Romeo y Julieta, y otros amantes suicidas

El tan antiguo  tema de los amantes suicidas se ha novelado en diferentes épocas históricas. Romeo y Julieta es solo un ejemplo que la mano de Shakespeare hizo excelso, pero hay otras numerosas historias acerca del mismo tema. Con diferencias de matiz en unos y otros, los esquemas argumentales son muy parecidos: una joven pareja a quien su entorno social impide que se amen libremente, recurre a algún ardid para lograrlo, pero de dicho ardid se derivarán circunstancias funestas. Finalmente, al morir uno de ellos o al simular haber muerto, el otro se quitará  la vida o morirá de desdicha.

Hoy en día resulta difícil de creer en la existencia de los suicidios por amor. Más frecuente suele ser el suicidio por motivos de rechazo amoroso, y ni siquiera por esas, todo lo más, una leve depresión anímica y un resquemor a relaciones futuras. En cambio, los asesinatos del amante por despecho no son pocos: el rechazo lleva a la venganza. Recordemos la clásica frase del enamorado no correspondido: «Será mío/mía o no será de nadie». Sin embargo, el Romanticismo nos enseñó que el suicidio por amor o por rechazo puede ser un acto poético, y no fueron pocos los que, como nuestro Larra, cumplieron con ello.

Píramo y Tisbe

Yendo al tema, los primeros amantes suicidas de quienes la literatura nos ofrece noticias fueron Píramo y Tisbe. Estos babilonios, que vivían en hogares cercanos, encontraron en sus padres la oposición a su amor juvenil. Un buen día acuerdan encontrarse en las cercanías de un bosque y huir en la oscuridad de la noche, pero las circunstancias enredan el encuentro. Tisbe llega al lugar pero la amenaza de una leona la obliga a esconderse en una oquedad rocosa. Se le cae el velo con que se cubría y la leona le mancha de sangre. Llega Píramo y, al verlo ensangrentado y sabiendo que era de su amada, la cree muerta. Allí mismo se clava su cuchillo. Tisbe sale de su escondite y ante la visión de su amado muerto, le arranca el puñal y se lo clava ella. Desde entonces, los frutos de la morera se tiñen de púrpura.

Tal es la leyenda que narra Ovidio en su obra La metamorfosis, pero otros autores hablan de una Tisbe embarazada que se suicida por miedo a sus padres. Tal suicidio causa el de Píramo. Tisbe se convierte en fuente y Píramo en río. Los Beatles hicieron una adaptación teatral  de este relato, actuando Paul McCartney de Píramo y John Lennon de Tisbe. En estos dos enlaces puede visualizarse.

Tristán e Iseo (o Isolda)

He aquí a dos amantes que habitan Cornualles, Irlanda y Bretaña, es decir, que son personajes de las leyendas celtas, es decir, que el relato de sus amores es extraordinario, con todo lujo de maravillas, tal como lo es la literatura de origen céltico. Tristán, el sobrino y protegido del rey de Cornualles, viaja a Irlanda con el fin de traer a la joven Iseo para casarse con su tío. Iseo se enamora enseguida de Tristán, pero éste, por amor y respeto hacia su tío, se mantiene inalterado ante sus encantos. Ocurre entonces algo que va a resultar trágico, la pócima de amor preparada para que Iseo se enamorase de su futuro marido la bebe por error Tristán. Ya tenemos a los dos personajes enamorados, aunque no es voluntad de Tristán, sino efecto del filtro de amor que ha tomado.

Las peripecias en que se ven envueltos los dos amantes son numerosas y sería prolijo contarlas, así que vayamos al final; un final funesto, claro está. Tenemos a Tristán en Bretaña junto a su amigo Kaherdin e Iseo, la de las Blancas Manos (que no es  Iseo la Bella —o la Rubia—, que es a quien Tristán ama), con quien está casado. Tristán sufre una herida envenenada y pide a su amigo que vaya a Cornualles en busca de su amada, Iseo la Bella, porque sólo ella  puede curarle. Antes de partir le encarga que si regresa con ella ponga velas blancas en el barco, y negras en caso contrario. Iseo está con su esposo el rey, pero escapa para regresar con Tristán y curarle.

El despecho de Iseo la de las Blancas Manos hacia Tristán —por no amarla a ella sino a Iseo la Bella— va a ser el desencadenante de la tragedia. Tristán espera ansioso la venida de su amada Iseo, pero su estado le impide asomarse al puerto. La de las Blancas Manos le dice a Tristán que se ve un barco con velas negras, lo que le hace morir de dolor. Llega Iseo poco después Iseo la Bella y al verlo muerto muere a su vez de amor por él. (Morir de amor de esta manera es en verdad una suerte de suicidio: no lo ordena la voluntad, sino todo el organismo, que abandona su funcionamiento).

Wagner creará una obra lírica sobre la obra, pero le dará un final un tanto diferente. En realidad, de Tristán e Iseo existieron varios poemas que se han perdido, y los que poseemos, escritos en el siglo XII, presentan diferencias los de Béroul, de Thomas de Bretaña y del alemán Eilhart.

En este enlace se cuenta la historia: https://youtu.be/h1KHlAAjaBk

Romeo y Julieta

También en esta historia es la oposición de las familias, los Montesco y los Capuleto, quienes constituyen el problema al que se enfrentan los enamorados. El enredo fatal es también aquí una pócima que provoca a quien la toma un sueño que dura 24 horas. Julieta la toma para que, creyéndola muerta, pueda evitar casarse con el pretendiente que sus padres le han asignado. Romeo debía estar al tanto del asunto por un mensajero, pero el mensaje que aclararía el simulacro nunca le llega. Muy al contrario, su criado le anuncia que Julieta está muerta. Entonces, no pudiendo vivir una vida sin ella, toma a su vez un veneno y cae muerto a su lado. Julieta despierta y la desdicha que siente le hace tomar el puñal de Romeo y darse muerte.

La historia la toma Shakespeare de una larga tradición de trágicos relatos italianos que muy probablemente se inspiraban en la historia de Príamo y Tisbe.

Aquí pongo también un enlace a un resumen de la historia: https://youtu.be/38AucUcn-wU

Calisto y Melibea

El tema de Calisto y Melibea se trata en la obra de Fernando de Rojas La Celestina. Al contrario de los otros relatos que tratamos, en Melibea hay un rechazo hacia Calisto, pero, no nos sintamos decepcionados, también existe la pócima para solucionarlo. Calisto siente un frenético amor hacia Melibea pero es rechazado. Un criado le consuela asegurándole que logrará el amor que tanto anhela por mediación de la Celestina, una «alcahueta y hechicera» que actúa por dinero. El elixir de amor empapa en este caso una madeja de hilo que siendo tocada por Melibea hace nacer en ella un fuerte deseo amoroso hacia Calisto.

El desenlace final tiene lugar por un accidente. Es el tercer encuentro de los enamorados en casa de Melibea, y Calisto queda dormido en su regazo. Despierta tarde y corre presuroso por temor a que el padre de Melibea les encuentre juntos en los aposentos de ella. Al tratar de escapar por un muro, resbala y cae con tan mala fortuna que muere en el acto. Al enterarse de su muerte, Melibea, hechizada aún, se tira desde lo alto de la casa y pierde la vida. ¡Suicidarse por un accidente y una pócima de amor!

Y he aquí una dramatización juvenil de la obra: https://youtu.be/xsyy1HuvoL8

Los amantes de Teruel

Son Diego de Marcilla (el nombre original era Juan de Marcilla) e Isabel de Segura, y la acción ocurre en el siglo XIII en Teruel, una ciudad de Aragón. La casualidad hace que se encuentren en el mercado y nazca el amor en ellos. Diego, de escasas riquezas, piensa en salir al mundo a ganar fortuna con el fin de ser aceptado por los padres de Isabel. Se embarca hacia la Reconquista de Al-Ándalus suplicando un plazo de espera para su vuelta de cinco años, que Isabel acepta.

A punto de cumplirse el plazo y sin tener noticias suyas, Isabel lo cree muerto y acepta casarse con otro. Varios imprevistos han retrasado a Diego, que llega cuando la boda ya se ha celebrado. Enajenado, se introduce en la alcoba de los recién casados y mientras el marido ronca Diego suplica un beso, pero la casta Isabel se niega a tal requerimiento. Diego cae entonces muerto de amor (el organismo entero se suicida). Al muerto lo retiran, pero antes de ser enterrado Isabel aparta la mortaja y lo besa con tal amor y delirio que cae allí mismo muerta.

La versión más conocida de esta leyenda la escribió Juan Antonio Hartzenbush, pero ha habido otras muchas versiones, entre ellas la de Tirso de Molina. Tomás Bretón compuso una ópera con el tema. Y quizás el tema sea menor en comparación con los anteriores, pero no cabe duda de que tiene en la actualidad una gran proyección popular. Cada año se celebra en Teruel, durante varios días y con gran asistencia de público, el suceso, que se presenta como obra de teatro con gran boato y acierto.

Éste es un bello resumen: https://youtu.be/bBZ_vCu0G1M

Estos trágicos amoríos me hacen pensar en la inconsistencia de la naturaleza humana. Imaginemos que los protagonistas no han sufrido esos funestos sucesos y, por el contrario, se han casado. Muy probablemente su amor se hubiese secado en pocos años, pasando a un estado de indiferencia amorosa, de simple afecto o de odio entre ambos. Sin embargo, el amor puede perdurar hasta la muerte (aunque ésta sea muy lejana) al modo de Abelardo y Eloísa. El filósofo y su alumna tuvieron amoríos que se hicieron famosos ya en el siglo XI. Pero era demasiado para la época. A Abelardo le castraron y a Eloísa la obligaron a entrar en un convento. Sin embargo, ese distanciamiento y las amorosas misivas que se escribieron hasta su muerte, lograron mantener la llama de su pasión sin extinguirse.

Lo cierto es que la irracionalidad humana termina por sacar cualquier cosa fuera de quicio.

Una breve y singular historia de España II

califato omeya en españa

LA RECONQUISTA

La cifra estimada de visigodos en España es de 200.000 personas, mientras que la población ibero-romana se estima en 5 millones. El dato refleja el hundimiento de la organización social que había tenido lugar en todo el Imperio Romano, así como la desaparición de todo rastro de identidad grupal y moral que permitiera que hacer frente a una invasión de bárbaros germanos con tan escaso número de efectivos. Dos siglos de dominio visigodo no mejoraron la cuestión sino que favorecieron la invasión musulmana que, compuesta en un primer momento por poco más de diez mil hombres, se apoderó en pocos años de toda España.

