resultan contradictorios ideológicamente.
        Porque la incoherencia es clara: un verdadero ecologista no puede ser animalista y este no puede declararse humanista. Y lo que es menos evidente, la historia del socialismo, tal como señala Scheler, ha sido la historia de despreciar la democracia en nombre de la democracia (tenerla como un medio del que se prescinde a posteriori), y la historia de decir que se ama a la humanidad para no tener que amar a los seres humanos en particular. Esto es, el llamado ‘socialismo humanista’ no ha pasado nunca de ser una coartada. Un amar a la idea de lo humano para poder odiar ―sin sentir culpa por ello― al hombre, o cuanto menos para destruirle. Ahí están los impulsores de dicho socialismo, desde Sartre a Foucault, apoyando la barbarie leninista y maoísta en nombre de una idea, y con decenas de millones de muertos de por medio.
        Que Schopenhauer era un misántropo, pesimista y amargado no aporta nada nuevo al asunto que tratamos. La frase de Sigrid Undset la modificaría ligeramente: «Algunos aman las flores y los animales porque les aterra la otredad de sus semejantes»
        Me muestro de acuerdo con los términos con los que subraya la incoherencia de los animalistas: «El proceso de domesticación va en contra del concepto de libertad natural, los gatos y los perros fueron domesticados durante siglos siguiendo un proceso de eugenesia donde los especímenes agresivos eran sacrificados y los dóciles mantenidos vivos pero como mascotas al servicio de sus amos, siempre y cuando sirvan como herramientas para dar seguridad, confort, estatus, etc. Muchos animalistas olvidan que sus mascotas son bestias (por mas que intenten delirantemente humanizarlas) y que toda la fidelidad y amor incondicional que vean en estos es solo producto de la «domesticación», algo similar ocurre en los seres humanos que sufren el Síndrome de Estocolmo. Aldous Huxley en su libro «Un mundo feliz» se basó en el concepto de domesticación y eugenesia para crear un mundo futurista donde solo los seres humanos dóciles y fieles a su gobierno podían tener acceso a derechos. Dudo mucho que los animalistas, por mas amor pigmaleón que puedan sufrir, sigan viendo amor y fidelidad en perros en estado de absoluta libertad como los perros salvajes africanos ya que estos cuando tienen hambre también cazan humanos. Organizando coherentemente el pensamiento animalista, cualquiera que se preste de tal, rechazaría viscerlamente cualquier forma de domesticación de los animales y procuraría mantenerlos en estado salvaje ya que es la única forma de libertad natural, incluso fomentaría un verdadero movimiento animalista que impulse a los dueños de mascotas a liberarlos en parques o en selvas para que se desarrollen libremente. Estas incoherencias en el movimiento animalista me recuerda una frase de Bakunin: «Mientras haya un tirano en los cielos, el hombre será esclavo en la Tierra», (Mijail Bakunin). Ergo… mientras exista un ser humano que se preste de ser «amo» para su mascota, estas seguirán siendo esclavas y maltradas. Y correcto… si fuesen mas coherentes y un poquitín mas inteligentes, los animalistas se darían cuenta (según sus propias creencias), que mantener mascotas en su hogar (peor aun castrarlos y cortarles las uñas), los convierte en viles maltratadores de animales. Histeria enmascarada de animalismo»
        Y me abstengo de dar mi opinión sobre su explicación del animalismo en términos freudianos y lacanianos, dada la nula consideración en que tengo al psicoanálisis, por carecer de valor científico alguno.
        El temor a la relación social, el temor a la alteridad del ‘otro’ (temor aprendido en gran medida mediante la experiencia), comporta un desagrado que puede hacerse odio a la humanidad, y lleva a muchas gentes ―por reacción instintiva―a buscar refugio y seguridad en algún ámbito que se lo proporcione y que les resulte placentero: uno se hace eremita, se zambulle en juegos de ordenador o de relación virtual a través de Internet, o se hace místico o escritor o animalista. Los parámetros que determinan que el ‘temeroso’ escoja uno u otro de esos senderos son, entre otros, el perfil emocional de cada cual, su necesidad afectiva, las experiencias personales…
        En todo caso, lo que resulta relevante señalar del animalismo en cuanto a su repercusión social (y de paso para arrancarle la máscara de buenismo que lleva adosada) es:
        –Los animalistas creen estar en posesión de la verdad absoluta, y en ese sentido son integristas.
        –Agresivamente consideran a la humanidad un enemigo.
        –Se muestran totalitarios porque intentan imponer a los demás su reblandecida sensibilidad, y porque anhelan acabar con todo disfrute y satisfacción de las gentes que ellos no pueden alcanzar.
        –Naturalmente, no les guía la bondad, sino el egoísmo.
        –Carecen de base ética alguna razonada, pues lo que hacen es sacralizar el emblema ‘respeto a la vida animal’, sin más, sin atenerse a consenso social alguno.
        –Como señala Desmond Morris en El zoo humano, el animalismo es una aberración evolutiva; y una carga social, pues no solo detraen gran cantidad de recursos del acervo económico social, sino que muchos animalistas sustituyen el tener hijos por el tener mascotas.
        Respetando la libertad individual, se ha de respetar la vida particular de cada cual con su mascota, nada más.
        Yo suelo desconfiar de quienes no poseen en su credo o en su programa otra cosa que palabras rimbombantes y de apariencia hermosa. El marxismo gritaba por la libertad y acabó encarcelando a media humanidad. El animalismo grita por el respeto a la vida animal y, de triunfar socialmente sus tesis, caparían los instintos y los gozos de la humanidad. Todo aquello que los animalistas no pueden disfrutar, lo intentan prohibir.

