Una breve y singular historia de España I

 

Si el infortunio de tener los políticos que  tenemos trajera para España la hora de su epitafio, se podría decir de los españoles, “Malograron siempre sus posibilidades por la constante lucha que mantuvieron entre ellos”. Ya lo dijo Bismarck con otras palabras: “¡El día que estos españoles dejen de pelearse, España será la leche! Pero soy pesimista al respecto. Si dejamos de pelear entre nosotros nos aburrimos, y el aburrimiento nos resulta insoportable.

Llevábamos 50 años de próspera tranquilidad, con la mejor calidad de vida y el mejor sistema sanitario de Europa (es dicho por todos los que nos visitan, y, mis hijas, que andan por esos mundos, lo atestiguan), y levantó la pelea el gobierno de Cataluña, arengando a la lucha, con la invención de una historia propia asombrosa, de míticos héroes, sabios y gigantes. En España, dicen ellos, somos villanos, enanos e ignorantes. ¡Qué se le va hacer! El aburrimiento es siempre intolerante. Pero como idiotas hay en todas partes, el ínclito Zapatero se sacó de la manga una Ley de Memoria Histórica con el fin de que el odio entre españoles no muriera por falta de alimento.

Otros países aprendieron a combatir el aburrimiento laborando. En Holanda, en Suecia, en Gran Bretaña, en Suiza, en Norteamérica, en Alemania, el luteranismo y el calvinismo llenaron la vida de miedo y tinieblas a la vez que enseñaron a sobrellevarlas sistematizando el trabajo. Pero en España no tuvimos ese aprendizaje, así que sigue siendo la pelea ideológica –no el debate—nuestra labor más esmerada. ¡Ya lo iremos viendo!

mapa religioso

En fin, las diferencias entre nosotros empiezan por ser climáticas y orográficas. Si uno bordea nuestra costa, desde el Mediterráneo al Cantábrico, encontrará zonas de calas, acantilados, estrechas playas, mares de arena en el Levante, pedregosas playas azotadas por el viento, hermosas rías y frías playas, mares bravíos, ensenadas y recodos encantados. Todo un espectáculo de variedades. Adentro, la alta montaña pirenaica, macizos escalonados por toda la geografía de España, los inmensos llanos de las dos Castillas, el frío estepario de Teruel, Soria, y Ávila, el bochorno asentado en Córdoba y Sevilla y en Écija, la sartén de Andalucía… ¿Cómo se van a criar gentes semejantes en esos climas y en esas orografías? Montaña y llano, calor y escarcha, zonas de perenne primavera no muy lejos de otras con un mes de invierno y once de infierno…, ¿no son causa de caracteres diferentes?

relieve españa

A construir esas diferencias contribuyeron también las invasiones y sus asentamientos. De todos los colores. Celtas en la zona norteña, cartagineses y griegos en la costa mediterránea, romanos por toda la península. Estos últimos nos dejaron su lengua y su Derecho, pero cuando en todo el imperio romano se perdieron los valores que les habían hecho grandes, cuando desapareció el orden social y el caos sobrevino, aparecieron los bárbaros del norte y en toda Europa entraron las tinieblas.

romanos en españa

Primeramente vivieron a España tres pueblos germánicos, suevos, vándalos y alanos. Los primeros dejaron mayor huella,  asentándose en  Galicia, León, Asturias y norte de Portugal. Poco más tarde, llegaron los visigodos, que reinaron en toda España. A los dos siglos y medio de su llegada, nos visitaron los árabes. Con malas intenciones llegaron, y pronto sometieron a todas las poblaciones. La primera de sus oleadas provenía del Yemen y Siria, y mucho más tarde nos volvieron a invadir Almohades y Almorávides, provenientes del Magreb, de Marruecos, Mauritania, Sáhara, Argelia.

reino visigodo de toledo

Para contener la primera oleada musulmana, el emperador Carlomagno dejó unas cuantas gentes en el noreste, en la parte norte  de lo que hoy es Cataluña y la parte este de Aragón, en lo que se conoció como Marca Hispánica. Venían del sureste de Francia y hablaban el Limusin. Con el tiempo abundaron como conejos. Son los que hoy se consideran catalanes de pura cepa, minoritarios en Cataluña pero muy suyos, y muy serviles cuando es menester. No se sabe si la invasión napoleónica dejó mucha simiente en la población española, aunque sí de ideas liberales, que nos hacían buena falta. Me refreno, volvamos al principio, a los iberos.

Apartando a un lado el misterioso caso de Tartessos, nombrado por Hecateo en el siglo VI a. C. y por la Biblia, los primeros habitantes que se establecieron en la península ibérica, fueron, claro, los Iberos. Bien es verdad que los vascos de arraigo, creen que la población vasca es anterior y distinta, y según el inventor del nacionalismo vasco, Sabino Arana, y de su discípulo, Arzalluz, la población vascongada proviene poco menos que del cielo, tal vez de una cohorte de ángeles. Pero a todas luces la lengua vasca es un residuo del ibero inicial, habiéndose traducido casi tres mil textos iberos a través del eusquera. Sucedió que un buen día llegó un contingente celta desde Bélgica y se unió con los iberos de las vascongadas. De esa unión provienen los vascos. Una mezcla semejante a la que se dio en otras zonas peninsulares, norteñas sobre todo.

Mapa pueblos prerromanos

Y estos seres ancestrales nuestros, los iberos, ¿de dónde provenían?, ¿de los ángeles, como aseveraban los dos próceres vascos nombrados? Pues no. El historiador Jorge Alonso y el doctor Arnáiz, inmunólogo, han hallado extraordinarias similitudes lingüísticas y genéticas entre los vascos y el pueblo Tuareg, que lo forman bereberes saharianos extendidos por Marruecos, Argelia, Mauritania y el Sahara. Es decir, zona de la que procedían Almohades y Almorávides. Así que, en todo caso, los ascendientes del ínclito Sabino Arana y del muy suyo padre Arzalluz, el del Rh (-), si eran ángeles, eran ángeles muy morenos.

CONTINUARÁ…

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