Pensamientos pecaminosos

 

  • El gran problema de la psicología y de la psiquiatría no se encuentra en la dificultad de penetrar en lo intrincado de la mente humana, sino en verse atrapadas en teorías sin aval científico alguno, en teorías que no pasan de ser meras ocurrencias, en teorías en las que los investigadores se enredan y se pierden y no encuentran el camino de salida.
  • Condición necesaria para saber: tener amplitud de miras.
  • Todas las grandes culturas tienen su origen en fenómenos religiosos.
  • Tradicionalmente, para imponer una religión nueva a un pueblo, se ha hecho saber los beneficios que tal religión traería a los gobernantes.
  • Cuando los dioses se expulsan de la esfera humana los modelos de jerarquización social existentes se resienten y el Igualitarismo avanza. De ahí el empeño de los igualitaristas por alejarlos.
  • Cuando mueren los dioses no deja de actuar el mecanismo mental que nos hacía creer en ellos, sino que actúa inventando y adorando otras ilusiones: utopías socialistas, los mundos soñados, las conexiones místicas, las justicias universales, y los diversos tipos de pensamientos mágicos; además, claro está, de las alucinaciones artificiales que las drogas generan. Me asola la terrible sospecha de que la muerte de los dioses no es una bendición para la humanidad.
  • En los dioses se plasman muchos de los temores y deseos de los creyentes, y en los dioses se aquietan.
  • El clima de compasión que impera hoy en día lo hemos heredado del cristianismo.
  • Si se mira con detenimiento, la razón ha sido históricamente de poca importancia en los movimientos sociales. La rabia, el odio, el resentimiento, la indignación por una pretendida injusticia, han sido las fuerzas imperantes en las grandes revoluciones.
  • Todo el siglo XIX fue un hervidero de revoluciones ―alentadas por la revolución francesa ―que condujeron a la revolución soviética. También surgieron en ese siglo los nacionalismos. En todos esos movimientos resultan de primordial importancia las creencias justificadoras que emplee cada grupo en busca y defensa de su propósito, es decir, los argumentos. Pero también resulta esencial la fuerza de la pasión en cada grupo. Quienes poseen pasión suelen imponer su credo.
  • En ocasiones una falsedad manifiesta –o incluso una estupidez grandiosa—se establecen como grandes verdades históricas o monumentos al conocimiento. El psicoanálisis, la homeopatía, el materialismo dialéctico…, son algunos ejemplos.
  • Primeramente, uno debe adquirir un buen haz de conocimientos. A continuación debe aprender a desprenderse de los inútiles y erróneos, de todas las falsas teorías que pululan en la sociedad y dañan el entendimiento. Mediante dicha poda se alcanza la virtud.
  • En nuestra naturaleza está el pertenecer al rebaño.
  • Las bandadas de estorninos crean verdaderas y artísticas filigranas en el aire. El parámetro principal que rige la dirección de su vuelo es ‘la distancia al compañero más próximo’.
  • El parámetro principal que rige el comportamiento humano en sociedad es el de seguir la actitud del vecino más próximo y mirar los movimientos de la cabeza del grupo.
  • Soy partidario de que cada cual encuentre su propio camino hacia la cima o hacia el abismo. Las prohibiciones que pretenden proteger a uno de sí mismo me parecen innecesarias y peligrosas.
  • Hoy todo el mundo se encapsula: detrás de un ordenador, detrás de los animales de compañía, detrás de la escritura, detrás de la Naturaleza… La Seguridad nos ha hecho cobardes y tememos mirar al ‘otro’ de frente.

12 comentarios en “Pensamientos pecaminosos

  1. ¿»Pensamientos pecaminosos»? Más bien ‘pensamientos juiciosos’. Sin embargo, por muy valiosos que sean no llegarán sino a una minoría reflexiva. En «democracia» no cuenta, porque sólo valen los números del debe y del haber. Encapsularse detrás de la escritura o de cualquier otra afición solitaria es la única posibilidad de supervivencia. Dicho sea sin la más mínima acritud o (in)suficiencia y con una gran sonrisa. No hay sino cobijarse bajo la capa de los hijos de la Stoa -pues hay que padecer y sufrir las cargas impuestas por los rectores sociales- y meterse, de vez en cuando, por absoluta necesidad vital, dentro del tonel de Diógenes. Pues, como asegura el maestro Gervaso: «Sopravvivere è la prima forma d’immortalità». Y la inmortalidad es la no-muerte, o sea, la vida.

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    • Hoy todo el mundo camina apresurado en busca de su tonel, y quien no lo hace se refugia en su secta, en donde lo propio se diluye y se hace dejación de la responsabilidad propia, de la voluntad propia, del criterio propio, del juicio propio e incluso del pensamiento propio. Sobrevivir diluido en los demás como modo de mitigar el peso del mundo y como sucedáneo de la inmortalidad.

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      • Sobrevivir diluido en el otro es abjurar de uno mismo; sobrevivir diluido en los demás, emula las piruetas voladoras de los estorninos o nadaduras de los bancos de sardinas. Los alcones y los tiburones se dan, cuando llega el momento propicio, el inevitable festín. Sólo cabe sobrevivir diluido en uno mismo.

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        • Me temo que una de las premisas condicionantes de todos los paraísos artificiales es la de abjurar de uno mismo, es la de delegar en los rectores sociales (aunque estos lleguen con el tiempo a ser máquinas) el rumbo y las vicisitudes de la vida de cada cual.

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  2. El problema está en que si se elimina a los dioses de la mente de ciertos individuos hay que rellenar el hueco inmediatamente porque de no ser así podría entrar algo aun peor de lo que ha salido.