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  2. Durante mucho tiempo me preguntaba sobre los temas que se tratan en este articulo. Me resulto muy interesante y gustaron mucho los comentarios. Siempre me resulto llamativa la actitud de mucha gente de mi alrededor que tiene cierto amor exagerado hacia los animales y cierto resentimiento hacia las personas. Y esto me da un acercamiento a las causas psicologicas y me ayuda a comprenderlas un poco mas.
    Muchas gracias por tomarse el tiempo en escribir este articulo

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  3. Quedó sinceramente aterrada de lo que leo aquí. Si todo ese trabajo y tiempo que usted dedica en disertaciones, en mi opinion totalmente gratuitas y rebatibles, lo dedicara a participar en mejorar las condiciones de vida de los seres vivos seguro que alcanzaríamos algo práctico: la felicidad, la de todos y todas con independencia de la especie.
    Por suerte la sociedad humana avanza y vamos entendiendo que la naturaleza no nos pertenece, que ni somos el ombligo del mundo ni la medida de nada. El mismo proceso se vivió en otros momentos históricos ante situaciones iguales con otros protagonistas: mujeres. Esclavos, homosexuales, lesbianas, etc….y si hoy sus disertaciones con respecto a los animales y los animalistas los trasladáramos a esos momentos nos daría usted mucha risa y hasta aversión.
    Creo que en realidad necesita usted montarse una película para calmar su propia conciencia.
    Por último indicar que las mejores personas que he conocido han sido animalistas, activistas en cualquier causa por cualquier ser vivo humano o animal, nunca discriminan, no saben hacerlo, y su implicación no tiene límites. Es esto egoísmo? Pues bendito sea. Entre tanto otros se dedican a analizar y buscar razones a lo que, simplemente, les asombra porque son incapaces de parecerseles. Incapaces.

    Discurran ustedes, pierdan su tiempo, e intenten buscar razones para sentirse mejor por su inactividad, su complicidad y su verguenza.
    Luisa

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      • Ahhh pero…. no es precisamente usted quien ha elaborado todo un perfil «pseudopsicologico» para intentar justificar por qué otros piensan y sienten distinto que usted?
        En fin
        Con todo mi respeto, deje que vuelva a aconsejarle otro uso más loable de su tiempo. Si es que le da «pereza» entonces psicoanalicese a si mismo el por qué de esa «curiosidad» por personas que les mueve el amor y procuran amor a otros, el amor no puede ser tan malo, no le parece?. De qué se defiende? Qué le da tanto miedo? Por qué esa fijación contra quienes no hacen daño a nadie? Quizás porque la belleza de su corazón visibiliza por contraste a los que, sin embargo, carecen de empatia y compasión?

        A necesitado usted ofender a los que piensan distinto, dibujarles como seres desequilibrados y hasta como diptadores. Reflexione.

        Muchas gracias

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        • Mire usted: Yo analizo los sentimientos y razones psicológicas que les mueven, así el carácter totalitario de sus acciones en contra de quienes tienen otra visión de los animales diferente a la suya, pero no les juzgo ni amenazo ni insulto. Sólo lo pongo sobre el tapete.

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  4. «…interviene en su aparición la conciencia, cosa dudosa que los animales tengan…» ¿y cómo esta usted tan seguro de que los hombres la tengan?

