Frases escogidas de Ortega y Gasset en La Rebelión de las masas:

  • Vaciado de su propia historia; sin entrañas de pasado; dócil a todas las disciplinas
  • Disponibilidad para fingir ser cualquier cosa
  • Existir es resistir, hincar los talones, oponerse a la corriente
  • La historia es la realidad del hombre
  • El estado de libertad resulta de una pluralidad de fuerzas que mutuamente se resisten
  • La disposición de los hombres, sea como soberanos sea como conciudadanos, a imponer a los demás como regla de conducta su opinión y sus gustos, se halla tan enérgicamente sustentada por algunos de los mejores y algunos de los peores sentimientos inherentes a la naturaleza humana, que casi nunca se contiene más que por faltarle poder.
  • Lengua sin la fina arista del razonamiento ni líricos tornasoles; es una lengua sin luz ni temperatura, sin evidencia y sin calor de alma.
  • Una vez la historia agonizó bajo el imperio homogéneo de la vulgaridad por haber desaparecido la fértil «variedad de situaciones»
  • Mi subsuelo; oscura labor subterránea de minero
  • Ser de izquierdas es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil; ambas, en efecto, son formas de hemiplejia moral.
  • Hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas tiranías.
  • La política se apresura a apagar las luces para que todos los gatos resulten pardos.
  • Ponerse en traza abismática, vestirse la escafandra y descender a lo más profundo del hombre.
  • El soplo de un dios torvo y vengativo.
  • Rezuma sólo vagas filantropías.
  • El verdadero tesoro del hombre es el tesoro de sus errores, la larga experiencia vital decantada gota a gota en milenios. Por eso Nietzsche define al hombre superior como el ser «de la más larga memoria»
  • El hombre selecto no es el petulante que se cree superior a los demás, sino el que se exige más que los demás.
  • Boyas que van a la deriva.
  • Se advierte el progresivo triunfo de los seudointelectuales, incualificados, incalificables y descalificados por su propia contextura.
  • Cree la masa que tiene derecho a imponer y dar vigor de ley a sus tópicos de café.
  • Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad y lo impone dondequiera
  • La auténtica plenitud vital no consiste en la satisfacción del logro, en la arribada. Ya decía Cervantes que «el camino es siempre mejor que la posada»
  • Algunos deseos mueren de satisfacción, como muere el zángano afortunado después del vuelo nupcial
  • Toda vida es hallarse dentro de la circunstancia o mundo. Mundo es el repertorio de nuestras posibilidades vitales; representa lo que podemos ser; por tanto, nuestra potencia vital.
  • Con más medios, más saber, más técnicas que nunca, resulta que el mundo actual va como el más desdichado que haya habido: puramente a la deriva.
  • Permanecer alerta para poder oír la secreta germinación del futuro.
  • Nuestro mundo es la dimensión de fatalidad que integra nuestra vida. Las circunstancias son el dilema, siempre nuevo, ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter.
  • En el sufragio universal no deciden las masas, sino que su papel consiste en adherirse a la decisión de una u otra minoría.
  • Se gobierna por la urgencia del presente, no por cálculos del futuro
  • Mimar es no limitar los deseos, dar la impresión a un ser de que todo le está permitido y a nada está obligado. La criatura sometida a este régimen no tiene la experiencia de sus propios confines. Se acostumbra a no contar con los demás, sobre todo a no contar con nadie como superior a él. Creen que su papel se reduce a exigir perentoriamente, cual si tuviese derechos nativos.
  • El noble originario se obliga a sí mismo, y al noble hereditario le obliga la herencia.
  • Pero al creerse con derecho a tener una opinión sobre el asunto sin previo esfuerzo para forjárselo, manifiesta su ejemplar pertenencia al modo absurdo de ser hombre que he llamado masa rebelde. Eso es precisamente tener obliterada, hermética el alma.
  • El perspicaz ser sorprende a sí mismo siempre a dos dedos de ser tonto; por ello hace un esfuerzo para escapar a la inminente tontería, y en ese esfuerzo consiste la inteligencia. No hay modo de desalojar a un tonto de su tontería.
  • El tonto es vitalicio y sin poros. Por eso decía Anatole France que un necio es mucho más funesto que un malvado. Porque el malvado descansa algunas veces; el necio jamás
  • No hay discusión de la vida pública donde el hombra masa no intervenga, ciego y sordo como es, imponiendo sus «opiniones».
  • La idea es un jaque a la verdad.
  • Tener una idea es creer que se poseen las razones de ella, y es, por tanto, creer que existe una razón, un orbe de verdades inteligibles
  • La masa no desea la convivencia con lo que no es ella. Odia a muerte lo que no es ella.
  • Parecen toscos labriegos que con dedos gruesos y torpes quieren coger una aguja que está sobre la mesa. Se manejan, por ejemplo, los temas políticos y sociales con el instrumental de conceptos romos que sirvieron hace doscientos años para afrontar situaciones de hecho doscientas veces menos sutiles.
  • Necesitamos de la historia íntegra para ver si escapamos de ella, no para recaer en ella
  • El hombre vulgar, antes dirigido, ha resuelto gobernar el mundo. El contentamiento consigo mismo le lleva a encerrarse a toda instancia exterior, a no escuchar, a no poner en tela de juicio sus opiniones y a no contar con los demás.
  • Llega a proclamar como una virtud el no enterarse de cuanto quede fuera del angosto paisaje que especialmente cultiva, y llama diletantismo a la curiosidad por el conjunto del saber.
  • Cuando una realidad humana ha cumplido su historia, ha naufragado y ha muerto, las olas la escupen en las costas de la retórica, donde, cadáver, pervive largamente
  • En cualquier dificultad el hombre masa tenderá a exigir que inmediatamente lo asuma el Estado, que se encargue directamente de resolverlo con sus gigantescos e incontrastables medios.
  • El mando significa prepotencia de una opinión. La mayor parte de los hombres no tiene opinión, y es preciso que le venga de fuera a presión, como entra el lubrificante en las máquinas. Todo desplazamiento del poder, todo cambio de imperantes, es a la vez un cambio de opiniones y, consecuentemente, nada menos que un cambio de gravitación histórica.
  • Vida es lucha con las cosas para sostenerse entre ellas. Los conceptos son el plan estratégico que nos formamos para responder a su ataque.
  • Las juventudes, de puro sentirse libres, exentas de trabas, se sienten vacías.
  • Estos años asistimos al gigantesco espectáculo de innumerables vidas humanas que marchan perdidas en el laberinto de sí mismas por no tener a qué entregarse.
  • Porque la vida es por lo pronto un caos donde uno está perdido. El hombre oculta esa terrible realidad con un telón fantasmagórico donde todo está muy claro. Le trae sin cuidado que sus ideas no sean verdaderas; las emplea como trincheras para defenderse de su vida, como aspavientos para ahuyentar la realidad.
  • La mayor parte de los hombres de ciencia se han dedicado a ella por terror a enfrentarse con su vida.
  • Sólo hay verdad en la existencia cuando sentimos sus actos como irrevocablemente necesarios.
  • Con tal de servir a algo que dé un sentido a la vida y huir del propio vacío existencial, no es difícil que el europeo se trague sus objeciones al comunismo, y ya que no por su sustancia, se sienta arrastrado por su gesto moral
  • Hay hombres, los cuales, por los temas en que habitualmente se ocupan, o por poseer almas sensibles como finos registradores sísmicos, reciben antes que los demás la visita del porvenir.
  • El hombre necesita un derecho dinámico, un derecho plástico y en movimiento capaz de acompañar a la historia en su metamorfosis.
  • Es el hontanar de una nueva fe. Pero no mana en medio de la alteración, sino en el recato del ensimismamiento
  • Durante un momento –el siglo XVI—en Holanda, el hombre más envidiado era el que poseía cierto raro tulipán. La fantasía humana, hostigada por ese instinto irreprimible de jerarquía, inventa siempre algún nuevo tema de desigualdad (p 258)
  • Ni la religión ni la moral dominan la vida social ni el corazón de la muchedumbre.
  • El poder social del dinero será tanto mayor cuantas más cosas haya que comprar.