Al contar la historia de los reinos musulmanes en España apenas se hace mención al hecho de que la mayoría de los gobernadores de las grandes ciudades eran muladíes, esto es, convertidos del cristianismo al Islam a cambio de seguir manteniendo su poder. Dado el escaso número de efectivos musulmanes que vinieron con la primera invasión, su método de conquista y asentamiento consistía en dejar una guarnición de soldados en las distintas zonas ocupadas y en pactar con los nobles visigodos el mantenerse en el poder a cambio de convertirse al Islam y de pagar tributos. Pero durante varios siglos la mayoría de población siguió siendo cristiana y hablando la lengua romance. Mozárabes se les llamó. Paulatinamente muchos de ellos fueron huyendo hacia el norte, poblando las regiones que los cristianos iban paulatinamente reconquistando.

Un error muy generalizado es el de suponer que las luchas durante los siglos de ocupación musulmana se produjeron  exclusivamente contra los cristianos.  Desde el año 850 hasta el 932 en que el califa de Córdoba , Abderramán III, les somete a obediencia, prácticamente toda la España musulmana se rebela contra el poder central, siendo dirigidos por los emires muladíes de las ciudades, y secundados por la población mozárabe. Toledo, Mérida, Badajoz, se declaran independientes, así como muchas pequeñas poblaciones de Lérida y Huesca. Y he aquí que surge una especie de bandolero en la serranía de Ronda, en Andalucía, Umar Ibn Hafsum, un muladí que trae en jaque a las tropas del emir de Córdoba y que llega apoderarse de Sevilla, Granada y otras grandes ciudades. Su vida es una absoluta fábula, siendo un maestro de engaños, de cambios de opinión, faltando a su palabra a la menor ocasión y declarándose cristiano en alguna ocasión.

Bueno, todo lo anterior pone de manifiesto que el mundo de al-Ándalus era de todo menos pacífico y homogéneo. Muladíes, mozárabes, árabes yemeníes, bereberes, cristianos al norte, y judíos, de quienes no hemos hablado aún; y también repoblación franca en la zona pirenaica, y gentes del Languedoc  en el norte de lo que hoy es Cataluña. Un explosivo cóctel de religiones, etnias, procedencias, culturas y lenguas.

Hablemos un poco de los judíos. Algunos eruditos retrotraen su llegada a España a los tiempos de Salomón, sin embargo, evidencia de su presencia solo existe desde la época romana. Se sabe que los primeros visigodos, de rito arriano, no les trataron muy bien, pero al adoptar Recaredo el catolicismo su situación empeoró gravemente. Así que recibieron con los brazos abiertos al musulmán y aunque obtuvieron algunas ventajas de los nuevos mandamases, no por eso tuvieron un trato benigno, ya que tuvieron que pagar impuestos extraordinarios y la discriminación hacia ellos no disminuyó. Sin embargo, con el tiempo, su laboriosidad, conocimiento y capacidad para lidiar con adversidades, muchos de ellos llegaron a ocupar cargos de relevancia tanto en las administraciones musulmanas como en las cristianas. Todavía existen unos cuantos miles de ellos, los denominados judíos sefardíes, esparcidos por todo el mundo que hablan el Román paladino, la antigua lengua que hablaban sus ascendientes en Sefard, esto es, la península ibérica. Todavía, esperando volver pronto, algunos conservan la llave de la casa de sus ancestros en Toledo, que tuvieron que abandonar cuando los Reyes Católicos les expulsaron. Ejercieron un gran papel durante el califato de Córdoba y los primeros reinos de Taifas; y en la Escuela de Traductores de Alfonso X el Sabio en Toledo. Maimónides y Ben Ezra fueron sus sabios más reconocidos.

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¿Qué pasó con reinos cristianos del norte peninsular? Tras la victoria del noble Pelayo en Covadonga, el reino asturiano se fue ensanchando hasta englobar a los condados de León, Galicia y Castilla, pero su rey Alfonso III el magno tuvo la “feliz idea” de repartir sus posesiones entre sus cinco hijos, y, así, con posterioridad, surgieron los reinos de León, Castilla, Navarra y Aragón, que anduvieron peleándose entre sí, juntándose y separándose, a la vez que guerreaban contra los musulmanes para obtener tributos de ellos.

Tras de estar a punto de perecer la organización musulmana en España debido a las revueltas de los muladíes, al empuje de los cristianos del norte y a los malos gobernantes del emirato, de pronto, con la llegada al poder de Alderramán III y su instauración del Califato en Córdoba, el reino andalusí se convierte en referencia del comercio y la riqueza del mundo, compitiendo con Bizancio. Acaba con las revueltas muladíes, frena a los cristianos del norte y los derrota repetidamente. Córdoba alcanza una población de casi un millón de habitantes, y su cultura se plasma en bellos edificios y en sabios de renombre. Pero todo tiene un fin. Todavía su sucesor agrandaría su nombre y riqueza, pero a costa de un coste fiscal agobiante y de traer numerosas tropas bereberes del norte de África. Almanzor se dedica a guerrear incesantemente contra los cristianos y a su muerte se declara una guerra civil que acaba con todo el esplendor del califato. Entonces cada medina se independiza y aparecen los reinos de Taifas. A partir del año 1030 empieza el gran declive del poder musulmán en España.(Con la aparición de las Taifas y de los diversos reinos cristianos ya se nos prefiguraba a los españoles un afán por vivir juntos pero independientes y reñidos)

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El año 1085 Alfonso VI de León conquista Toledo a los musulmanes –que como Zaragoza y otras ciudades con gobierno musulmán, pagaban parias, tributos, a los reyes de Castilla y de León—y entonces comienza el principio del fin. Toledo era una ciudad emblemática porque había sido capital del reino visigodo y porque poseía un gran simbolismo para los cristianos. Entonces se unen los reinos de Castilla y de León y parece que la reconquista durará unos pocos años, pero los musulmanes llaman en su auxilio a los Almorávides, un nuevo poder musulmán en el norte de África.

Dos hechos son dignos de ser destacados en esta encrucijada. En primer lugar, que los gobernantes de todos los reinos cristianos de la península acuden a rendir homenaje a Alfonso VI, quien había sido coronado emperador (Imperator totius Hispaniae) en León. El segundo hecho a resaltar es que en todo el mundo musulmán  a partir del siglo XI la interpretación moralmente más rígida y menos amiga de la libertad de conciencia se impuso a todas las demás, y la fuerza creativa del mundo musulmán desapareció. En la España musulmana no fue menos (aunque la cultura siguió floreciente unos decenios en los reinos de Taifas). Almanzór, antes de la llegada de los almorávides ya hizo quemar la estupenda biblioteca de Al Hakam II, pero con la llegada de los almorávides y más adelante y, sobre todo, con la llegada de los Almohades, todo libro distinto del Corán fue objeto de persecución y quema.

En diferentes oleadas los almorávides llegaron a apoderarse de los reinos de Taifas, y aunque mantuvieron por unos años la expansión castellana, el rey de Aragón Alfonso I se apoderó de Zaragoza y de plazas circundantes en 1118, y tanto era el descalabro de los almorávides para entonces que realizó una razzia por al-Ándalus sin apenas enfrentamientos y se le unieron 24.000 mozárabes con los que repobló las nuevas tierras conquistadas. De nuevo la suerte de los musulmanes en España perecía echada, pero de nuevo apareció por el sur un nuevo ejército musulmán, con una rigidez religiosa más extrema que la de los almorávides, los almohades, quienes primeramente sometieron con grandes esfuerzos a los almorávides y luego detuvieron a los reinos cristianos.

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El choque que resolvía el destino de los musulmanes en España se conoce como la batalla de Las Navas de Tolosa. Alfonso VIII había sido derrotado en 1195 en Alarcos por los almohades, así que se buscó una coalición de reyes cristianos para hacerles frente: el reino de Castilla, la corona de Aragón, el reino de Navarra, la Orden de Santiago, la de Calatrava, y los caballeros Templarios y Hospitalarios. El resultado fue una total victoria a favor de las agrupación cristiana. Tal hecho ocurrió en 1212. El poder musulmán, tras cinco siglos, acabó en España. Para mediados del siglo XIII solo se mantuvo en pie, y a costa de pagar un enorme tributo a los reyes castellanos, el reino de Granada.

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Una breve y singular historia de España I

 

Si el infortunio de tener los políticos que  tenemos trajera para España la hora de su epitafio, se podría decir de los españoles, “Malograron siempre sus posibilidades por la constante lucha que mantuvieron entre ellos”. Ya lo dijo Bismarck con otras palabras: “¡El día que estos españoles dejen de pelearse, España será la leche! Pero soy pesimista al respecto. Si dejamos de pelear entre nosotros nos aburrimos, y el aburrimiento nos resulta insoportable.

Llevábamos 50 años de próspera tranquilidad, con la mejor calidad de vida y el mejor sistema sanitario de Europa (es dicho por todos los que nos visitan, y, mis hijas, que andan por esos mundos, lo atestiguan), y levantó la pelea el gobierno de Cataluña, arengando a la lucha, con la invención de una historia propia asombrosa, de míticos héroes, sabios y gigantes. En España, dicen ellos, somos villanos, enanos e ignorantes. ¡Qué se le va hacer! El aburrimiento es siempre intolerante. Pero como idiotas hay en todas partes, el ínclito Zapatero se sacó de la manga una Ley de Memoria Histórica con el fin de que el odio entre españoles no muriera por falta de alimento.