    «…,el perro o la mascota no producen la alteridad que producen los humanos,…» ¡OTRA! según usted la alteridad se produce entre semejantes, no hay forma de que un animal no perturbe su «natural conciencia» ¿qué hace cuando un animal lo mira?

    «Así que, en ese sentido, la sensibilidad hacia los animales significa un reblandecimiento en la «virilidad» que precisa la relación humana para ejecutarse, un reblandecimiento instintivo, una huida de la rudeza, una huida de lo humano, un ampararse en afectos no problemáticos…Y todo ello lleva finalmente a la pretensión de mudar esa naturaleza humana que tiene a los instintos como pilares de la animalidad, a una pura naturaleza «artificial» basada en la sensibilidad.» Perdóneme, ¡quién como usted que tiene claro qué es lo humano! El macho VIRIL pues (no es casual esta palabra), que quiere que todo siga igual, como si nada hubiera pasado a estas alturas, como si no supiésemos lo que millones de animales viven día tras día en la industria cárnica, en la experimentación, en las perreras, en zoológicos, en la caza, en circos, «tradiciones culturales» etc. No se trata de «otras sensibilidades» como usted tan cómodamente d-escribe, se trata de articular las luchas y analizar que todas ellas tienen mecanismos apropiantes sobre el otro y la otra.

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  5. BS NS. MAS ALLA DE LO QUE PUEDA
    HABER DE CIERTO SOBRE EL TEMOR A LAS RELACIONAES HUMANAS Y BLA BLA..Y SU RECONOCIMIENTO DE LA SINCERIDAD ANIMAL , PRETENDER UD. HACER UN JUICIO PSICOLOGICO SOBRE LA PERVERSION DE LOS QUE DEFIENDEN A LOS ANIMALES , ME PARECE UNA GIGANTESCA PERVERSION PSUEUDO INTELECTUAL DE SU PARTE. EN MI CASO , SOY UN ANTIMARXISTA, ECONOMICO Y CULTURAL, ANTIMASONICO, Y ANTISIONISTA, .SOY CATOLICO TRADICIONAL,PERO CON PRETENSIONES DE REVISION TEOLOGICA SIBRELA VIDA ANIMAL, Y CUIDADO DE LA NATURALEZA. POR PARTE DE LA IGLESIA. ME DUELE LA MUERTE DE UNA HORMIGA , AUN SI ES NECESARIO MATAR A UN ESCORPION ,ME DA PENA, ,COMO ME DUELE QUE SE SEQUE UN ARBOL , ETC. PERO ESOS SON SUCESOS NATURALES. EN CUANTO A SU INSENSIBILIDAD CON LOS TOROS DE LIDIA Y DEMAS.,SIMPLEMENTE LE DIGO LO SIGUIENTE.: PARA QUE UD. SE DEJE DE ESCRIBIR SUS DESVARIOS PATOLOGICOS, HACIENDO UN PANEGIRICO DE LA CRUELDAD, COMO LO HIZO AQUI, UD. SE MERECE SER ENVIADO A UN CAMPO DE CONCENTRACION PARA SER SOMETIDO A TRABAJOS FORZADOS, COMER COMIDA REPUGNANTE Y DESPUES DE RECIBIR TERRIBLES GOLPIZAS SER MATADO PARA SER ALIMENTO DE PERROS Y HUMANOS , QUE NO ES MENOS QUE LO QUE SUFRE UN INOCENTE TORITO DE LIDIA, QUE PÒR LO MENOS NO TIENE LA INMENSA MALDAD QUE TIENE UD. TAMBIEN DEBERIA SER ENVIADO A LA GUERRA Y SIN HABER DELINQUIDO NUNCA , SER TOMADO PRISIONERO, VEJADO Y MATADO POR SUS AMADOS Y BENDITOS HERMANOS HUMANOS, » CON SENSIBILIDADES DIFERENTES » , SEGUN SUS RIDICULAS ASEVERACIONES DE LUNATICO SIN FRONTERA COSMICA ALGUNA.. COMO CATOLICO, NO CREO EN LA REENCARNACION, PERO SI EXISTIERA, LO QUE NO SE, ESTOY SEGURO QUE LE TOCARIA SER UN POBRE PATO DESPLUMADO VIVO Y DESPUES DEGOLLADO PARA QUE LOS » INOCENTES NIÑOS HUMANOS PASEN UNA FELIZ NAVIDAD» DE QUIEN VINO PARA QUE SUJETOS COMO UD .NO EXISTAN MAS. LE ENVIA , CON LA MEJOR ONDA, ESTA NOTA, EL DR, RAUL RUIZ MIRANDA, DESDE ARGENTINA..OJALA DIOS LO AYUDE A ENTENDER ALGO DE LA VIDA…..AMEN.