Más allá del bien y del mal II. Nietzsche

De la psique y la moral

p.73.-El escepticismo con respecto al sufrimiento, que en el fondo es tan solo un rasgo afectado de la moral aristocrática, ha contribuido no poco al surgimiento de la última gran rebelión de esclavos, comenzada con la Revolución francesa.

p.82.-Quien ha mirado hondo dentro del mundo adivina sin duda cuál es la sabiduría que existe en el hecho de que los hombres sean superficiales. Su instinto de conservación es el que los enseña a ser volubles, ligeros y falsos.

p.99.-No existen fenómenos morales, sino sólo una interpretación moral de los fenómenos.

p.106.-Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti.

p.108.-La demencia es algo raro en los individuos, pero en los grupos, los partidos, los pueblos, las épocas, constituye la regla.

p.116.-Toda moral es una tiranía contra la naturaleza; también contra la razón.

p.118.-La moral enseña a odiar la libertad excesiva, implanta la necesidad de horizontes limitados, de tareas próximas, enseña el estrechamiento de la perspectiva y por tanto, en cierto sentido, la estupidez como condición de vida y de crecimiento.

p.122.-La mayor parte de la vivencia nos la imaginamos con la fantasía.

p.131.- El amor al prójimo es siempre, con relación al temor al prójimo, algo secundario, algo parcialmente convencional y aparente-arbitrario.

p.148.-No hay hoy, según es reconocido por todos, mejor somnífero y calmante que el escepticismo, que la suave, amable, tranquilizadora adormidera del escepticismo. En efecto, el escepticismo es la expresión más espiritual de una cierta constitución psicológica compleja a la que, en el lenguaje vulgar, se le da el nombre de debilidad nerviosa y constitución enfermiza.

p.156.-Cuanta mentira yace oculta bajo los tipos más venerados de la moralidad contemporánea

p.162.-Estamos determinados por morales diferentes; nuestras acciones brillan alternamente con colores distintos, raras veces son unívocas.  Y hay bastantes casos en que realizamos acciones multicolores.

p.167.-En los lugares en que hoy se predica compasión, abra el psicólogo sus oídos, oirá un ronco, quejoso, genuino acento de autodesprecio.

p. 178.-«Ordenar cosas nuevas mediante órdenes antiguas»

191.- Como un vacío que se abre entre causa y efecto.

p.192.- Horas de hervores nacionales, de ahogos patrióticos y de todos los demás anticuados desbordamientos sentimentales.

p.228.-El vanidoso se alegra de toda buena opinión que oye de sí mismo, de igual modo que sufre por toda opinión mala: se siente sometido a ellas, se esclaviza a ellas.

p.241.-Un hombre que aspire a cosas grandes considera a todo aquel con quien se encuentra en su ruta, o bien como un medio, o bien como una rémora y obstáculo, o bien como un lecho pasajero para reposar  […] ¡coger el azar por los pelos!

Del socialismo y el cristianismo

p.68-69.-Universal y verde felicidad-prado del rebaño, llena de seguridad, libre de peligro, repleta de bienestar y de felicidad de vida para todo el mundo: sus dos canciones y doctrinas más repetidamente canturreadas se llaman «igualdad de derechos» y «compasión con todo lo que sufre».

p.74.-…la neurosis religiosa, encontrámosla ligada a tres peligrosas prescripciones dietéticas: soledad, ayuno y abstinencia sexual.

p. 132 Hay un punto en la historia de la sociedad en el que el reblandecimiento y el languidecimiento enfermizos son tales que ellos mismos comienzan a tomar partido a favor de quien los perjudica, a favor del criminal, y lo hacen, desde luego, de manera seria y honesta. Castigar: eso les parece inocuo en ciertos sentidos; lo cierto es que la idea del castigo y del deber-castigar les causa daño, les produce miedo. «¿No basta con volver no-peligroso al criminal? ¿Para qué castigarlo además? ¡El castigar es cosa terrible! La moral del rebaño, la moral del temor, saca su última consecuencia con esta interrogación. El imperativo del temor gregario:  ¡queremos que alguna vez no haya nada que temer!