Otros países aprendieron a combatir el aburrimiento laborando. En Holanda, en Suecia, en Gran Bretaña, en Suiza, en Norteamérica, en Alemania, el luteranismo y el calvinismo llenaron la vida de miedo y tinieblas a la vez que enseñaron a sobrellevarlas sistematizando el trabajo. Pero en España no tuvimos ese aprendizaje, así que sigue siendo la pelea ideológica –no el debate—nuestra labor más esmerada. ¡Ya lo iremos viendo!

mapa religioso

En fin, las diferencias entre nosotros empiezan por ser climáticas y orográficas. Si uno bordea nuestra costa, desde el Mediterráneo al Cantábrico, encontrará zonas de calas, acantilados, estrechas playas, mares de arena en el Levante, pedregosas playas azotadas por el viento, hermosas rías y frías playas, mares bravíos, ensenadas y recodos encantados. Todo un espectáculo de variedades. Adentro, la alta montaña pirenaica, macizos escalonados por toda la geografía de España, los inmensos llanos de las dos Castillas, el frío estepario de Teruel, Soria, y Ávila, el bochorno asentado en Córdoba y Sevilla y en Écija, la sartén de Andalucía… ¿Cómo se van a criar gentes semejantes en esos climas y en esas orografías? Montaña y llano, calor y escarcha, zonas de perenne primavera no muy lejos de otras con un mes de invierno y once de infierno…, ¿no son causa de caracteres diferentes?

relieve españa

A construir esas diferencias contribuyeron también las invasiones y sus asentamientos. De todos los colores. Celtas en la zona norteña, cartagineses y griegos en la costa mediterránea, romanos por toda la península. Estos últimos nos dejaron su lengua y su Derecho, pero cuando en todo el imperio romano se perdieron los valores que les habían hecho grandes, cuando desapareció el orden social y el caos sobrevino, aparecieron los bárbaros del norte y en toda Europa entraron las tinieblas.

romanos en españa

Primeramente vivieron a España tres pueblos germánicos, suevos, vándalos y alanos. Los primeros dejaron mayor huella,  asentándose en  Galicia, León, Asturias y norte de Portugal. Poco más tarde, llegaron los visigodos, que reinaron en toda España. A los dos siglos y medio de su llegada, nos visitaron los árabes. Con malas intenciones llegaron, y pronto sometieron a todas las poblaciones. La primera de sus oleadas provenía del Yemen y Siria, y mucho más tarde nos volvieron a invadir Almohades y Almorávides, provenientes del Magreb, de Marruecos, Mauritania, Sáhara, Argelia.

reino visigodo de toledo

Para contener la primera oleada musulmana, el emperador Carlomagno dejó unas cuantas gentes en el noreste, en la parte norte  de lo que hoy es Cataluña y la parte este de Aragón, en lo que se conoció como Marca Hispánica. Venían del sureste de Francia y hablaban el Limusin. Con el tiempo abundaron como conejos. Son los que hoy se consideran catalanes de pura cepa, minoritarios en Cataluña pero muy suyos, y muy serviles cuando es menester. No se sabe si la invasión napoleónica dejó mucha simiente en la población española, aunque sí de ideas liberales, que nos hacían buena falta. Me refreno, volvamos al principio, a los iberos.

Apartando a un lado el misterioso caso de Tartessos, nombrado por Hecateo en el siglo VI a. C. y por la Biblia, los primeros habitantes que se establecieron en la península ibérica, fueron, claro, los Iberos. Bien es verdad que los vascos de arraigo, creen que la población vasca es anterior y distinta, y según el inventor del nacionalismo vasco, Sabino Arana, y de su discípulo, Arzalluz, la población vascongada proviene poco menos que del cielo, tal vez de una cohorte de ángeles. Pero a todas luces la lengua vasca es un residuo del ibero inicial, habiéndose traducido casi tres mil textos iberos a través del eusquera. Sucedió que un buen día llegó un contingente celta desde Bélgica y se unió con los iberos de las vascongadas. De esa unión provienen los vascos. Una mezcla semejante a la que se dio en otras zonas peninsulares, norteñas sobre todo.

Mapa pueblos prerromanos

Y estos seres ancestrales nuestros, los iberos, ¿de dónde provenían?, ¿de los ángeles, como aseveraban los dos próceres vascos nombrados? Pues no. El historiador Jorge Alonso y el doctor Arnáiz, inmunólogo, han hallado extraordinarias similitudes lingüísticas y genéticas entre los vascos y el pueblo Tuareg, que lo forman bereberes saharianos extendidos por Marruecos, Argelia, Mauritania y el Sahara. Es decir, zona de la que procedían Almohades y Almorávides. Así que, en todo caso, los ascendientes del ínclito Sabino Arana y del muy suyo padre Arzalluz, el del Rh (-), si eran ángeles, eran ángeles muy morenos.

CONTINUARÁ…

DE  CULTURAS, LIBROS, SABIOS Y BIBLIOLITAS

                          gilgamesh

 

Hace siete mil años la supernova Vega iluminó el cielo de Iraq  formando un gran carrusel de luces y sombras en lo alto de las llanuras mesopotámicas. Los sumerios la identificaron con la diosa Ea, a quien atribuyeron la invención de la escritura. Fruto de esta invención germinó un poema que fue reescribiéndose en tablillas de barro durante dos mil años, sobreviviendo a grandes imperios, sumerio, acadio, asirio, babilónico…, a tiranos y a dioses de toda índole y condición. El grandioso poema de Gilgamesh narra la historia de este rey, que busca el elixir de la inmortalidad, y  narra el Diluvio Universal como castigo de los dioses a la iniquidad de los hombres.

homero

El ciego Homero regaló a los griegos y a los bárbaros la Iliada y  la Odisea. Otros muchos ciegos han empedrado con su obra el edificio de la literatura. Milton puso una colosal piedra, El Paraíso Perdido;  James Joyce y Borges perdieron la vista, siendo ya adultos, por el mucho leer, e inventaron un lenguaje nuevo desde sus tinieblas. Cuanta la leyenda que Demócrito de Abdera fue ciego por voluntad propia, que se arrancó los ojos para que la visión de las cosas no le distrajera. Conjeturó la teoría atómica de la materia y conoció todas las ciencias y las artes de la antigüedad, pero se sintió más pagado de la alquimia que de cualquier otro saber. Alquimistas, como él, fueron Zósimo de Panópolis, Geber, Paracelso y Raimón Llull, que, buscando la Piedra Filosofal, recorrieron muchas estancias del alma  y crearon pócimas y artilugios de gran utilidad.

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Bibliolitas son llamados los destructores de libros. El emperador  Diocleciano, creyendo que los alquimistas fabricaban oro y temiendo que ello causara una fuerte inflación, ordenó quemar todos los libros de alquimia a lo largo y ancho del imperio romano. Dice la leyenda que el mismo emperador destruyó Coptos, en Egipto, donde era especialmente adorado Thot, el dios con forma de ibis, señor de la escritura y del tiempo. Alguien del séquito imperial, robó un pergamino atribuido al mismo Thot: quien conociera una sola de sus páginas podría dominar con su encanto el Cielo, la Tierra, y el Gran Abismo. Pero —sigue relatando la leyenda—, todos los que intentaron leer aquel libro cayeron fulminados al no hacerlo con la debida entonación. Tal es otro filo de la espada del Saber.

La historia narra la existencia de numerosos bibliolitas. El más antiguo del que tenemos noticias fue Nabomasar, fundador del segundo imperio babilónico; quien ordenó destruir todos los escritos de dinastías anteriores con el fin de aparecer en la posteridad como primer rey de Babilonia. Podemos añadir muchos más: al-Hakan II de Córdoba, que mandó quemar —como penitencia por una borrachera— la biblioteca de la medina andalusí; Santo Domingo quemó los libros de los albiguenses (a ellos también); los cruzados dieron a las llamas los cien mil volúmenes de la Dar-em-ilm, la biblioteca árabe de Trípoli; los vikingos, libraron a Inglaterra de  libros…

 

Hubo un pueblo sin bibliolitas porque no usaba escritura. Los druidas celtas la temían; pensaban que la palabra escrita carece de vida, yace muerta en el pergamino, de ahí su memoria prodigiosa, cultivada con esmero y dedicación toda su vida. Hay un libro que no puede sucumbir a las llamas porque es increado: según los exégetas musulmanes, el Corán existe antes de la Creación, es una cualidad misma de Alá el Todopoderoso. Otro libro cercano, la Bíblia, por ser palabra divina, encierra el conocimiento de todas las cosas, incluso de la creación. A la labor de desentrañar ese conocimiento y adquirir el poder creativo se dedica la escuela esotérica judía que denominamos La Cábala, y lo hace desde poco después de fundarse Alejandría, donde se instauraron los principios de ese saber.

khayyam

La gran biblioteca de Alejandría contenía todo el saber griego, persa e hindú; la filosofía, las matemáticas, la astrología, la alquimia… Un bibliolita —el obispo Cirilo, en el siglo IV de la cristiandad— acabó con tan omnímodo y pretencioso saber, dándolo a la purificación del fuego. Algo rescataron los árabes, que lo hallaron disperso aquí y allá; y entre ese algo apareció el Almagestro de Ptolomeo.  Tales hechos posibilitaron que el mejor astrónomo de la Edad Media, el persa Omar Khayyam, pudiera elaborar en el siglo XI un calendario que superaba con mucho en exactitud al de occidente. Además, Omar Khayyam, fue el mejor matemático de su época, obteniendo soluciones a las ecuaciones cúbicas  que no se lograrían en Europa hasta seis siglos después. Aunque su fama se la debe a sus famosas Rubaiyat (cuartetas), poemas extremadamente bellos de amor y desengaño, escritos en su vejez. No puedo sustraerme a mostrar uno:

Cada mañana el rocío abruma los tulipanes y las violetas,

pero el sol las libera de su brillante peso.

Cada mañana el corazón me pesa más en el pecho,

pero tú lo liberas de su tristeza.

Otra leyenda relaciona la juventud de Khayyam con la de Hasan as-Sabbah, terrible jefe de los Asesinos, una secta ismaelita que empleaba la daga y el poco miedo a la muerte de sus fieles como método de coacción. Este Hasan, hombre de vasta cultura, creó una gran biblioteca en Alamut, un castillo inexpugnable en la zona caucásica del Irán que destruyeron en el siglo XIII los mongoles,  y una prédica religiosa de alto contenido esotérico e intelectual que influyó en gran medida en otros pensadores islámicos. Dante Alighieri la tuvo que conocer pues en su Divina Comedia, la concéntrica disposición de los siete cielos es semejante a la descrita por Hasan. En el cuarto cielo coloca Dante  a Beda el Venerable, monje inglés del siglo VII que recuperó para los hombres partes esenciales de la historia de Irlanda e Inglaterra. Otro tanto hizo Snorri Sturluson en Islandia con las sagas y los mitos escandinavos. Unos y otros  rescataron al Saber de la llama del tiempo y del olvido. Tal como hizo el capitán Richard Burton, que trasladó al inglés las maravillosas narraciones contadas  desde muchos siglos atrás en las plazas públicas de las medinas islámicas, formando con ellas ese prodigio llamado Las mil y una noches.

quijote

En el siglo XIX, Eduard Fitzgeral rescató las Rubáyat de Khayyam para su lengua inglesa, la lengua que Shakespeare hizo universal. Su otra gran pasión fue leer el Quijote; esa gran novela que el manco Cervantes soñó en una prisión barberisca y escribió en la soledad de sus pensamientos.

Comenzamos por el Gilgamesh y hemos llegado al Quijote, dos grandes motivos de felicidad. No pasarán años antes de que revelemos otros motivos semejantes.