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  6. Les agradezco todo lo expuesto en este tema queda claro lo que en un principio se planteo y es bastante nutritivo ver la manera en que exponen sus principios.

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  7. buenas noches, tan solo una duda sobre el articulo.

    Menciona que los animalistas quieren prohibir lo que no pueden disfrutar, y que no deberían de imponer sus ideas por que para lo que ellos esta mal para otros quizás no lo este, y cada quien es libre de disfrutar lo que le guste. pero que pasa con los que disfrutan tener sexo con jovencitas, por que eso es un delito es muchas partes del mundo o los que disfrutan violar mujeres. claro que podemos justificar diciendo que son trastornos psicológicos pero igual hay estudios que señalan que quien maltrata animales y disfruta de ello sufre igual de un trastorno y posiblemente después lastime a un ser humano, por lo tanto creo que no es factible ver el maltrato animal como algo irrelevante o cultural por que obviamente hay un problema en quienes lo hacen. si bien como dicen por ahí todo en exceso hace daño, no veo por que ser tan pesados con los animalistas cuando es una buena acción querer proteger, siempre he pensando que si cada quien pusieran un granito de arena en lo que defiende y ama mejoraríamos como sociedad. Quizás la controversia esta en mencionar o enfocarlo en los animalistas por que creo que lo que menciona en su articulo aplica para todo tipo de persona que defiende un ideal. aquellos que defiende los derechos de los homosexuales, los ecologistas los que tiene orfanatos y cuidan de niños abandonados, los que hacen voluntariado en áfrica o en otros lugares del mundo. al final de cuentas tener empatia hacia los demás o nuestro entorno natural no puede ser tan malo.

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    • Toda moral surge de un convenio entre los humanos, que son quienes detentan derechos y obligaciones y libertad para hacer. Nuestra moral, el convenio universal que hemos tomado, ha extendido esos derechos a toda la humanidad. Así que es de recibo proteger a los más débiles contra los abusos de los fuertes, proteger a las mujeres contra los violadores etc. Pero los animales no son portadores de derechos ni de deberes ni forman parte de ese convenio. Puedo estar de acuerdo contigo en que quien maltrata a un animal y disfruta de ello posee una vena de crueldad que como persona rechazo. Pero aquí surgen dos cuestiones: primero: no hay consciencia de maltrato animal en el torero ni crueldad ni disfrute por ello, ni tampoco en el público que ve el espectáculo; segundo: al no ser los animales objeto de moral, los movimientos minoritarios de animalistas que pretenden obligar a la mayoría a seguir unos dictados éticos que no tienen consenso y que obedecen a su singular sensibilidad, carecen de consenso y de fuerza moral. Además, ese intento de equiparar las vicisitudes y el sufrimiento humano con el dolor animal es contra natura y un error evolutivo

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  8. Peliagudo tema, y conforme pasa el tiempo más aún.
    Me parece un error en la discusión enfocar el tema desde las culpabilidades tanto de los animalistas por su hipersensibilidad para con el maltrato animal como la de los críticos con ellos por su falta de ella.
    Creo que para que se pueda llegar a un diálogo de avance habría que enfocar el tema desde un punto de vista social y no psicológico ya que es difícil determinar cuántos de los integrantes de un movimiento tan ecléctico como este corresponderían con los resultados de este análisis, aparte de que para poder contestarlo haría falta otro análisis de personas expertas en el tema.
    Me parece evidente que el individuo de la sociedad moderna ha cambiado la forma de ver el mundo con respecto al del siglo pasado. Este último ha tenido una relación con los animales y con su entorno mucho más directa… de conveniencia y de dependencia, incluso de identificación ya que no dictaba tanto su forma de vida de la de los animales con los que convivía. Ni él ni los animales estaban sujetos a la aplicación de los derechos humanos ya que todavía eran tan solo un texto y la auto conciencia como individuo estaba muy ligada al grupo familiar. La imagen de mi infancia en el pueblo se representaría con ocho miembros de la familia conviviendo en tres habitaciones…y patos, gallinas, una cerda y un palomar conviviendo en una cuadra en el corral. La abstracción “animal-persona” ni se planteaba.
    El individuo moderno se ha desarrollado con una infinidad de abstracciones y de significados sin significantes. Los animales son aquello que han estudiado en las clases de biología o ciencias de la naturaleza. Los animales y ellos mismo son una pura ideación. Lo que el ser humano antes era el resultado de la relación con el medio, ahora es un proyecto determinado e individualizado donde todo lo que hay a su alrededor es una idea de lo que es. Un ejemplo es cómo enseñan en el colegio a los niños el respeto a una naturaleza con la que no conviven y a los animales que tan solo ven en los circos, en zoos y en las fotografías de los libros de texto.
    Su relación con los animales ha sido mediada por los dibujos animados de Walt Disney y documentales donde se les daba personalidad… maldad, bondad, risa y llanto…Tras de esto no es de extrañar los intentos de humanización que reciben las mascotas y por extensión el resto de animales.
    La sociedad actual, cada vez más separada de la naturaleza, es la causa de las abstracciones que se hacen del mundo y el animalismo una de sus consecuencias.
    No se trataría pues de culpar a ningún grupo humano de sus ideas o sentimientos animalistas ni a las reminiscencias de sociedades anteriores de sus particulares maneras de convivir con el mundo…más bien sería bueno contemplarnos como producto de un conjunto de influencias que debemos entender y cambiar, si no nos gusta, lo más ecuánimemente posible sin buscar culpables y sí causas.