p.134.- El movimiento democrático constituye la herencia del movimiento cristiano. Los filosofastros cretinos y los ilusorios de la fraternidad, que se llaman a sí mismos socialistas, y quieren la sociedad libre, pero que en verdad coinciden con todos aquellos en su hostilidad radical e instintiva a toda forma de sociedad diferente a la del rebaño autónomo […] coinciden en la desconfianza contra la justicia punitiva. […] coinciden todos ellos en el clamor y en la impaciencia de la compasión, en el odio mortal contra el sufrimiento en cuanto tal, en la incapacidad casi femenina para poder presenciarlo como espectador, para poder hacer sufrir; coinciden en el ensombrecimiento y reblandecimiento involuntarios bajo cuyo hechizo Europa parece amenazada por un nuevo budismo. […] coinciden en la creencia en el rebaño, en sí mismos. Su ideal: esa degeneración y empequeñecimiento del hombre en completo animal de rebaño.

p.225.-… una cierta necesidad de tener enemigos como canales de desagüe, por así decirlo, de los afectos denominados envidia, belicosidad, altivez, en el fondo, para poder ser buen amigo.

p.226.-El bueno tiene que ser en todo caso el hombre no peligroso

Nietzsche en sus escritos. Más allá del Bien y del Mal I

Del instinto y la fuerza

p. 61.-Suponiendo finalmente que se consiguiese explicar nuestra vida instintiva entera como la ampliación y ramificación de una única forma básica de voluntad – a saber, de la voluntad de poder como dice mi tesis—[…] entonces habríamos adquirido el derecho a definir inequívocamente toda fuerza agente como voluntad de poder

p. 65: Todo lo que es profundo ama la máscara.

p. 66.- Saber reservarse es una prueba de independencia.

p.67.-Las cosas tienen que ser tal como son y tal como han sido siempre: las grandes cosas están reservadas para los grandes, los abismos para los profundos, las delicadezas y estremecimientos para los sutiles, y, en general, y dicho brevemente, todo lo raro para los raros.

p.70 Los halagos de la dependencia que yacen escondidos en los honores, o en el dinero, o en los cargos, o en los arrebatos de los sentidos.

La verdad puesta boca abajo

p. 87 Ascetismo y puritanismo son medios casi ineludibles de educación y ennoblecimiento cuando una raza quiere triunfar de su procedencia plebeya y trabaja para elevarse hacia el futuro dominio.

p.102.-Un pueblo es el rodeo que da la naturaleza para llegar a seis, a siete grandes hombres.

p.121.-…sobre Sócrates: hay que seguir a los instintos, pero hay que persuadir a la razón para que acuda luego en su ayuda con buenos argumentos.

p.132.-Todo lo que eleva al individuo por encima del rebaño e infunde temor al prójimo es calificado, a partir de ese momento, de malvado; los sentimientos equitativos, modestos, sumisos, igualitaristas, la mediocridad de los apetitos alcanzan ahora nombres y honores morales.

P.159.-Para entrar en un mundo elevado hay que haber nacido, o dicho con más claridad, hay que haber sido criado para él.

p.171.-Lo mismo el hedonismo que el pesimismo, lo mismo el utilitarismo que el eudemonismo: todos esos modos de pensar que miden el valor de las cosas por el placer y el sufrimiento que estas producen, son ingenuidades y modos superficiales de pensar.[…] la disciplina del sufrimiento, del gran sufrimiento, ¿no sabéis que únicamente esa disciplina es la que ha creado hasta ahora todas las elevaciones del hombre?

p.177.-Lo que constituye la voluptuosidad dolorosa de la tragedia es crueldad; lo que produce un efecto agradable en la llamada compasión trágica y, en el fondo incluso en todo lo sublime, hasta llegar a los más altos y delicados estremecimientos de la metafísica, eso recibe su dulzura únicamente del ingrediente de crueldad que lleva mezclado. […]los brebajes aromáticos de la gran Circe «crueldad»

p.193.- ¡Mas tal vez todo lo grande no haya sido en sus comienzos más que una locura!

p.221.-La vida misma es esencialmente apropiación, ofensa, avasallamiento de lo que es extraño y más débil, opresión, dureza, imposición de formas propias, anexión y al menos, en el caso más suave, explotación.

p.179.-…haya endurecido y afilado durante suficiente tiempo su ojo para verse a sí mismo…

p.231.- …surge una funesta simultaneidad de primavera y otoño.. […] que nada se mantiene en pie hasta pasado mañana, excepto una sola especie de hombres, los incurablemente mediocres.

p.240.-El sufrimiento vuelve aristócratas a los hombres, separa.

De la mujer

p.95.-La mujer aprende a odiar en la medida en que desaprende a hechizar. Afectos idénticos tienen, sin embargo, un tempo distinto en el hombre y en la mujer: por ello hombre y mujer no dejan de malentenderse.

p.100.-Cuando en el juego no intervienen el amor o el odio, la mujer juega de manera mediocre.

p.105.- Cuando una mujer tiene inclinaciones doctas hay de ordinario en su sexualidad algo que no marcha bien.

p.182.- Pero no quiere la verdad: ¡qué le importa la verdad a una mujer! Desde el comienzo, nada resulta más extraño, repugnante, hostil en la mujer que la verdad. Su gran arte es la mentira, su máxima preocupación son la apariencia y la belleza.

p.189.-Lo que en la mujer infunde respeto es su naturaleza, su elasticidad genuina y astuta, como de animal de presa, su garra de tigre bajo el guante… el carácter inaprensible, amplio, errabundo, de sus apetitos y virtudes…