 

Aprovecho la ocasión y, en aras a mi interés, recomiendo mi libro de relatos Borges en su laberinto. Tiene un módico precio de 8 euros en papel y 4 en formato Kindel

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ACTUALIDADES

WHATSAPP

_No tengo televisión, no leo los periódicos y me informo de la actualidad noticiera de cuando en cuando, así que no estoy muy al día de lo que ocurre en el mundo. Por eso esta mañana, a las siete, recién despierto, mi amigo Carlos, que tiene la extraña costumbre de pasear el perro a esas horas, me ha enviado un rosario de WhatsApps con carácter de urgencia –pues aparecieron de seguido—, y en ellos me ha detallado la actualidad que corre de boca en boca. Los he respondido uno a uno en la medida en que he podido.

“Oye, me decía en el primero, que el odio, la incultura, el resentimiento, las ansias de destrucción y el fascismo comunista han formado en España gobierno.”

_¿Estás seguro?, le respondo yo, ignorante. No será para tanto, añado. No me contesta.

El segundo Whats… es más explícito:

“Te auguro lo que será esta legislatura: desbaratar el ejército; apoderarse de la judicatura; extender una gran red clientelar regalando subvenciones; legislar para que sus tres puntas de lanza, el cambio climático, la ideología de género y el ataque al fantasma del franquismo, provoquen graves heridas en la libertad de expresión de ciudadanos y medios. También llegarán a un compincheo con el nacionalismo separatista,  de mucho “diálogo” y pocos acuerdos pero que calmará el ambiente hasta las elecciones siguientes.”

_Yo quedo patidifuso por la extrañeza que me causan tales augurios. A esas horas, aún medio dormido, no encontré nada sustancial que decir. No contesto.

“El golpe de muerte a la democracia lo pretenden dar en la legislatura siguiente, dice el tercer Whats…”. “Amañarán las elecciones, como siempre hizo el socialismo (acuérdate de Cuba, de Rusia, de Bolivia, de Venezuela…), y entonces caerá la banca, los medios de comunicación…; y la libertad de expresión estará expresamente prohibida”

_Hala, exagerado, replico, tenemos a Europa para parar eso; y no creo que en el siglo XXI puedan hacer un asalto semejante al Estado, al estilo de la Revolución Bolchevique o del chavismo venezolano.

_Me contesta a este What… sin pérdida de tiempo:

“¿Europa?, ¿cómo eres tan ingenuo?, Europa es una ficción económica de funcionarios extraordinariamente bien pagados. No es nada más que eso. Detrás no hay sentimiento, comunidad, lengua, identidad…Es un tinglado que beneficia a unas decenas de miles de enriquecidos burócratas que chupan del caramelo y cuya única preocupación es tener las posaderas calientes, y un lugar de negocios para las grandes fortunas. Nada más.”

_Lo cierto es que tales “lindezas” me desconciertan, ¿se ha vuelto loco mi amigo?, pienso. Pero no puedo pensar mucho porque enseguida me lanza otra andanada de metralla prosiguiendo con el mismo asunto:

“¿Has visto que Europa o la ONU ejerzan alguna presión que no sea un mero empaque al régimen chavista de Venezuela que ha provocado cinco millones de exiliados y cientos de miles de muertos por inanición o enfermedades fácilmente curables?”

_La verdad es que no, le contesto tímidamente; y sin ninguna respuesta que merezca la pena darle, paso a leer el Whats…siguiente.

“Fíjate en las acciones de esa camada cuando gobiernan. Pongamos por caso los premios nacionales que han concedido este año pasado los rabiosos muchachos de la izquierda encargados de repartir los galardones: el Premio de Narrativa, a una ácrata que considera literatura colocar un insulto tras otro en las páginas de un libro. El Nacional de Poesía, a una independentista gallega. De Ensayo, a un historiador gallego que parece odiar con todas sus fuerzas a España. De Dramaturgia, a un pertinente defensor de la LGTBI. El de Las Letras, a un vasco nacionalista y de izquierdas.  ¿Crees aún que la revolución comunista no está ya en marcha, en acelerada marcha?”

_¡Ostras!, me documento y… todo lo expuesto es cierto, ¿qué puedo alegar?, nada. Me lanzo al último Whats… que me ha enviado de corrido con cierto recelo…, todo se ha de decir.

“Mira, dice mi amigo, en la toma del poder, para eternizarse en él, utilizarán la misma estrategia que empleó Lenin y Fidel Castro y Mussolini y Chávez y Maduro y Hitler. Pucherazos electorales y garrote y prohibiciones y los gulags si se tercian.”

_A estas alturas de whatsappeo ya no sé quién me produce más miedo, si mi amigo o el gobierno que se ha formado. Solo me atrevo a decir…, los jóvenes, ¿consentirán en perder su libertad?  Y me responde como el rayo:

“¡Los jóvenes…! Una subvención por aquí, un sueldete gratuito por allá, botellón los viernes y sábados, un poco de cambio climático semanal, otro poco de guerra civil, otro tanto de ideología de género los martes y jueves, el ataque contra Franco los miércoles y otros engaños más o menos indecorosos, y los jóvenes ya están dispuestos a tomar las calles en nombre del comunismo.”

_Lo cierto es que no me atrevo a contradecirle en nada ni tengo argumentos para hacerlo; tan solo inquiero, ¿Ves algún posible arreglo?, y me responde:

PEDRO Y PABLO 3

“La única esperanza que nos asiste es que son dos machos alfa los que forman gobierno, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias… Si se matasen a dentelladas entre ellos…”

_Me despido sin palabras. Pero antes leo un informe que me envía Google del año 2019. Los viajes que hice en avión, en tren, en coche, a pie. Las ciudades que visité –y fotos de ellas—, los bares en que bebí, los supermercados donde compré, los aeropuertos, estaciones ferroviarias, carreteras, pueblos, montañas, casas…, en donde estuve…¿Tengo que confesar que esta actualización informativa casi me lleva a la depresión? Así que retorno a mi caverna para superar el mal trago mañanero. Buen día.

GOOGLE

Borges nació hace 120 años

 

borges

A veces el destino juega a hacer carambolas. Tal deduzco de que en la fecha de hoy, 24 de agosto, sea el día de San Bartolomé, que es el patrón de tres poblaciones muy cercanas a mí: del pueblo donde nací, de otro pueblo donde pasé mi juventud, y del pueblo donde actualmente paso buena parte de mis horas. Además, el 24 de agosto es el aniversario del nacimiento de dos grandes amores míos: mi hija mayor, y Jorge Luis Borges. Otra carambola es más secreta. San Bartolomé fue un mártir cristiano al que desollaron vivo. En la Capilla Sixtina del Vaticano aparece pintado con la piel del brazo colgando; sobre la piel aparece el autorretrato de Miguel Ángel, el autor. También Borges trazó su autorretrato en El Sur. Miguel Ángel y Borges se autorretratan veladamente en su obra.

Para celebrar a Borges a los 120 años de su nacimiento, les dejo este enlace:

https://www.infobae.com/america/cultura-america/2019/08/23/el-coraje-de-borges-como-el-escritor-transformo-la-palabra-en-un-cuchillo/

 

Y también las siguientes entradas de este Blog, donde hablo de Borges, y a las que podrán acceder escribiendo el título sobre el botón “BUSCAR”, que podrá encontrar abajo a la derecha:

–Borges en el Sur

–Borges en su laberinto y otros relatos

–Borges y los sueños

–Lo psicológico en Borges. Emma Zunz

–La inmortalidad en busca y captura

–El Sur

BORGES EN EL SUR

 

Pretendo exponer  que Jorge Luis Borges –su simbología, sus miserias, sus anhelos—se halla encriptado en EL Sur, narración compilada en Ficciones. El argumento del relato parece simple por venir cifrado. Narra un accidente fortuito, un hombre atendido en un sanatorio y un sueño. El hombre es Borges aunque se llame Dahlmann, y el sueño delata quién es y qué anhela. Se sueña viajando al sur (El Sur), que es alegoría de su otra vida, la que  hubiera querido vivir.  En esa alegórica geografía deja de ser bibliotecario casi ciego para “empuñar con firmeza el cuchillo”.

Lo acompañan –encubiertos—sus ancestros, los fríos y cultos británicos y los apasionados y aguerridos latinos. Borges funde en ese abuelo de Dahlamann a sus abuelos. “Aquel Francisco Flores del 2 de infantería de línea, que murió en la frontera de Buenos Aires lanceado por los indios de Catriel…” es un compendio de su bisabuelo materno, Manuel Isidoro Suárez, que luchó a las órdenes de Simón Bolivar, de su abuelo Isidoro de Acevedo Laprida, que murió en 1829 a manos de gauchos federales, y de uno de sus abuelos paternos, el coronel Francisco Borges, que se lanzó a la muerte, desprotegido, en la batalla de La Verde. En su Ensayo autobiográfico, dice Borges que esa parte de su sangre podría explicar su anhelo de destino épico. Y por parte materna: “El hombre que desembarcó en 1871 en Buenos Aires se llamaba Johannes Dahlmann y era pastor de la iglesia evangélica”. Así empieza El Sur. Ese hombre no pretende ser otro que el padre de Fanny Haslam, la madre inglesa del padre de Borges, pastor metodista de Nortumbrianland.

También lo acompañan Las Mil y Una Noche, la casa Rosada, el gaucho, su Buenos Aires, el criollismo, los espejos, el juego con el tiempo y los lugares, “un enorme gato que se dejaba acariciar como una divinidad desdeñosa”, que hace las veces del tigre borgiano, y el laberinto.

El autor ofrece pistas con la intención de seguir el hilo de Ariadna en el laberinto argumental que ha construido. Dice: “De El Sur, que es acaso mi mejor cuento, básteme prevenir que es posible leerlo como directa narración de hechos novelescos y también de otro modo”. Considerar El Sur su mejor cuento requiere asumir que encierra otro propósito que le resulta a Borges muy preciado, requiere comprender que Borges nos invita a leerlo “de otro modo”. Para el futuro, señala también otros datos destinados a los posibles lectores de su autobiografía: el hombre que estuvo a punto de morir de septicemia en el sanatorio fue realmente Borges. Tal hecho ocurrió en febrero de 1939.  Y “En esos días, Dahlamann minuciosamente se odió; odió su identidad…”; Borges odió al bibliotecario municipal que él era. Entonces, queriendo escapar esa mísera realidad en que estaba sumido, quiere ser otro, sueña. Crea dos universos, el de la realidad de sus miserias y su falta de brío, y el atrayente universo de otra realidad inmersa en el sueño.