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    • Bueno, estoy muy de acuerdo contigo. Si has leído atentamente dos o tres posts que he escrito sobre el animalismo, no culpo yo la sentimentalidad que dice sentir el animalista, tan solo lo analizo. En cambio, sí señalo culpables a los que quieren imponer su sensibilidad o sentimentalidad a a quienes no sienten o piensan como ellos. Y la quieren imponer no respetando la libertad de los demás, queriendo prohibir, reprimir, coaccionar. A esos negadores de quienes poseen otra sensibilidad diferente de la suya es a quienes culpabilizo.

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      • Contemplo de una manera muy, muy cercana la manera en la que se expande el animalismo-veganismo a mi alrededor y lo que más me preocupa es ese sentimiento puritano que pulula en su ideología. Ese querer sentirse limpios de los excesos de la sociedad a la que pertenecen posicionándose por encima de ella y despreciando a su conjunto como tocados por el dedo de la verdad y la perfección.
        En lugar de sentirse parte de la sociedad y hacer una propuesta político-social, hacen una propuesta moral con tintes induistas y budistas que aluden a la pureza y a la sensibilidad, promoviendo así un dualismo de puros o impuros sin medias tintas olvidando la realidad de que asta el respirar nos hace cómplices a todos.
        Como ves sí que reconozco ese punto de autoritarismo al que aludes, pero hay que reconocer que hay un campo abonado para que surjan estas posturas…; las reminiscencias cristianas que andan por ahí, el heroicismo de películas y lideres políticos que aluden al individuo como hacedor de lo que es y no como consecuencia de un entorno en el que apenas tienen influencia y la falta de una educación amplia y crítica que ponga en conexión la ciencia, la filosofía y todo tipo de conocimientos.
        Simplemente insisto en la necesidad de ir más allá de los individuos y buscar respuestas en las sociedades en su conjunto.

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        • Nuevamente comparto la mayoría de tus opiniones, pero discrepo de que la sociedad de una respuesta razonable a este maremágnum de absurdos que fluyen por el mundo en este siglo XXI. Discrepo porque la ciencia va a lo suyo, que es investigar la naturaleza, y la filosofía, o es un conjunto de oscuridades vanas o es ideología de izquierdas que va dando palos de ciego y apoyando criminales uno tras otro, desde Stalin hasta Mao o Maduro. Además de la tecnología, en este siglo han crecido desmesuradamente la complejidad del mundo y el temor de las gentes porque andan a la deriva sin entender nada y evitando al otro. De ello resulta ese purismo-fanatismo de animalistas, ecologistas radicales, veganos, y místicos varios.
          Saludos

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  9. Hoy, agosto 21 de 2020, desde las borrascosas, frías, corruptas, sucias (…y llenas de excremento de perro y gato) tierras de Bogotá-Colombia, escribo para agradecer tan interesante artículo que describe de manera tan inteligente la situación social que se impone hoy en día a quienes no padecemos petofilia, o algún desorden mental de naturaleza similar. También sobrecoge la evidencia que, al igual que un alcohólico, un animalista siempre estará presto a agredir a quien le reclama por su falta de solidaridad en la sociedad humana, y poco o nada le vale incumplir normas y leyes que solo buscan el equilibro en la convivencia.
    Pero bueno. A lo largo de toda la historia siempre ha sobrado el egoísmo de las personas cognitivamente deficientes. Saludos cordiales F.Joya. Y gracias por ayudarme a realizar catársis.

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