EDUCACIÓN, DERECHOS, LIBERTAD Y APARIENCIA

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Asistimos a un extraño hecho: una parte muy importante de lo que se conoce políticamente como “izquierda” pretende que en España la educación de los niños pase íntegramente a manos del Estado, es decir que los padres dejen de ser referencia educativa. A tal pretensión de negar el derecho natural de educar a los hijos, que se realiza en nombre de la libertad y de la igualdad, se le llama hoy en día “progresismo”.

En ciertos grupos existe una rica tradición de loar a la libertad con el propósito de abolirla. Robespierre, uno de los iniciadores de esa tradición, resulta muy ilustrativo al respecto: “A la guillotina todos aquellos que discrepen de mi idea de libertad y República.” El Igualitarismo ha llevado a cabo un gran alarde de esta farsa: no ha habido movimiento comunista en el mundo que no se haya envuelto con la bandera de la libertad mientras ponía cadenas y grilletes a los ciudadanos. Una cosa es lo que se dice y otra distinta es lo que se hace. Debemos desconfiar de quienes no concuerdan en esos dos asuntos. En lo relativo a la educación, existe un antiguo y buen ejemplo de esa discordancia. Rousseau abogaba por que se mimase a los niños, pero metió a sus cinco hijos en la inclusa nada más nacer.

Se aboga desde la izquierda por suprimir la Educación Concertada en centros de titularidad privada y, en cambio, se apoya con denuedo que todos los centros educativos sean de titularidad pública. Digo yo que tendrán sus razones, pero que éstas no se avienen a los dictados de la lógica del beneficio. Lo más común de sus repuestas cuando se les inquiere por tales razones, es un alegato sobre que la educación pública es más “progresista”; palabra ésta que no parece tener otra función que la de esconder carencias argumentativas.

Algunos planteamientos podrían ponerse sobre la mesa para atacar al sistema de Educación Concertada con centros privados, por ejemplo, que la educación y la enseñanza que se imparte en ellos sea más nefasta que los de titularidad pública, o que resultasen más caros, o que sólo unos pocos pudieran acceder a ellos; pero nada de esto es cierto de acuerdo con los organismos europeos que tratan de dilucidar tales asuntos. A nivel académico la Concertada obtiene mejores resultados y resulta económicamente más rentable. La relación del gasto por alumno entre los centros de titularidad pública y los centros concertados está en proporción de cinco a tres. En cuanto al acceso a unos centros u otros, es libre y gratuito.

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A mi entender, sólo quedan dos razones lógicas por las que se abogue por que toda la educación sea de titularidad pública; la primera, la razón de asumir que el Estado ha de encargarse de manera exclusiva  de la educación de los jóvenes, desplazado de ese papel a los padres, porque tal hecho reportaría ventajas y beneficios sociales e individuales que no se darían en otro caso (hecho deshumanizador que supone que la igualdad y la uniformidad producirían una sociedad mejor, tipo la nazi o la soviética o la que nos retrata Orwell en 1984) . Pero tal hecho atenta contra la Constitución, que reconoce la potestad de los padres en la educación de sus hijos, y, consecuentemente, la libertad para elegir el centro educativo que mejor les parezca. Ahora bien, hemos de considerar que la Constitución puede cambiarse, pero más difícil resulta cambiar nuestra naturaleza, y, a ojos vista, pocos derechos resultan tan naturales como el de criar y educar a los hijos. Así que esa pretensión de poner a los padres en un segundo plano educativo en relación con sus hijos conculca ese derecho, viola sus libertades y desprecia su dignidad.

El asunto tiene mucho mayor alcance. La razón antedicha de encargar al Estado la educación de los jóvenes se enmarca en una pretensión más amplia a la que con alguna frecuencia se alude: la de que el Estado no solo sea el garante de los derechos de los ciudadanos, sino que sea el manejador de esos derechos, que los otorgue, anule, restrinja, retuerza o amplíe, a su gusto y manera o al gusto y manera del grupo político gobernante. Esto es, la razón de que estamos hablando deriva de considerar deseable  un modelo social en el que el grupo controle y disponga a su albedrío de la libertad y de los derechos del individuo. Ya conocemos a qué clase de sociedades ha conducido históricamente tal consideración, tal planteamiento: al totalitarismo comunista o al totalitarismo nazi.

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La segunda razón anunciada la plantean las vísceras. Muchos de los que abogan por la supresión de la Concertada, alegan que no debe haber diferencias educativas entre los jóvenes; que chicas, chicos, inteligentes, atrasados, ricos, pobres, deben ser tratados por igual y aprender lo mismo (e incluso vestir de igual manera, reclaman algunos). Uniformidad absoluta. Es decir, tal planteamiento visceral proviene del Igualitarismo. En el fondo, quisieran estos igualitaristas anular las diferencias de sexo, de inteligencia, de elegancia y gracia, además de anular las diferencias de riqueza y posición social. No exagero: ese engendro conocido como ideología de género pretende inculcarnos que la única diferencia entre mujeres y hombres es la educación; los promotores de la LOGSE cifraban toda su labor en conseguir que nadie supiera más que nadie (todos los alumnos rasados al nivel del más atrasado de la clase); con la belleza aún no lo han intentado, aunque no me extrañaría que pronto empezasen, pues es notoria su animadversión a que la hermosura se exhiba en pasarelas y anuncios.

Igualdad ante todo, a costa de la libertad y de cualquier derecho. Tal es en el fondo lo que claman sus vísceras. Y esas vísceras, claro está, no son otras que la envidia y el resentimiento. Pero en el disfrute está la penitencia. Tal Igualitarismo, al tener que sofocar y reprimir a todo lo excelente, a todo aquello que destaque,  conduce irremediablemente a una sociedad totalitaria y represora como la comunista.