Amenazas. Peligros. Secuelas

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  • La crisis mundial causada por la aparición del Coronavirus y su rápida propagación, está mostrando que el mundo se ha transformado en una inmensa tela de araña en la que todos estamos atrapados.
  • Se anuncia que la amenaza de pandemia será recurrente, que tras unos meses de relajación volverá otra vez con fuerza. El informe del Imperial College dice que serán 18 meses muy duros, hasta que se consiga que una vacuna sea operativa.
  • Indudablemente el mundo se empobrecerá y la ingeniería de masas, las fuerzas tendentes a una gobernanza mundial, y el igualitarismo social se verán incrementados. El Estado de Sitio que ahora padecemos en Italia y España son un buen ensayo y un buen reclamo para poner en marcha políticas de control mundial, para establecer un nuevo Orden Mundial como el que se jalea desde la ONU.
  • Se da por descontado que, siguiendo la tendencia previa, la economía y el liderazgo chinos saldrán reforzados. Probablemente Norteamérica se mantendrá, pero nadie duda de que Europa saldrá debilitada. Algún país colapsará, y España tiene muchos boletos en esa rifa.
  • En Italia ya se ha establecido el protocolo de no atender a los mayores de 80 años con la batería de recursos existente en los hospitales. En España está al llegar.
  • El mayor infortunio que puede sufrir un país en estos momentos de crisis, es tener un gobierno de incapaces. A las numerosas negligencias e irresponsabilidades que el tal gobierno ha cometido desde que el virus hizo acto de presencia, hoy mismo (19 de marzo) nos enteramos que el gobierno de Madrid –de signo político distinto al del gobierno de España—reclama con urgencia las muchas toneladas de material sanitario que llevan dos días retenidas en las aduanas. Si la causa de tal retención tuviese una intención política sería causa para enjuiciar a todo el gobierno del Estado.
  • Los hechos revelan que estamos expuestos a contingencias tan tenebrosas como que cualquier loco que tenga acceso a la biotecnología puntera puede acabar con medio mundo en un acto de locura; o que en un cónclave de mandatarios o multimillonarios mundiales se acuerde aniquilar a una parte significativa de la población mundial.
  • Que el virus sea tan voraz y que su mortal diana se dirija a las personas mayores; que haya brotado así, de forma tan repentina y agresiva, sin leves manifestaciones previas; da voz a teorías conspiratorias de toda índole. Esperemos que no tengan realidad.
  • Para controlar a un pueblo hay que conocer su miedo, y es evidente que el primer miedo de cada individuo es estar en peligro mortal. Una vez que el ser humano se hace esclavo de su miedo es fácil hacerle creer que el papá Estado estará listo para ayudar a salvarlo.

    George Orwell

NOTICIAS Y PENSAMIENTOS

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Libertad y Razón

Una particularidad nos distingue de los animales: poseemos conciencia. Son dos las cualidades más nobles y elevadas que nos proporciona ésta: la Razón y la Libertad. Somos humanos gracias a ellas. Sin su acción en concierto carece de potencia el ser y no hay verdadero juicio. Razón y Libertad deberían ser asumidas como nuestro fundamento. Hoy en día, sin embargo, se observan movimientos de masas que relativizan y menosprecian la Razón y pretenden cercenar las libertades.  Se trata de un intento de hacernos caminar hacia la animalidad, de hacernos creer que formar parte de un rebaño es la más excelsa forma de vivir. Esclavizados y animalizados seríamos felices, dicen entre líneas.

Obligarnos a ser felices

Es común a todo revolucionario el querer obligar a la gente a ser feliz.  Máximo Gorki lo expresó con pasión: “¡Por la fuerza será arrastrada la humanidad a ser feliz!”. Marcuse, en El hombre unidimensional, dice algo semejante. Parece ser una misión apostólica.

Cuando el demonio no tiene qué hacer

Nos dice Nietzsche que la locura es rara en el individuo pero es norma en el grupo. Si un sujeto anhela llevar a cabo una empresa de conquista, virtud, diligencia, éxito, poder o riqueza, verterá en  él su acción diaria. También si se enfrenta a peligros o amenazas o a la miseria, se lanzará a superar sus dificultades con toda su pasión de individuo. En cambio, cuando todo le es regalado,  y su cielo está despejado de amenazas, cuando todo en él es desidia, puede dedicarse a destruirse a sí mismo o a destruir su país o a destruir la libertad. Cualquier barbaridad es posible.

Dos ejemplos bizantinos nos ilustran el asunto. La antigua Bizancio (el territorio que ahora llaman Turquía y ocupan los turcos otomanos) había llegado a ser una sociedad opulenta, con sus ciudadanos viviendo en el asueto y con las carreras de cuadrigas como su mayor preocupación. Vamos, como nosotros con el fútbol. Bien, su ausencia de dificultades en la vida, su aburrimiento, les llevó a desencadenar dos guerras civiles. Una, entre los forofos de los dos importantes  equipos de cuadrigas. Otra, entre los partidarios de los iconos religiosos y los partidarios de su desaparición.

Cuando el demonio no tiene qué hacer, mata moscas con el rabo.

Una frase de la Pasionaria que la retrata

Es mejor condenar a cien inocentes antes que absolver a un solo culpable.

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Los populares intelectuales ciegos

Los intelectuales más populares son aquellos con ideología –pues la ideología arrastra tras de sí un rebaño—pero  la ideología deforma la visión de la realidad y oscurece la razón, así que los intelectuales son la grey más convencida y fanática, los más ciegos de todos los hombres.

Perentoriedad: salvar el comunismo

En la actualidad se trata de salvar el comunismo resucitando el peligro del fascismo.

Argucias de la izquierda

La izquierda siempre tiene un enemigo a mano  al que acusar de todo cuanto ella misma provoca. Otra de sus tácticas es atacar y acusar al que se defiende de haber realizado el primer ataque.

Regalos al independentismo

Al señor Torra, que negocia en nombre del independentismo catalán,  ya le ha regalado el presidente Sánchez 8000 millones de Euros. Una parte de ellos para que la televisión catalana siga vertiendo odio contra España. Ahora está esperando el BNG gallego y el PNV vasco su correspondiente parte del pastel.

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Los progres del cine en España

Hatajo de saltimbanquis paniaguados que tienen como gran gloria celebrarse a sí mismos, y que ni por equívoco crean algo digno de ser visto.