“Mañana me despertaré en la estancia, pensaba, y era como si a un tiempo fuera dos hombres: el que avanzaba por el día otoñal y por la geografía de la patria, y el otro, encarcelado en un sanatorio… . Tal es el ancla que deja Borges para reconozcamos que comienza el sueño; un ancla coloreada con letras cursivas en el relato. El hombre real, el del sanatorio, y el hombre soñado, el que se dirige al sur. La estancia es su destino en El Sur. En tal sueño se producen los contrastes y amalgamas que caracterizan lo onírico: “las simetrías y los leves anacronismos”—como le gustaba señalar a Borges—, la carencia de lógica, la con-fusión de personajes, las figuras simbólicas, la manifestación de temores y de ocultos deseos… Dahlmann viaja en tren hasta una estación que le es desconocida; entra en una especie de taberna y cree reconocer al patrón; allí hay unos “muchachotes” que resultarán pendencieros; y hay un viejo gaucho que representa a todos los gauchos; y entonces hace aparecer con-fundidos el patrón de la taberna y el enfermero que lo cuida en el sanatorio. Claro es, ambos cumplen la misma función en el sueño la de velar por su seguridad. “Dahlmann, adentro, creyó reconocer al patrón, luego comprendió que lo había engañado su parecido con uno de los empleados del sanatorio”. Más adelante: “… ya estaba de pie cuando el patrón se le acercó y lo exhortó con voz alarmada: ―Señor Dahlmann, no les haga caso a estos mozos, que están medio alegres. Dahlmann no se extrañó de que el otro, ahora, lo conociera…”. Y poco después: “El patrón objetó con voz trémula que Dahlmann estaba desarmado”.  Entonces las circunstancias y el anhelo de ser “el otro Borges” desembocan en un duelo. Dahlamann-Borges sale a pelear a campo abierto con el pendenciero que le provocaba. Un suceso que tuvo lugar siendo  Borges  ya muy viejo y ciego evidencia ese anhelo suyo de destino épico. Daba una charla a estudiantes en la Universidad de Columbia cuando un muchacho portorriqueño le gritó hijo de puta. Borges golpeó el escritorio con su bastón y ―ya libre por los años del temor al oponente―desafió al estudiante a un duelo fuera del recinto.

El anhelo de destino épico, de usar “el acero”; ese anhelo  de criollismo, de gauchismo,  con tanto énfasis plasmó en El Martín Fierro y en Evaristo Carriego y en   Juan Muraña y  otros relatos; el anhelo que Borges atribuye a su linaje latino; se cumple en el sueño. El Borges bibliotecario, asustadizo, casi ciego, es soñado ahora cuchillero.

Si para Borges –siguiendo a Shakespeare—la materia de la realidad es la misma que la del sueño, el sueño es un desdoblamiento, es el reflejo onírico de otra realidad, aquella en que él es “el otro Borges”, una realidad ofuscada por su crianza inglesa: la realidad que pudo haber sido, que él tal vez hubiera querido.

Así que El Sur se halla cifrado en los reflejos del universo onírico y del universo del Borges real. De acuerdo con el pensamiento borgiano, se trata de dos sueños: uno es de un Hacedor que da vida a Borges soñándolo; el otro es del mismo Borges soñando a su “otro yo”. Pero tales sueños, tales reflejos, infieren dos espejos. Solo vemos los reflejos que producen, los dos Borges; por eso sabemos que están ahí. No podían faltar. Es uno de sus más conspicuos símbolos. El espejo imita la realidad.

Dios (he dado en pensar) pone un empeño
en toda esa inasible arquitectura
que edifica la luz con la tersura
del cristal y la sombra con el sueño.

Dios ha creado las noches que se arman
de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
y vanidad. Por eso nos alarman.

Pero son dos espejos enfrentados: el que me trae quién soy y el que me dicta quién pude ser, mi doble. Sus antagónicos reflejos se hieren. Esas meras apariencias que propagan los espejos y los sueños no son distintas a la apariencia de la realidad. Como se nos dice en Las Ruinas Circulares, somos el producto de un sueño. Pero tales apariencias se ocultan tras la máscara del relato. Nos dice Borges: “Siempre sueño con laberintos o con espejos. …Mi otra pesadilla es la del espejo. No son distintas, ya que bastan dos espejos opuestos para construir un laberinto”. El Sur es una máscara; El Sur es un laberinto. Borges se retrata, enmascarado, en ese laberinto de reflejos de realidad y sueño.

Digámoslo ya:

 

El Sur es un laberinto formado por dos espejos enfrentados que cifran a Borges.

 

BELLEZA, MISERIA Y ADAGIOS

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Televisión

De la televisión nos seduce lo que tiene de social o gregario y que, no sintiendo la alteridad de quien allí aparece, no representa peligro. Pero, además, queda en suspenso el pensamiento propio –ese pensamiento que tanto malestar nos genera a veces— y el cerebro se pone en bypass. Entonces somos sugestionados, contaminados, abducidos, moldeados, convertidos en rebaño.

Música

Ciertos mecanismos mentales parecen resonar con el ritmo de la música, de tal manera que en ciertas situaciones y ante ciertos hechos, la música concita y pone el clima para que resuenen los apropiados sentimientos. La misma escritura no deja de ser un proceso musical.

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Creencias y grupo

Las convicciones personales acerca de un asunto social o político se niegan si no concuerdan con las del grupo que nos acoge y cobija. Nos adaptamos a las creencias grupales mediante la fuerza que ejercen sobre nosotros los afectos. El poder de convicción de un líder y el abrigo que recibimos de un grupo hace tambalear nuestras más sólidas verdades. Incluso, una idea sin argumentos puede fraguar en cimentada creencia por la simple verosimilitud que le proporciona el eco colectivo.

Belleza y evolución

La belleza es un ardid evolutivo para que el organismo reconozca lo que le es conveniente para un apareamiento productivo, esto es, para lograr eficacia biológica. Aunque bien es cierto que a ese ardid se superpone este otro: parte de nuestras preferencias en la materia sexual son correlativas a los primeros estímulos que recibimos.

Las Formas o Ideas de que hablaba Platón se corresponden con las diferentes categorías que mentalmente formamos de las cosas; pero estas categorías se establecen mediante la experiencia de lo real, a modo de promedio de lo que se experimenta. Así, la belleza ideal de un rostro coincide con el promedio de los rostros que hemos visto.

Si seguimos haciendo catas en los sustratos de lo bello, una mujer atractiva arrastra la mirada de los hombres como arrastra un torbellino la hojarasca.

Adagios

La vida es un asunto mortalmente serio.

La cuestión espinosa puede presentar tales arrecifes y tales ciénagas, que resulta muy fácil embarrancar argumentalmente en ellos.

El impulso sexual vertebra nuestra existencia tiránicamente.

Los resentimientos se agavillan mediante una creencia, y los símbolos se convierten en señas de identidad.

La aspiración por excelencia de los españoles de una gran parte de España es a tener cortijo, esto es, a actuar como un rentista, ¡o bien a ser funcionario!.

Profilaxis contra el deseo inalcanzable: ignóralo, evita que arraigue, desprécialo.

¡Qué impermeable resulta el oído para aquello que no se quiere escuchar!

¡Cuánto tiempo requirió la intelectualidad de Occidente para «sentir» la miseria que se escondía en el Este!

El clamor de la igualdad y el amor universal significa para el organismo: necesito que me amen y evitar que nadie se encuentre por encima de mí.

En cuanto al «amor universal», podemos añadir: basta que haya escasez, basta que dos deseen lo mismo, basta que surja disputa para que surja el odio y la crueldad y el enemigo. ¡Como si quisieran abolir la naturaleza humana por decreto!, ¡pronto encontrarán un chip para ello!

adagios

URSS

Violencia proletaria. Paraíso socialista. Tejido de opresión de media Europa urdido con el hilo del miedo y la aguja del comunismo. Miseria humana. Cárcel inmensa. Esclavitud ideológica. Oscurantismo, Gulags y ejecuciones en masa. El alcoholismo como remedio. La mentira como estandarte. Gran Hermano. La maldita y miserable intelectualidad francesa, española, italiana, portuguesa…, alabando con denuedo tal campo de concentración. Miserable Sartre, miserable Pasionaria, Carrillo, Foucault, Gramsci, Georg Lukács…El corazón de las tinieblas; la médula del terror: el comunismo en la URSS.

gulag

 

 

BORGES en su laberinto y otros relatos

 

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Me he decidido a publicar el libro de relatos cortos a que alude la foto. Suelo escribir de temas  del Conocimiento pero a instancias de amigos, familiares y conocidos que alguna vez leyeron mis narraciones, he decidido publicarlas. Mi hija Mireia es la responsable de haberle dado  imagen y forma.

De morir y matar, de algunas formas de amar y de Borges, tratan los cuentos. Algo tienen estos de dos blogueros a quienes leo asiduamente: de Yack, que escribe  en el blog  http://tertuliafilosoficatoledo.blogspot.com/ , que los leyó y me presentó sabias sugerencias; y de Stella, que escribe en el blog https://apuntodecaramelo.com/ , de quien traté de imitar el preciosismo de su prosa –con escaso éxito—en uno de mis relatos, el más corto.

El primer relato, “Tánatos”, ya le estalla al lector en el ánimo. Algunos me aseguran que es muy profundo y hermoso, aunque terrible. “El Azacán y la Princesa”, está narrado al modo y en el mundo de Las Mil y Una Noches. El amor, la fabulosa Basora y el célebre Harún al-Rasid son algunos de sus protagonistas. Tengo para mí que el final resulta sumamente ingenioso. “Encuentro” es un corto relato que trata de añoranzas. En él sigo el bello hacer de Stella. “Compases de Tango” es una fábula de pendencia y malevaje. En una Argentina pretérita se ambienta. Fue mi primera narración. Quizás se precise un singular empeño para sacar todo su jugo a dos de los relatos del libro:  “La Daga y el Manuscrito”, que habla de lo esotérico y de los tiempos cíclicos, y que discurre en Toledo, que fue en tiempos un contubernio de culturas, razas y credos; y “Borges en su Laberinto”, que es a la vez un vertiginoso relato y un ensayo analítico sobre ese cuento de Borges, El Sur, del que dice “…que es acaso mi mejor cuento…” (No sé si existen ejemplos anteriores de esta argamasa literaria hecha de cuento y ensayo. Lo cierto es que he recibido muy agradables alabanzas por el resultado). “La Muerte y el Rito” habla de una anciana y de la muerte, y de todo un acompañamiento de figuras rurales castellanas. “La Valquiria” nos trae el aroma del amor carnal cuando se destapa su frasco. Mucho más tenebroso resulta “La Mirada del Asesino”, donde el temor, la soledad y la desesperanza hacen aflorar del alma su lado oscuro.