Así que detrás del intento de acabar con la educación en centros concertados no se halla otro motivo que el intento de instaurar un modelo totalitario que niega la libertad y los derechos del individuo y los supedita a los intereses del grupo. A eso se le llama hoy en día progresismo.

Cierto es que el progresismo lanza hacia los padres cebos  brillantes con tal de convencerlos de dejar en manos del estado su libertad y la educación de sus hijos. Hoy se inculca que los hijos, como las mascotas, son para el propio entretenimiento, y que dejando en manos del Estado a los hijos se desembarazarán de tener que soportarlos desde pequeños y de tener que responsabilizarse por ellos. Hoy se lanza que todo es relativo y que no hay ninguna firme verdad, así que lo único que importa es que tú seas feliz aquí y ahora dejando todo en manos del Estado a tiempo completo. Hoy la igualdad es valor supremo y la disciplina y el sacrificio son valores caducos que hay que abolir.

 

 

 

 

10 comentarios en “EDUCACIÓN, DERECHOS, LIBERTAD Y APARIENCIA

  1. Tremendo artículo. Lo más grave, lo más tremendo, es que todo cuanto se afirma es verdad. No es común tanta lucidez. Pero no, pasará desapercibido. El hundimiento social no hay quien lo pare. Una vez ocurrido, no habrá ni un solo albañil desempleado.

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    • Gracias Sannio. Sí, es verdad. A muchos les parecerá una exageración, pero ese sentimiento de rebaño y de delegar todo (responsabilidad, derechos, libertades) en el Estado palpita en mucha gente que, sorprendentemente, se llena la boca con palabras como libertad.

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      • Pues sí. La moral del rebaño (o de la jauría) es contradictoria, caprichosa y y acomodaticia. Entendiendo por ‘moral’ la forma d vivir y comportarse. Es la moral de Vicente, que va adonde va la gente. Bala o aúlla según se le ordene una u otra cosa. Y muy valiente comentario el dirigido a la señora, en donde citas al mayor «indigente mental», con alta responsabilidad, de los últimos cien años. El absurdo tiene su mayor audiencia y esplendor en las noticias que nos sirven, a diario, los noticieros.

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  2. Espléndido tu post. Lo que no sabía era que ustedes estaban tan mal. Nosotros pésimo..Te cuento:
    Todos igualitos, como los angelitos sin sexo. Quieren que los niños puedan elegir su sexo,y tomar hormonas, sin el consentimiento de sus padres, pero para votar necesitan tener 18 años..Muchos menores ya toman hormonas..
    Cuando se quiso llevar la edad a 16 años, para declararlos culpalbles ,en determinados delitos, se opusieron, y la mayoría llevaba el rechazo colocándose un pin con colibríes..!
    Algo tan trascendente, como lo dicho anteriormente, lo quieren dejar en manos de los niños, a eso se le llama progresismo.
    Cortan la libertad y el derecho de los padres, y en lugar de ocuparse de lo que el Estado debe hacer, lo único que les importa a la mayoría de los gobernantes, es poder votar con la mano enyesada, cualquier disparate, sin ninguna responsabilidad..
    A eso yo le llamo populismo.
    Y no sigo, porque la inseguridad tanto como la educación están por el suelo, y créeme no hago comparaciones..con ningún país.
    Un abrazo fuerte, desde mi país el de los pájaros pintados….igual que muchos gobernantes.

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    • Pues sí, Stella, aquí estamos así y la cosa sigue creciendo. La estupidez, la irresponsabilidad, el odio, el revanchismo, se han instalado en los medios de comunicación, que son quienes gobiernan verdaderamente, y estamos con lo mismo que dices que estáis vosotros, con ciento y pico géneros (me temo que la zoofilia será pronto considerada un género nuevo), tratamientos hormonales y penalización de los padres que se oponen. Escuela como medio de adoctrinamiento y garrote al discrepante. Empezó con todo esto ese ínclito idiota, Zapatero, que se encuentra por Venezuela aleccionando a Maduro. En fin, una manifestación más de la estupidez con que los humanos nos comportamos. Anteriormente, de la estupidez y el sectarismo salían las guerras; ahora salen los más espantosos absurdos.
      Saludos cordiales

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  3. El tema de la educación se está poniendo más difícil que el de la fusión fría, y eso por tres motivos:

    – El mundo está evolucionando a una velocidad en la que es difícil imaginar el futuro a diez años vista, y por tanto, qué se supone que habría que enseñar a los niños, tanto en conocimientos, habilidades y en hábitos de comportamiento.

    – Se ha cuestionado, desde el progresismo, toda la experiencia acumulada sobre la ética y las buenas costumbres que servían de base de conocimiento y referencia sólida para padres y educadores, siendo sustituida por una panoplia de insensateces y zapateradas que solo pueden conducir al caos.

    – Se ha privado, por ley, de autoridad a los padres y educadores, sustituyendo el viejo y efectivo método del premio y castigo por el del buenísimo desorejado.

    Ante este panorama dominado por el progresismo oceánico, solo queda confiar en alguna revolución tecnológica que nos rescate in extremis, antes de que nos disolvamos definitivamente en el ácido corrosivo de la estupidez progresista.

    Saludos y excelente articulo.

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    • La panoplia de insensateces de que hablas no solo domina la educación, sino el mundo. El progresismo, en toda su amplitud, con esas bacantes femibolches a la cabeza, va a llevar a Occidente al abismo. No sé si nos alcanzará ya la revolución tecnológica de que hablas, jaja. Por cierto, un libro que he leído recientemente se muestra muy interesante al respecto. Se titula El Cerebro. Es de David Eagleman. De mitad para adelante pone sobre la mesa la dirección hacia donde se dirigirán los cambios tecnológicos en esa revolución.
      Saludos

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