El Retorno del Dogmatismo

 

El poder tiránico y el fanatismo ideológico o religioso suelen ir de la mano. Juntos, han desatado buena parte de los males que han jalonado la historia humana. Hay muchos tipos de pensamiento, lógico, mágico…, el pensamiento al que me refiero ahora es dogmático. Bajo su égida tiránica, su credo es dogma para todos, es verdad incontestable y revelada.  Para velar por el acatamiento al dogma los cristianos tuvieron al Santo Oficio, los comunistas crearon los Gulags y ejercieron los fusilamientos.

El dogma parecía ser cosa del pasado –no así en los países islámicos, Cuba y Corea del Norte—pero ha retornado con fuerza a Occidente. El modo en que el llamado Cambio Climático  antropogénico se impone en los medios de comunicación, en las Universidades y en los centros de investigación científica es altamente dogmático. No solo se anuncia como verdad inamovible sino que se exige el acatamiento a su dictado. Y se exige con la virulencia inquisidora con que se exigía en tiempos pretéritos.

Voy a exponer brevemente tres de los más execrables hechos  de cuantos han jalonado nuestro caminar histórico  han sido la Cruzada de los Niños, el Proceso a Galileo, y los hechos que se refieren al Asunto Lysenko.  Recordémoslos.

cruzada niños

Primero: En 1212, cerca de 20.000 niños siguen a quien dice haber recibido de Jesucristo el mandato de liberar Jerusalén. Esperan que, milagrosamente, el Mediterráneo se abra a su paso. Más de la mitad mueren de hambre en el camino, otros desertan; unos dos mil embarcan en Cerdeña y en Alejandría son vendidos como esclavos a los serrallos sarracenos.

galileo

Segundo: En 1633 Galileo es forzado a presentarse delante del Santo Oficio de la Inquisición para retractarse de su apoyo a la teoría heliocéntrica o copernicana. Galileo hubo de abjurar de sus afirmaciones científicas, siendo confinado en su casa durante los cinco años siguientes.

lysenko

Tercero: En Febrero de 1935, Trofim Denisovich Lisenko, un oscuro biólogo, ataca a los genetistas soviéticos porque “con sus teorías importadas de Occidente están destruyendo la agricultura soviética”, palabras que impactaron en Stalin. Haciendo uso del engaño de conseguir una nueva biología dialéctica y comunista, consiguió llegar a ser presidente de la Academia Nacional de Ciencias Agrícolas, y, durante tres décadas controló las investigaciones biológicas y la agricultura, llevando a un desastre tras otro;  ordenó la destrucción de todos los libros basados en genética mendeliana y llevó a cabo una sangrienta purga de científicos. El conocimiento de la biología desapareció en la URSS, pero ninguna evidencia en contra podía hacer frente al fervor ideológico de quien alegaba que: “La teoría mendeliana de la herencia es falsa por ser reaccionaria y metafísica, y niega los principios fundamentales del materialismo dialéctico”.

En que tuvieran lugar las Cruzadas jugaron factores tales como los juegos de poder de la realeza europea y el papado, los fanatismos religiosos, y  la intención de desprenderse del exceso de población existente, dado el nulo comercio que había y el alto grado de delincuencia, sobre todo, de caballeros segundones. El proceso a Galileo es recordado por representar el dogma frente a la libertad de pensamiento; en aquel caso, el dogma promulgado por la Iglesia Católica, de cuyos representantes salía la verdad indiscutible. El caso Lynsenko sigue siendo ejemplo de la opresión contra la libertad y la razón a que conducen una ideología y un Estado totalitarios como fueron el comunismo y la URSS.

Unos pocos días atrás pudimos ver un abominable espectáculo ofrecido y patrocinado por la ONU a las televisiones de todo el mundo. Una niña de 16 años, Greta Thunberg,  con síndrome de Asperger y Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), lanzando acusaciones contra el mundo por  haber perdido su infancia, y apocalípticos mensajes sobre el extinciones masivas y otros cataclismos universales debidos al CO2. Parece como si el Dios de la naturaleza le hubiera hablado y encargado de lanzar una Cruzada contra el demonio del Cambio Climático. Al día siguiente vimos (aquí en España) decenas de miles de niños –muchos  de los cuales no han alcanzado aún la pubertad—clamando por embarcarse en la nueva Cruzada por el Cambio Climático.

 

Véase la claridad mental de Greta Thunberg cuando no tiene los papeles delante.

https://twitter.com/i/status/1177845092289261568

La Iglesia luterana sueca afirma que Greta es la sucesora de Jesucristo en nuestro tiempo.

 

Sin entrar ahora en la verdad o en el fraude que  encierra esa espiral de locura y dogmatismo, esa nueva religión llamada Cambio Climático,  el hecho evidente es que, tal como ocurrió con Galileo, tal como hizo el comunismo de la URSS de la mano de Lysenko, los defensores de la existencia del Cambio Climático tratan por todos los medios a su alcance de impedir la libertad de expresión a todo discrepante y lanzan amenazas contra todo aquel que se aparte del dogma del clima, a la vez que ejercen represalias contra cualquier científico que no esté de acuerdo. Es una lucha religiosa que condena al ostracismo al científico heterodoxo, que impide el debate y la circulación de ideas, y que es una brutal amenaza contra el progreso, la libertad y los derechos.

En la imposición de ese dogma trabajan actores muy diversos: El secretario norteamericano de Estado con Obama John F. Kerry, fue uno de los primeros alarmistas, ya nos amenazaba alarmantemente con estas palabras: “Los científicos suponen que el Ártico va a estar libre de hielo en 2013”. La revista Science, entregada, como Nature, a la alarma en cuanto al cambio climático, pregonó que “El presupuesto necesario para el clima es más importante que la Democracia”. Pero otros no se contentan con alarmar y crear miedo injustificado en la población (en otra entrada expondré a qué intereses se debe la locura alarmista del clima), sino que reprimen sin compasión al hereje. Peter Ridd es físico y era profesor de la Universidad James Cook en Australia hasta que lo expulsaron por contradecir el dogma de que los arrecifes de corales estuvieran muriendo debido al Cambio Climático (afortunadamente ganó el juicio). A Patrick Moore, ex presidente y cofundador de Greenpeace no le han perdonado que “El Cambio Climático es una de las mayores estafas de la historia”, tampoco a John Coleman, creador de Weather Channel, también disidente y que elevó el grado de fraude del Cambio Climático al mayor jamás habido. Otras amenazas y alarmismos son aún más preocupantes: el senador demócrata estadounidense Sheldon Whitehouse declara: “Cualquiera que se atreva a negar el Calentamiento Global debería ser enjuiciado y encarcelado”.