El título del libro: “Borges en su laberinto y otros relatos de amor y muerte”. Se vende en Amazon, tanto en formato Kindle para e-book como en formato papel. En España el precio no llega a 4 y a 8 euros respectivamente. Más adelante  aparecerá en algunas librerías.

https://amzn.to/2HSyDHu

No creo equivocarme si afirmo que los entendidos en Borges o sus simples lectores encontrarán gran deleite en el relato que da título a la obra.

Si algún lector tuviere la deferencia de comprarlo, me sería de agrado que,  bien en la tienda o en este blog, hiciera el pertinente comentario. En cualquier caso, si no está la compra en su propósito, les agradecería que lo divulgaran entre sus conocidos y allegados.

 

 LA INMORTALIDAD EN BUSCA Y CAPTURA

 

inmortalidad

Todo ser humano, si no se halla sometido a pertinaces penas y dolores que tuercen su voluntad, siente con vehemencia el deseo de vivir, de perdurar, de continuar existiendo por toda una eternidad, siente el deseo de ser inmortal. El deseo de inmortalidad es la mera manifestación en el plano de la conciencia de la labor que desarrolla cada célula de cada órgano de nuestro cuerpo por sobrevivir y reproducirse.

La primera gran obra literaria de que tenemos noticia se escribió sobre arcilla en Mesopotamia, la actual Irak, casi 5000 años atrás, se trata del poema de Gilgamesh. Gilgamesh es el rey de la ciudad-Estado de Uruk, y es mitad hombre y mitad Dios. Al morir su amigo Enkidu se siente aterrado por la idea de morir, así que, en adelante, su único afán consistirá en alcanzar la inmortalidad. En un heroico viaje iniciático hasta las tierras donde viven apartados Noé y su esposa, salvados por los dioses del diluvio, que les concedieron la inmortalidad, Gilgamesh supera pruebas increíbles, pero no la prueba a que le somete Noé. Se le niega la inmortalidad. Pero, no obstante, la mujer de Noé le indica el lugar donde se halla la planta de la juventud; y también en esta empresa falla, pues, en un descuido, una serpiente se la roba. Gilgamesh percibe entonces la inexorabilidad de la muerte

Otra gran obra de la época trata del fracaso de Inanna diosa del amor y la fecundidad en su intento de conquistar los infiernos, es decir, de abolir la muerte. En El descenso de Inanna a los infiernos, esta diosa de Erek, casada con el pastor Damuzi, decide descender a los infiernos para suplantar a su hermana y reinar también en el inframundo, pero es apresada antes de lograr su propósito, interrumpiéndose al momento la reproducción animal y vegetal en el mundo. Entonces los demás dioses liberan a Inanna, pero obligan a que su marido quede retenido en el averno seis meses de cada año. Durante ese periodo se detiene la reproducción; se trata de la dualidad cósmica vida/muerte esterilidad/fecundidad.

aquiles

Las religiones gestionan nuestra ansia de inmortalidad ofreciéndonos un salvoconducto para gozar de una vida eterna después de morir en esta vida en la Tierra. Lo ofrecen a cambio de cumplir con ciertas prescripciones que dicta su libro sagrado y que manejan en sus detalles los representantes respectivos de cada Dios en este mundo, los sacerdotes, hierofantes, ayatolas, imanes, o pastores de las distintos credos. En el cristianismo, islamismo, y en el mazdeísmo, existe un Cielo a dónde están destinados a pasar la eternidad los que en esta vida han seguido los preceptos religiosos. El más atrayente a los ojos es el Cielo musulmán, en donde  cada hombre recibe para su gozo 72 huríes de bello semblante, aunque también son muy deseables los oasis, las frutas y palmeras que regocijarán al elegido. Otras religiones premian o castigan el buen o mal comportamiento en esta vida con una reencarnación tras de la muerte; uno se puede reencarnar  en un prudente, sabio, rico, hombre o en un animal inmundo. O bien, otras aun, señalan un destino inmortal  en disgregarse en el polvo cósmico, pasando a formar parte del UNO. Especial  inmortalidad anhelaban los griegos: la gloria.  Aquiles era el héroe a imitar por aquel que anhelase gloria semejante. El Gran Alejandro dormía siempre con la Ilíada bajo la almohada pues era su afán emular a Aquiles en su gloria.

trashumanismo

Hoy en día la ciencia nos promete la inmortalidad en esta vida en un futuro no lejano. Se ensayan regeneraciones celulares de cada zona del cuerpo dañada o envejecida, reparaciones de órganos, sustitución de partes orgánicas por órganos biónicas, reparación de telómeros, trasplantes neuronales, implantación de chips en el cerebro con el fin de mejorar o reorganizar sistemas neuronales envejecidos; e incluso trasplantar nuestra conciencia y todos nuestros sistemas neuronales a un ordenador cuántico. En este caso, nuestro Yo y su ansia de inmortalidad –que sería, así, satisfecha—residirían  en esa máquina sapiente.

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Pienso que, tal como ocurre cuando se satisface un deseo, que aparece inmediatamente la desilusión, tras de conseguir ser inmortal aparecerían en el hombre penas y angustias incontables. Jorge Luis Borges, en el relato El Inmortal, hace llegar a un tribuno romano a la ciudad de los inmortales, aquellos hombres que ganaron gloria imperecedera; y allí descubre que la inmortalidad es una condena abominable, pues arrebata a la vida la pasión de cada acto. Los inmortales se dispersan por el mundo en busca de una pócima que les posibilite el morir.

Todo ello, todas estas epopeyas, todas estas religiones, todas esas investigaciones, todos los proyectos biónicos, robóticos, informáticos, que las gentes capaces llevan a cabo, se deben en última instancia a nuestro deseo de inmortalidad.

PARECERES Y ANÉCDOTAS

ensoñación

ENSOÑACIONES

La ensoñación consiste en liberar de ataduras a la imaginación para que ésta vuele en pos de ilusiones o de recuerdos gratificantes. De esa manera, imaginativamente, se enamora uno de una mujer, se pone en la piel de su héroe, o consuma una venganza. El proceso lo facilita la ausencia o el olvido de los problemas, la pereza y un cierto grado de modorra. Póngase en esa tesitura y enseguida comenzará la mente a emular satisfactorios procesos reales que activarán redes neuronales cargadas de neurotransmisores de placer. Lo malo del asunto es que la mente puede jugarnos la mala pasada de emular episodios terroríficos si los problemas de la vida real le acechan.

libertad

LIBERTAD

Ahora agradecen muchos ex fumadores que esté prohibido fumar, aunque pusieron el grito en el cielo cuando se implantó la prohibición. De igual modo pasarían algunos, después de un tiempo,  a bendecir la prohibición de cosas que nos producen daño –incluso el enamorarse, siempre que se recalque con intensidad suficiente lo pernicioso que es el desengaño amoroso–, y a la larga siempre habrá gente que agradecerán cualquier prohibición. Hasta el extremo de que cuando todo lo que nos produce satisfacción esté prohibido, habrá quien se sienta satisfecho. La seguridad sobre todo, dirán esos adoradores de la prohibición. ¿Qué hay de la libertad? Me temo que no es un plato del gusto de muchos. En muchos casos, quizás solo haya servido de bandera o de símbolo para sacar la rabia de dentro, y lo que se pretendía de verdad era acabar con  ella.

A SALVO

En mayor o menor medida, uno se encuentra a salvo si no le denuncia una mujer por acoso o no le denuncia un homosexual  por vejaciones o un africano por racista, o si no contraviene las leyes de lo políticamente correcto. Muchas espadas de Damocles penden sobre la cabeza del hombre heterosexual blanco. El tribunal de la Inquisición de lo políticamente correcto tiene mil ojos.

TOLERANCIA

Nos dice el filósofo Karl Popper que “En nombre de la tolerancia, tendríamos que reivindicar el derecho a no tolerar a los intolerantes”

APOCALIPSIS

Nos recuerda Stefan Zweing: «Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea».

FANÁTICOS Y LOCOS

Los locos, los fanáticos, los lunáticos, los mentalmente enfermos, se convierten fácilmente en vanguardia de la intelectualidad. Me pregunto si no ha ocurrido siempre así. Si los Marcuse, Moisés, Lenin, Hitler… no han sido lo que fueron porque eran unos fanáticos locos. Si no han sido siempre los locos quienes han conducido la sociedad y han sido los cuerdos los conducidos.

ANÉCDOTAS POSMODERNISTAS

Uno de los signos identificativos de la izquierda podemita, hijos naturales del posmodernismo, es la prohibirse criticar cualquier civilización excepto la nuestra. Al respecto, Jean-François Revel, nos propone una anécdota de Allan Bloom. Plantea éste a un estudiante el siguiente problema de moral práctica: “Usted es administrador civil británico en la India hacia 1850 y se entera de que van a quemar viva a una viuda junto al cadáver de su marido difunto. ¿Qué hace usted?” Después de varios segundos de intensa perplejidad, el estudiante contesta: “Para empezar, los ingleses no tienen nada que hacer en la India”. De esa manera se evita condenar un crimen no occidental. Pero me parece a mí más sustanciosa la anécdota del filósofo Fernando Sabater. Planteó a sus alumnos la siguiente cuestión ética: “Un individuo regresa del trabajo a su casa y toma para ello un atajo solitario. En el trayecto lo atraca otro individuo. ¿Quién es moralmente responsable?” Tras de un pronunciado silencio, algunos alumnos esbozaron estas respuestas: “La culpa es del atracado por tomar un atajo que comportaba peligro”, “la culpa es del sistema social existente”, “los padres del ladrón son los responsables por la educación dada a su hijo”, “la culpa es de los genes del segundo individuo”, dijeron otros. En resumen, el ladrón no era culpable para ninguno de ellos.

APRENDICES DE FILÓSOFO

A muchos de los que estudian en facultades de filosofía les deslumbra el brillo de la oscuridad. Esas escuelas tal vez introduzcan virus en el cerebro del alumno al extremo de que perciban excelsas formas en movimiento en el interior de la oscuridad más absoluta.

Borges

BORGES Y LA FILOSOFÍA

En el relato Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, contenido en la obra Ficciones, de Jorge Luis Borges, éste imagina una secta que, de generación en generación, se empeña en describir un planeta, Tlön, ficticio en sus más mínimos detalles. Tengo la impresión de que Borges inventó tal irreal mundo como un medio para decir a los filósofos al uso lo que pensaba de su filosofía sin ser repudiado por ellos. Nos dice: “En Tlön, los metafísicos no buscan la verdad ni siquiera la verosimilitud: buscan el asombro. Juzgan que la metafísica es una rama de la literatura fantástica.  … Una de las escuelas de Tlön llega a negar el tiempo (Bertrand Russell supone que el planeta ha sido creado hace unos pocos minutos provisto de una humanidad que ‘recuerda’ un pasado ilusorio).  Y continúa despachándose con la filosofía, lanzando teorías supuestamente inverosímiles o ridículas pero que se parecen extraordinariamente a algunas propuestas filosóficas muy celebradas.