    La única solución que yo veo para la humanidad es que la IA llegue al nivel suficiente para que quedamos exentos de la necesidad de pensar más allá de las ensoñaciones. En ese caso cada cual podría vivir gratuitamente en su pequeña parcela de RV en la que cometer sus propios errores y fechorías sin afectar a los demás.

    Y en tal caso habríamos llegado al paraíso, un lugar en donde la estupidez y la maldad no produce efectos perversos.

    Saludos.

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    • Descreo de las utopías paradisíacas aunque admiro tu firme esperanza en una revolución intelectual. Me temo que, encapsulado cada cual en su parcela, la infelicidad seguiría reinando. Percibo, incluso, que la estupidez amollada con afecto es quizá el mejor antídoto contra la angustia que produce el mundo.
      Saludos

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  3. Comparativamente, ya vivimos en lo que para nuestros ancestros sería una utopía paradisíaca: una nevera llena de comida lista para masticar y una pantalla llena de aventuras y experiencias sin riesgo y sin moverse del sofá. Y como tú,no creo en la revolución intelectual (dios nos libre de ellas), sino en la revolución digital, es decir, en aquello de ¡Que piensen ellos! referido a las futuras granjas de servidores de Google, el nuevo mesías digital de silicio y grafeno.

    Saludos.

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    • Sí, tienes tú toda la razón, parece ser que el futuro nos conducirá a ser animales de granja bien alimentados y con las inquietudes cercenadas y con una buena ración diaria de soma. Y, ¡lo que es más llamativo!: tal es el deseo del rebaño, tal es la naturaleza humana. Hallar seguridad, el pesebre lleno, la carencia de preocupaciones y problemas, y que en el cerebro se activen los canales de la dopamina; es decir, una vida animal. Al fin y al cabo no somos otra cosa que animales. El pensar es un añadido tardío que tan solo en unos pocos individuos cobra relevancia. La granja de Google nos proporciona todo eso.
      Un saludo

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      • Evidentemente. Nuestra inteligencia no es el objetivo final sino el medio para satisfacer nuestros instintos animales. Cuando demos con la solución final, es decir, cuando fabriquemos la superinteligencia que nos solucione todos los problemas, no le pediremos ser más inteligentes ni más cultos, sino sexo salvaje, comida exquisita y poder absoluto sobre todo y todos, es decir, lo que pediría cualquier chimpancé que pudiera hablar. Y finalmente habremos llegado al paraíso soñado desde el comienzo de los tiempos y se llamará Google.

        Saludos.

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        • Brillante lógica la tuya, siempre, claro, que la superinteligencia nos solucione los deseos sexuales con la pareja ideal de cada cual. Pero aún así, dada nuestra naturaleza, al cabo de poco la satisfacción se hará adición y, en otro sentido, la falta de problemas y dificultades se hará aburrimiento. ¡Y la adición y el aburrimiento son dos de los grandes males del hombre!, quizás sean los que le hagan más desgraciados. Me parece a mí que la insatisfacción es nuestro sino. Saber lidiarla requiere del arte más refinado.

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  4. Creo como Yack, en la revolución digital. La veo, te diría en cada momento, y pobre del que no siga la senda trazada.Voy a contar lo que sé de mi pequeño país. Se dió una computadora a cada niño de la escuela pública ( Ceibalitas verdes ), cuando llegan al liceo las cambian por laptops azules, y hace poco a los jubilados de menores recursos una Tablet.
    Son los nuevos dioses, esos que dices que cuando mueren se actúa inventando y adorando otras ilusiones:
    Estamos muy mal en educación, pero super conectados. Sabemos más de un programa de baile erótico que de lo que sucede en nuestra ciudad. Dañamos, grafiteamos, todo, desde el prócer Artigas hasta Sócrates en la Biblioteca Nacional. Falta educación por donde mires. Crees que mi país puede seguir, no digo hacer una revolución intelectual? Sólo se mira el bolsillo.
    Yo comencé antes de los dieciseis años con la escritura, luego la abandoné, y cuando en la soledad que da la jubilación anticipada, volví a estudiar, a escribir,a ver, a fotografiar, y a descreer en la misma medida. No es la seguridad que da el hogar, y el tener como amiga una computadora, es la inseguridad de lo que te rodea, que te atrapa en un círculo vicioso. Me está salvando la escritura, porque al mirar de frente, no me agrada lo que veo, contando como siempre con las excepciones.
    Ésos son mis largos e inútiles pensamientos pecaminosos
    Un abrazo montevideano.

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    • Hola Stella, acabo de responder a Yack en el sentido de que, en mi opinión, los logros de la revolución digital son enormes porque proporcionan a la manada algunas de las satisfacciones más anheladas por la naturaleza humana, pero otras satisfacciones e impulsos no son atendidos en el mundo virtual. El porno es una mal sucedáneo de la relación sexual, los chats son un mal remedo del flirteo clásico, la iniciación del joven guerrero se difumina en la violencia de los juegos de ordenador, los enfrentamientos se reconducen mediante 141 letras de Twitter…; y la manada, aún con todo lo que le proporciona el medio digital, se siente insatisfecha y se lanza a la calle con odio populista e igualitarista, buscando la destrucción de lo existente. Y ahora somos más manejables de lo que nunca la gente lo ha sido. Ahora que el hábito de pensar por sí mismo es escaso. Ahora a la manada se le arrastra fácilmente hacia el abismo. Y todo ello empuja al individuo hacia sí mismo. Ahora el individuo que anhela libertad es un bicho raro, pero, me parece a mí que no hay actualmente valor más grande que la defensa de la libertad y del individuo.
      Un caluroso abrazo

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