La coacción contra el heterodoxo no es menor que la que ejercía la Inquisición, y se basa en el miedo. Es la política religiosa del dogma y el miedo a contravenirlo. En el video siguiente se muestra a una científica del clima declarar ante una comisión del senado norteamericano el miedo que atenaza a los investigadores ante el hecho de decir algo que ponga en cuestión el dogma del clima.

 

https://youtu.be/wYlUrj4Ngpc

 

Se trata de una represión de las libertades de magnitud global, una Inquisición mundial en toda regla dirigida y manejada por la ONU, y que no tiene nada que envidiar al Santo Oficio en su acción represora y en introducir una creencia ciega en las gentes. Y no tiene nada que envidiar a la que condenó a Galileo o al régimen de miedo que, entre los biólogos, instituyó Lysenko en la URSS, y que trata de fanatizar a los jóvenes y hacerles acatar el dogma del clima, cuyas oscuras pretensiones se ocultan. El dogmatismo ha vuelto con fuerza y con la intención de acabar con libertades y debates. La nueva Iglesia del cambio climático se ha instituido. Con la ONU haciendo las veces del Papa y el Intergovermental Panel on Climate Change (IPCC) haciendo de Santo Oficio de la Inquisición. También hoy en día los juegos de poder, los intereses económicos y los fanatismos ideológicos, son los principales factores de para que se haya desatado esta Cruzada contra el Cambio Climático. El CO2 no pasa de ser un mero símbolo.

Defender hoy la libertad de pensamiento y palabra es la labor más urgente que debe ocuparnos.

 

 

Judíos en el siglo XX

judios1

Políticos:

Karl Marx, Ferdinand Lassalle, fundador del partido socialdemócrata alemán, Rosa Luxemburgo, León Trotski, el líder revolucionario Húngaro Bela Kun.

Científicos:

Einstein, Alexander Luria, Albert Michelson, Minkowski, Schwarzschild, Niels Bohr, Feynman, Murray Gell-Mann, Sheldon Glashow, Lev Landau, Von Neumann, Oppenheimer, Wolfgang Pauli, Steven Weinberg, George Cantor, Norbert Wiener, Marcel Grossmann, Alexander Friedman.

Filósofos:

Max Horkheimer, Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Walter Benjamin, Karl Popper, Raymon Aron, Henry Bergson, Noam Chomsky, Ludwig Wittgenstein, Thomas Kuhn, Imre Lakatos, Peter Singer, Claude Lévy-Stauss.

Economistas

Paul Samuelson, Milton Friedmn, Herbert Simon, Alan Greenspan, Paul Krugman, David Ricardo

Cineastas:

Charles Chaplin, Peter Bogdanovich, Joel y Ethan Coen, George Cukor, Max Fleischer, Richard Fleischer, William Friedkin, Menahem Golan, Arthur Hiller, Stanley Kramer, Stanley Kubrick, Fritz Lang, Melvin Leroy, Barry Levinson, Ernst Lubitch, Sidney Lumet, Joseph Mankiewicz, Paul Mazursky,  Max Ophuls (Maximilian Oppenheimer),  Alan J. Pakula, Roman Polanski, Sidney Pollack,  Abraham Polonsky, Otto Preminger, Max Reinhardt (Maximillian Goldman), Martin Ritt, Stuart Rosenberg, Herbert Ross, Robert Rossen, John Schlesinger, Melville Shavelson, Don Siegel, Robert Siodmark, Steven Spielberg, Billy Wilder, Robert Wise, William Wyler, Robert Zemeckis, Fred Zinneman, David Zucker y Jerry Zucker.

Actores:

John Garfield (Jacob Julius Garfinkle), Dorothy Lamour (Dorothy Kaumeyer), Eva Gabor, Gene Barry, Cornel Wilde, Oskar Homolka, Eddie Cantor, Judy Holliday (Judith Tuvin), Lauren Bacall (Joan Perske), Kirk Douglas (Isadore Demsky), Tony Curtis (Bernie Schwartz), mientras que a finales de los 40 y en los 50 lo hicieron Piper Laurie (Rosetta Jacobs), Cyd Charisse, Shelley Winters, Elli Wallach, Lee J. Cobb, Rachel Weisz, Jeff Chandler, Eddie Albert (Eddie Heimberger), Ernest Borgnine (Effron Borgnine), Martin Balsam, Carroll Baker, Charles Bronson (Charles Buchinsky), Eleanor Parker (Ellen Friedlob), Rod Steiger, Karl Malden (Maiden Sekulovitch), Eddie Fisher, Jerry Lewis (Joseph Levitch) y Walter Matthau (Walter Matasschanskayasky), Patricia y Rosanna Arquette, Jamie Lee Curtis, Ellen Barkin, Mathew Broderick, Albert Brooks, Mel Brooks, James Caan, Peter Falk (Columbo), Billy Crystal, Peter Coyote, Daniel Day-Lewis, Michael Douglas, Richard Dreyfuss, Noah Emmerich, Harvey Keitel, Peter Falk, Elliott Gould, Jake Gyllenhaal, Laurence Harvey, Kate Hudson, Scarlett Johansson, Natalie Portman, Lisa Kudrow, Mila Kunis, Michael Landon, Gwyneth Paltrow, Winona Ryder, Adam Sandler, Steven Seagal, William Shatner, Sylvia Sidney, Ben Stiller, Barbra Streisand, Gene Wilder, Debra Winger, Kevin Costner,  Joan Collins, Harrison Ford, Richard Gere, Dustin Hoffman, Amy Irving,  Peter Strauss, Jane Seymour y Bruce Willis.