 

Literaturas celtas II

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Nos encontramos en el reino de Cornualles, situado frente a las costas del reino de Irlanda.  Los dos reinos se encuentran enfrentados. El mundo que se describe es celta, aunque adaptado a las modas de la Edad Media, que es la edad en que la historia se publica.

Tristán ha perdido a sus padres y es acogido por su tío Marcos, rey de Cornualles. Muere la mujer del rey y los nobles le urgen a tomar una esposa.

A partir de ese momento hace su aparición lo fabuloso.  Unas golondrinas que revoloteaban por el balcón de palacio donde se hallaba el rey, dejan caer en su mano un reluciente cabello rubio. Marcos, tal vez queriendo evitar un nuevo matrimonio, alega que sólo aquella a quien el cabello pertenece será su esposa. Tristán toma para sí el reto de encontrarla. Marcha a Irlanda y mata al dragón que atemorizaba el reino. Como recompensa, el rey de Irlanda le entrega a su hija Isolda (o Iseo), a quien, sorprendentemente, pertenece el dorado cabello. Tristán la conduce a Cornualles para desposarla con su tío, el rey Marcos. Pero, durante el marítimo viaje nace el drama.

Por error, la doncella de Isolda les da a beber de un odre que contiene un elixir de amor. El bebedizo, destinado a calmar su sed de agua, hace surgir en ellos una atracción que nada ni nadie puede calmar. Sin embargo, en Tristán, al amor por Isolda se superpone el cariño y el respeto por su tío el rey, a quien ella está destinada. Trata de sortear el dilema huyendo a Bretaña, pero ni la distancia ni el tiempo logran mitigar la fuerza amorosa del elixir.

Muy enfermo, organiza un complot para traer a Isolda con él. Entonces surge la tragedia. Estando a punto de reunirse de nuevo, un engaño le hace creer que no la han podido traer o no ha sido su deseo venir, y allí mismo muere de pena. Al poco, llega Isolda a su encuentro y lo ve muerto. Se abraza a él y muere de dolor.

Tal es la trágica historia de Tristán e Isolda. William Shakespeare, en su Romeo y Julieta, dispone un desenlace trágico similar. En España, Juan Eugenio de Hartzenbush, en su obra, Los amantes de Teruel, copia ese mismo final[1].  Un poeta de la corte inglesa compuso El Tristán e Isolda en 1170, y unos pocos años más tarde otro poeta francés, Robert de Borón, la reescribió, pero parece claro que la historia hunde sus raíces en la literatura galesa de Cornualles y que ambos escritores bebieron de la misma fuente celta. La obra se incluye en el Ciclo de Arturo.

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En el siglo XII, el bretón Geoffrey de Monmouth escribe la Historia de los reyes de la Gran Bretaña, con la que irrumpe en Europa el rey Arturo y sus hazañas. Arturo, de linaje celta, después de luchar contra los romanos vuelve a las Islas británicas para derrotar a Mordred (tal vez su hijo) y morir él mismo en la isla de Avalón[2] en el 542 d. C. También habla el autor de Merlín, y menciona que se basa en un manuscrito celta no encontrado.

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Pero no solo está Arturo, hay otras muchas figuras artúricas, como el caballero Lancelot del Lago, que tuvo amores adúlteros con la reina Ginebra, y que se puede rastrear también en la literatura gaélica irlandesa, pues muy parecido argumento al que entraña su figura, aparece en la literatura del Ciclo Ossiánico. Y sobre todos ellos pervive Merlín.

De la vida de Merlín, Monmouth nos dice que nació de medios maléficos sobre una joven virgen que lo bautizó en el momento de nacer para arrancarlo de las garras del diablo.  Merlín vive en el bosque aunque ronda los palacios de los reyes y nobles. El rey Uther de Pendragón le pide ayuda para seducir a Igerne de Tintagel, esposa del duque de Cornualles. Merlín confiere mágicamente al rey la figura del esposo de Igerne: yacen, se unen, y conciben a Arturo. Merlín toma a Arturo a su cuidado y le protege con su poderosa magia, llena de prodigios. No debemos de olvidar que Merlín es un druida.

Pero el poderoso mago es seducido por la bella Morgana, hermana de Arturo y maga como Merlín. La ambiciosa Morgana pretende arrebatarle su magia y poder. Merlín, anciano, seducido, enamorado, parece consentir, pues inocentemente realiza un conjuro que ella le ha sugerido y que convierte en prisionero a quien lo realiza. Así que, atrapado en una jaula de amor acaban sus días.

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Existen otros muchos personajes del Ciclo de Arturo –personajes celtas que cantaban los antiguos bardos—, cristianizados siglos después por la pluma de Godofrey de Monmouth o de Chretien de Troyes.  Tenemos a Sir Gawain, un caballero britano de la Tabla Redonda que a las órdenes de Arturo se enfrentan a los anglosajones que invadían el país. Una de las historias en que aparece es moralmente aleccionadora. Se hallan los caballeros reunidos en Camelot cuando aparece un caballero vestido de verde que lanza el reto de dejarse cortar la cabeza a cambio de hacer él lo mismo, un año después, con quien se la corte. Gawain acepta el reto. De un golpe seco de espada rueda la cabeza por el suelo. El caballero verde la recoge y marcha con ella bajo el brazo. En sus peripecias Gawain recibe cobijo en un castillo de una dama que durante tres días intenta seducirlo. Gawain vence la tentación. Al cabo del año debe ofrecer su cabeza al hacha del Caballero Verde. Pero éste le hace un mero rasguño en el cuello porque sabe que ha resistido a los encantos de la dama del castillo, que era su propia esposa.

También tenemos a otro de los pertenecientes a la Tabla Redonda, al caballero galés Persifal, que se lanza en la búsqueda del Santo Grial, la copa  que supuestamente utilizó Jesucristo durante la última cena. Pero el Santo Grial continuaría siendo objeto de leyendas que la sitúan en el Monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca, y más tarde en la Catedral de Valencia, y finalmente es objeto de la película Indiana Jones y la última cruzada.

Una de mis historias de raíz celta preferidas se halla en Los cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer, que escribió al finalizar el siglo XIV, y es El cuento de la comadre (o viuda) de Bath. Describe cómo en tiempos de Arturo un caballero que volvía de la caza robó la virtud de una doncella, y tanta la fue la indignación que causó tal hecho que Arturo lo condenó a muerte. Pero debía ser apuesto, ya que la reina y sus damas rogaron por él hasta el extremo de que el rey dejó a merced de la reina el castigo. La esposa de Arturo le presentó una prueba que debía superar para librarse de la pena. Le encomendó averiguar qué cosa desean todas las mujeres casadas sin excepción, y le dio un año de plazo para ello.

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Da para mucho un año y las respuestas que encontró el caballero fueron muchas, que si la riqueza, que si la honra, que si los ricos vestidos y las joyas, que si el placer sexual, que si quedarse viudas… pero ninguna de ellas satisfacía al caballero por completo, y, desde luego, no ponían de acuerdo a las mujeres en que fuera la respuesta verdadera.

Cumplía el año y andaba de regreso hacia la Corte, cabizbajo y con pena porque sus pesquisas no habían resuelto la prueba. Encontró entonces una anciana, fea y arrugada, a la que en un gesto de desesperación lanzó la pregunta: “¿Qué es lo que desean las mujeres por encima de todas las cosas?” Y la vieja meditó un momento pero antes de contestar le exigió que en caso de dar la respuesta correcta el caballero habría de cumplir un deseo que ella le pidiera a su debido tiempo. El caballero aceptó.

Marcharon hacia la Corte y allí declaró ante todos los caballeros y todas las damas que “tener poder y mando sobre sus esposos es lo que más desean las mujeres de este mundo”. Y ni uno solo de los allí presentes encontró motivos para contradecir la afirmación. El caballero salvó su vida.

Pero hete aquí que la vieja exigió ante el tribunal que el caballero cumpliese la promesa que le había hecho, la promesa de que la otorgaría un deseo, y tal deseo no era otro que… el de que se casase con ella. El horror y la aflicción subieron al rostro del caballero, y, así que lo vio la fea vieja –que a lo que se aprecia era maga poderosa—le  propuso lo siguiente a modo de consuelo:  “podéis escoger en qué queréis que me transforme, o vieja y fea de por vida, y con ello conseguiréis mi lealtad, fidelidad y obediencia, o que me transforme en una hermosa joven, con lo que os exponéis a que vengan a buscarme de todos los rincones del reino y me vaya con cualquiera, quedando vos como un cornudo. Elegid.”

Temblaba el caballero solo de pensarlo. Tardó toda una mañana y al fin se decidió: “señora, decidid vos por mí”. Replicó la anciana: “así, ¿os entregáis a mi gobierno y dominio?”. Me entrego, dijo el caballero. La vieja le exigió un beso y fue recibirlo y transformarse en una bella joven de numerosos encantos.

La moraleja aparece ante nuestros ojos clara: sólo si te sometes a la mujer podrás obtener lo bueno que ella atesora.

Me falta sólo agregar algunos de los grandes escritores que han dado las tierras de Irlanda: Jonathan Swift; Geoffey Keating; Oliver Goldsmith; Thomas Moore; George Bernand Show; Oscar Wilde; James Joyce; Samuel Beckett y W. B. Yeats.

 

 

 

 

[1] He de señalar, con cierta sorna, que en Teruel ha cobrado esta historia tal renombre que es motivo de festejos y de atracción turística, en los que, pícaramente, se niega toda referencia al autor queriendo hacer creer que se trata de una leyenda local o que, incluso, los protagonistas existieron como tales alguna vez. Tienen sus estatuas, sus mausoleos y sus calles dedicadas, y las gentes que acuden al lugar tienen por seguro que existieron.

[2] Arturo no es un personaje de la Edad Media inventado; su nombre aparece ya en el poema Y Goddolin, escrito en galés alrededor del 600 por un bardo. En el siglo VI el historiador britano Gildas reconoce a Arturo como rey de los celtas britanos. En la obra Historia Brittonum, otro historiador habla de los enfrentamientos del rey Arturo con los invasores anglosajones. Aún otros manuscritos hablan de la batalla de Camlann, en la que murieron Arturo y Mordred, así que no cabe dudar de las raíces celtas del Ciclo de Arturo, aunque las historias vieran la luz a partir del siglo XII.