Escritores, músicos

Freud,  Gustav Mahler, Bob Dylan, Leonard Cohen, Gertrude Stein, Frank Kafka, Marcel Proust, Philip Roth, Noah Gordon, Elías Canetti, Paul Auster

Contribuciones a las ciencias en porcentaje

El 26% de todos los premios Nobel de Física han sido judíos, el 40% de los norteamericanos. El 28% de ganadores de la medalla Max Plank; el 44% de los ganadores de la medalla Dirac; el 51% de los poseedores del Premio Wolf de Física; el 19% de los ganadores del Premio Nobel de Química han sido judíos; el 29% de los ganadores del del Premio Nobel de Medicina han sido judíos; el 27% de las medallas Field de matemáticas han ido a manos de judíos; el 50% de ganadores del Premio Leroy Steele de de matemáticas han sido judíos; el 38% de los premios Nobel de Economía han sido judíos. Actualmente hay 14 millones de judíos en un mundo poblado por siete mil millones de personas. Eso hace que la proporción de judíos en el mundo sea de un 0,2 %, así que la contribución judía al conocimiento mundial es 150 veces mayor que la que le correspondería.

Causa

¿Cuál es la causa?, ¿la educación recibida? Seguramente. Si la educación calvinista produjo a Cromwell, Adam Smith, Huygens, John Milton, Rousseau, Thomas Peine, Benjamín Franklin, Thomas Jefferson, Bacon, la no menos severa educación judía ha producido en el siglo XX para el conocimiento todas las contribuciones expuestas.

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Mirada incierta al futuro

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Nos hallamos, sin duda, en los albores de una época de grandes turbulencias. Los nuevos tiempos han planteado una multitud de incógnitas, cada una de ellas con sus dilemas de incierto pronóstico. En China, en India, en Corea, en Malasia, se han producido transformaciones económicas gigantescas. Las actuales corrientes migratorias solo tienen parangón con las acaecidas antiguamente en las estepas asiáticas con destino al limes romano. La interconexión global, los acelerados avances tecnológicos, los hitos alcanzados en inteligencia artificial y en la manipulación mediante biotecnología, auguran cambios drásticos en los ámbitos sociales y laborales. Parece como si los nuevos tiempos nos hubieran arrastrado a un vórtice marítimo de magnitud y alcance imprevisibles que puede hundirnos en gélidas aguas o transportarnos a viscosos universos de dimensiones desconocidas. Como el reumático que barrunta frío o lluvia por el dolor de sus articulaciones, el malestar general del mundo no parece augurar nada bueno.

Las amenazas de futuro que se ciernen sobre nuestras cabezas son de muy diferentes tipos. Algunas de ellas presentan un claro cariz geoeconómico, como el acelerado desplazamiento de los centros de producción de tecnología y riqueza de Occidente a Oriente. China, Corea del Sur y Japón, están hoy, junto con los EEUU, a la vanguardia mundial del poder financiero y tecnológico, y están dejando atrás a Europa. En relación a este aspecto, los países que no sepan adaptarse con rapidez a los cambios productivos y cuya laboriosidad no se encuentre a la altura de sus más directos competidores, pueden colapsar económicamente, pueden verse arrojados al furgón de cola del tren de la prosperidad.

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Pero quizás se encuentren las mayores amenazas –y las mayores esperanzas—en  las nuevas tecnologías y en su aplicación. Lo que se ha dado en llamar robótica, inteligencia artificial, inteligencia colectiva, biotecnología, ingeniería genética, biología sintética, están ya abriendo el camino de una nueva revolución industrial (la cuarta o quinta, según distintas apreciaciones) que, como todas las anteriores –si no mucho más—tendrá grandes repercusiones en lo económico y en lo social.

Se habla ya de que en algunos modos de producción, como las cadenas de montaje, la mano de obra será sustituida por robots en su totalidad, y que en muchas profesiones que a priori  no parece factible su automatización los grados de sustitución podrían alcanzar un 50%.

No cabe duda de que en el corto plazo estas transformaciones en los medios y modos de producción traerán consigo grandes desajustes sociales que pueden causar  rupturas en la homeostasis social de las sociedades avanzadas. Por ejemplo, un aumento desmesurado del número de parados, y una bajada general del nivel de vida de las clases medias. Pero las consecuencias a medio plazo, por la incertidumbre que presentan, pueden resultar aún más catastróficas, y las soluciones que se proponen, tales como imponer tasas contributivas por cada robot empleado o la de un salario mínimo universal, no parece que sean muy satisfactorias. No mientras las empresas puedan deslocalizarse hacia países con tasas más bajas que las existentes en los países de origen, y no mientras  la población desempleada  carezca de la perspectiva de qué hacer con su ocio y con el resentimiento que posiblemente le genere su situación laboral; además de la aparición de un nuevo estrato social (y posiblemente una refundación y transformación de los demás), la de los desempleados de por vida.

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Pero, en otro sentido, las complicaciones pueden devenir tenebrosas: las empresas, la organización social, el control sobre esa organización, la política, las decisiones de todo tipo, pueden acabar sometidas al control de los sistemas de inteligencia artificial empleados para facilitar su eficacia. Y no se olvide que estos sistemas irán siendo más y más avanzados, con mayores capacidades de procesamiento y con mayor autonomía. No existe ningún argumento convincente que nos haga creer que esos sistemas –esas nuevas entidades—no tomarán en el futuro el control total allí donde actúan. No existen argumentos convincentes que nos dé la seguridad de que no seremos desplazados. O bien, que quien controle esos sistemas (o robots) no los utilice para imponer su tiranía sobre el ciudadano y sobre la sociedad en general; o bien que los sistemas sean hackeados y envirusados, pudiéndose convertir cualquier hacker en responsable de una gran catástrofe o en la destrucción y el caos. Piénsese que los nuevos ordenadores cuánticos podrán llegar a tener velocidades de procesamiento cientos de miles de veces mayor que las de los procesadores actuales. Con ellos muchas cosas que ahora nos resultan de ciencia-ficción serán posibles; como enseñar a un robot a replicarse y a aprender (con lo cual les estaríamos dando el control futuro de la humanidad), como hacerles creadores de nuevas especies biológicas o de una nueva especie en la que lo biológico y lo electrónico se comparta.