 

Literaturas celtas

Literaturas celtas

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Allá donde miremos, sobre todo si es cine o música o novela, es fácil que podamos descubrir lejanas o cercanas influencias celtas. El espíritu mágico del mundo celta es reconocible en Harry Potter; el espíritu guerrero que les animaba se trasluce en El Señor de los Anillos de Tolkien, y en Conan el Bárbaro; en Astérix y Obélix vislumbramos algunas de sus costumbres. Además, la música celta está de rabiosa actualidad: ahí se halla, destacando entre otros muchos autores, la figura de Enya. El oscuro mundo celta, con su atmósfera de magia y misterio, nos atrae con intensidad. De forma breve, de todo ello quiero hoy hablar, aunque en la literatura ponga el mayor énfasis.

El que, en contra de mis costumbres, me asome hoy al mundo de la literatura, y con mayor particularidad a la literatura de origen celta, se debe al flechazo que me ha producido un antiguo poema irlandés –en su versión inglesa—que luego expondré. Pero antes, para entrar en materia, hablaré de los celtas, de su idiosincrasia como pueblo y de sus vicisitudes.

Los llamados Celtas fueron pueblos de origen indoeuropeo que se extendieron hasta el siglo IV (a.C.) por un área de dos millones de kilómetros cuadrados que abarcaban el centro de Europa, oeste de la Península Ibérica, Francia, Reino Unido, Irlanda, y una buena parte de la actual Turquía, la interior.

Conocemos algunos rasgos característicos suyos. Por ejemplo, que eran amantes de practicar opíparos festines que duraban varios días. Que su gran pasión era la guerra y que los alardes guerreros estaban a la orden del día; que creían en una vida después de la muerte en la que seguirían guerreando (por tal razón, su desmedido valor, que los historiadores romanos tildaban de desprecio por sus vidas). Sabemos que creían fervorosamente en la magia de los conjuros, de los brebajes y de los hechizos, y en el fácil tránsito desde el Más Allá a esta vida. Que moraban en los bosques rodeados de empalizadas para protegerse de los enemigos. Que practicaban sacrificios humanos y que nunca construyeron ciudades ni imperios. Sabemos del poder de los druidas, del tipo de roble donde cada sexto día de la luna cortaba con hoz dorada el muérdago que utilizaba en rituales, conjuros, medicinas y antídotos de venenos. Sabemos de las periódicas ceremonias de los druidas en el claro de los bosques…pero…

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A mi entender, en el mundo celta se produce un hecho diferencial en relación a otros pueblos y a otras culturas; un hecho que será, por un lado,  el causante del escaso conocimiento que tenemos de su historia y de sus vidas, pero que, también, tendrá vital influencia en su rica literatura. Ese hecho es el no poseer escritura y el, consiguientemente,  haber tenido que depositar los acontecimientos y saberes de la tribu en la memoria de los bardos y los druidas. Los druidas eran los encargados de aprender y memorizar la historia, las leyes y los conocimientos de la tribu, de ahí el gran poder que poseyeron. Los bardos eran los poetas de las cortes celtas, sobre todo en Irlanda, y portaban con ellos todas las historias, mitos, leyendas y fantasías del mundo celta.

Los bardos tenían necesidad de deslumbrar a la noble audiencia de los palacios, y eso fomentó en los ellos una gran capacidad para transformar la narración en rica y cambiante fantasía mitológica. De esa necesidad de subyugar al oyente surge el embrión de la maravillosa literatura celta. Y entonces, cuando ya el mundo celta sólo pervivía en Irlanda, ocurre otro hecho crucial por el que conocemos la literatura celta irlandesa y por el que ha pervivido con gran vitalidad hasta nuestros días: es el hecho de que muchos bardos se convirtieron en monjes y habitaron los dispersos monasterios de Irlanda cuando el cristianismo, durante los siglos V y VI,  echó sus raíces allí.

Los grandes focos de la literatura que ha llegado hasta nuestros días: Gales, Escocia, pero, sobre todo, Irlanda y la Bretaña francesa. El porqué esas regiones sí y el porqué otras regiones no nos han trasmitido su saber, se entiende atendiendo a razones de conquista. Cuando en el 142 d.C. la muralla de Adriano terminó de construirse, lo que hoy es Inglaterra quedó sometida, aunque no así Escocia, al norte de la muralla. Durante los siglos V y VI los anglos, los jutos y los sajones, pueblos germánicos, conquistaron la Gran Bretaña pero se asentaron principalmente en su lado este, manteniéndose en Escocia, Cornualles y Gales la población celta y su cultura. Irlanda no sufrió la ocupación romana ni la anglosajona. Arribaron a sus costas los vikingos y posteriormente (1171) de los normandos (asentados ya en Inglaterra), pero apenas ejercieron poder cultural sobre la isla. Sin embargo, entre el siglo V y el VI Irlanda, con San Patricio a su cabeza, se cristianizó. Pero fue un cristianismo peculiar que se adaptó al mundo celta y plasmó su singularidad en monasterios que irradiaron a toda Europa, donde los monjes –muchos de ellos antiguos bardos—vertieron al latín las ancestrales narraciones y los conocimientos de los celtas irlandeses. Y no solo al latín, sino que, utilizando el alfabeto latino como vehículo, dieron forma escrita a la lengua gaélica de Irlanda.

El Ciclo del Ulster, puramente irlandés, y el Ciclo Ossiánico, donde irlandeses y escoceses son protagonistas, son dos de los grandes relatos del mundo celta clásico que fueron rescatados por la escritura gaélica. En el Ciclo del Ulster se relatan las aventuras guerreras de los héroes mitológicos irlandeses, sobresaliendo la figura de su campeón, Cúchulainn. El Ciclo Ossiánico está compuesto por poemas que relatan las hazañas del guerrero Finn, siendo el hijo de éste, Ossian, el narrador.

El porqué de otro foco en la Bretaña francesa requiere otra explicación. La romanización de la Galia por parte de Julio César llevó a muchos galos a refugiarse en las Islas Británicas. Una vez llegados los conquistadores romanos a estas islas, la cultura, las costumbres y las instituciones celtas se mantuvieron en buena medida inalteradas, entre ellas el druidismo. Pero con la retirada de los romanos y la llegada de los pueblos germánicos nombrados, el saqueo del mundo celta en la Britania se hace sistemático. Los britanos que pueden se refugian en las tierras altas de Escocia, en el escarpado Gales, o huyen hacia la antigua Armórica, la Bretaña francesa, cuna desde la que muchos de sus ancestros habían salido siglos atrás.

Los grandes y tardíos relatos que surgen de la Bretaña francesa reciben el nombre de Ciclo de Arturo: el rey Arturo, Merlín, Morgana, la Tabla Redonda, el Santo Grial, Percival, Lancerot… son figuras del paganismo celta embadurnadas de cristianismo, que significaron el nacimiento de la novela en Europa, y que constituyeron todo un fenómeno en la Europa Medieval.

Aquí pongo un punto en el escrito, por razones de longitud, para continuarlo en la siguiente entrada. Ahora quiero mostrar el hermosísimo poema,  Donal Og,  causante de mi ánimo para emprender esta narración

Torpe y pobremente he traducido,  de una traducción del gaélico al inglés realizada por Lady Augusta Gregory, lo que sigue:

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Donald Og- Anónimo irlandés del siglo VIII

 

Cercana a fenecer ayer la noche el perro hablaba de ti;

el ave agachadiza hablaba de ti desde lo hondo de su marisma.

Que eres tú el pájaro solitario que cruza los bosques,

y que estarás sin pareja hasta que llegues a mí.

 

Me hiciste una promesa y me mentiste,

que te hallaría donde el ganado se junta;

te lancé un silbido y trescientos gritos,

y allí sólo hallé un cordero que balaba.

 

Me prometiste algo que te era caro de dar,

un velero de oro bajo un mástil de plata;

doce ciudades con un mercado en cada cual,

y un hermoso patio blanco al lado del mar.

 

Me prometiste algo imposible,

que me darías unos guantes de piel de pez,

que me darías zapatos de piel de pájaro,

y un traje de la más apreciada seda de Irlanda.

 

¡Cuando llego al Pozo de la Soledad,

y sentada recorro lo que me turba;

cuando miro el mundo y no veo a mi amado,

el de cabellos con tonos de ámbar!

 

Fue aquel domingo en que te di mi querer;

el domingo anterior al de Pascua

yo arrodillada leyendo la Pasión;

y mis ojos lanzándote amor eterno.

 

Mi madre me dijo que no hable contigo hoy,

ni mañana ni el domingo;

escogió mal momento para decírmelo:

cerraba la puerta  después de que hubieran robado en la casa.

 

Está mi corazón tan negro como la negrura del endrino,

o como el negro carbón de la fragua del herrero,

o como la huella de una pisada en los salones blancos;

fuiste tú quien puso esa oscuridad en mi vida.

 

Me has arrebatado el Este y el Oeste;

te has llevado lo que estaba frente a mí y tras de mí;

te has llevado la Luna y me has arrebatado el Sol;

y mi gran temor es que me hayas quitado a Dios.

Donal Og
It is late last night the dog was speaking of you;
the snipe was speaking of you in her deep marsh.
It is you are the lonely bird through the woods;
and that you may be without a mate until you find me.

You promised me, and you said a lie to me,
that you would be before me where the sheep are flocked;
I gave a whistle and three hundred cries to you,
and I found nothing there but a bleating lamb.

You promised me a thing that was hard for you,
a ship of gold under a silver mast;
twelve towns with a market in all of them,
and a fine white court by the side of the sea.

You promised me a thing that is not possible,
that you would give me gloves of the skin of a fish;
that you would give me shoes of the skin of a bird;
and a suit of the dearest silk in Ireland.

When I go by myself to the Well of Loneliness,
I sit down and I go through my trouble;
when I see the world and do not see my boy,
he that has an amber shade in his hair.

It was on that Sunday I gave my love to you;
the Sunday that is last before Easter Sunday
and myself on my knees reading the Passion;
and my two eyes giving love to you for ever.

My mother has said to me not to be talking with you today,
or tomorrow, or on the Sunday;
it was a bad time she took for telling me that;
it was shutting the door after the house was robbed.

My heart is as black as the blackness of the sloe,
or as the black coal that is on the smith’s forge;
or as the sole of a shoe left in white halls;
it was you put that darkness over my life.

You have taken the east from me, you have taken the west from me;
you have taken what is before me and what is behind me;
you have taken the moon, you have taken the sun from me;
and my fear is great that you have taken God from me!