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La biología sintética, que combina la biotecnología y la robótica, sin duda tiende un puente hacia el sueño tan antiguo de crear una forma de vida nueva. Recuérdense los proyectos de construir autómatas, tan antiguos como la guerra de Troya,  o los intentos llevados a cabo por Alberto Magno o Leonardo da Vinci, o los innumerables que se construyeron en China o en Japón o en la Europa del siglo XIX. Pero mucha mayor semejanza tendría esa nueva forma de vida con el Golem, que según la mitología judía habría sido creado de barro, a imagen de Adán, insuflándole una chispa divina. Se le daba la vida escribiendo la palabra Emet en su frente, y se le desactivaba borrando la primera letra. Meyrink Gustav escribió una novela con ese título, Golem, y lo sitúa en Praga. Y recuérdese al Monstruo del Doctor Frankestein.

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El caso es que si con el empleo de células madre resulta ya posible la reparación, e incluso creación, de órganos biológicos, y si la sustitución de cadenas de ADN en unas cuantas o en la totalidad de las células de un organismo es ya un proyecto avanzado que a poco tardar tendrá resultados prácticos, cualquier ficción estará a nuestro alcance. Pero si a tal inimaginable avance le añadimos la posible sustitución de algunos elementos biológicos de un cuerpo orgánico –un órgano o una parte de él, por ejemplo—por sistemas de nanotecnología electrónica, los cuales potenciarían o modificarían a nuestro antojo la actividad y función del órgano, el avance sería grandioso, nos convertiría en dioses.

Pero ese nuevo individuo sintético, con capacidades y atributos escogidos a la carta, podría dar lugar a una nueva especie, con rasgos seleccionados, que, en caso de aplicarse a la especie humana, desembocaría, sin duda, en ese  mundo que describe Huxley en Un mundo feliz, la producción de especímenes destinados a servir a ciertas finalidades sociales y formando parte de grupos o clases separados, según esa finalidad. Es decir, un hormiguero humano. Un auténtico peligro. Pero un mayor peligro aún es el de la creación de superhombres o superrobots con la bionanotecnología a nuestro alcance. Hemos llegado descifrar el código genético de nuestra creación, y estamos aprendiendo a reescribirlo, lo cual es ya un desafío harto peligroso, pero crear un autómata que pueda hacer lo mismo (puede ser programado para aprender) y que tenga incluso muchas mayores capacidades de procesamiento y aprendizaje de las que nosotros tenemos, que aprenda a hacer por sí mismo las labores que a nosotros nos ha costado millones de años de evolución, puede desembocar en que el dicho autómata llegue a dominar a sus creadores o que incluso pueda modificar a estos, que pueda reescribir su ADN y el nuestro, que nos convierta en objeto de su investigación, o que incluso nos borre del mapa. Todo un  peligro a dos pasos de distancia.

un mundo feliz

Bueno, el caso es que empecé a escribir con la intención de hablar de la insostenible polución medioambiental, del terrorismo islámico, de la irracionalidad de las abigarradas megaciudades que se han creado, de los alienantes medios de comunicación, del enfrentamiento entre el capitalismo y el socialismo, de las soluciones económicas y sociales, la Globalización…, pero se me ha ido la mano y me he ido por otro camino. Tal vez más adelante vuelva a lo anterior.

 

 

 

 

 

De La Verdad

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Ya a la temprana edad de diez años ofrecí muestras de no estar muy en mis cabales. Estuviera yo cuerdo o no, mi madre sí estuvo mucho tiempo preocupada conmigo: no era inusual que me quedase quieto, mirando absorto al infinito y más allá, y que se me cayese al suelo lo que tuviese en las manos, por ejemplo, el bocadillo de la mañana o un vaso de agua. Con el tiempo, la gente empezó a considerarme un bicho raro porque discrepaba de las opiniones de mis compañeros de clase e incluso de las de los profesores.

A aquellos embelesamientos que me arrobaban, viniendo a aumentar el muestrario de mis rarezas, se unió una extraña disposición para cuestionarme las verdades firmemente establecidas, así como un sentimiento amargo ante las mentiras. Mi madre me advertía con regaños: “si hablo con fulanita de cualquier cosa, no corrijas nada de lo que yo diga, pues las pequeñas mentiras que digo son fórmulas de cortesía social”. Pero yo, erre que erre, solía poner en repetidos aprietos a mi madre o a su interlocutora, señalando las faltas a la verdad que cometían. Es como si las falsedades me produjeran urticaria.

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Lo cierto es que con el tiempo se me fue desarrollando una extraña capacidad para percibir las fallas lógicas de los asuntos que desfilaban ante mis ojos. Y aún perdura. Por ejemplo, pongo atención a un documental televisivo que relaciona la historia de las comunidades humanas con los cambios climáticos de la época, y mis antenas pronto descubren medias verdades, excesos en las generalizaciones, especulaciones que son presentadas como verdades científicas, deducciones que no son tales, etc. etc. Ahora que el Cambio Climático está de moda, los divulgadores aprovechan el filón y cargan las tintas en supuestas verdades recién inventadas. En el documental del que hablo, quienes no estén atentos pueden sacar la equivocada conclusión de que toda acción humana a lo largo de la historia se debe al cambio climático; incluso los más antiguos enigmas históricos son aquí explicados por el clima. Por ejemplo, los antiguos “pueblos del mar” de que hablan la Biblia y los anales egipcios y sirios sin aclarar el misterio de su procedencia, son tratados en el documental como emigrantes climáticos.

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Una verdad que está de moda, que cabalga en la cresta de la ola de la más rabiosa actualidad, es un poderoso atractivo para que la gente se adhiera a ella. Si pasa de moda, la verdad se resquebraja. En los años setenta y ochenta Marx era idolatrado por la tribu filosófica;  hoy ha pasado de moda y su verdad ha dejado de ser objeto de adoración.

El gran público –y todos formamos parte de él, sobremanera en la juventud—tiene necesidad de que la realidad le sea interpretada. Así que, en cuanto a creencias políticas o religiosas, nos solemos adherir –sentimentalmente—a verdades cuyas intríngulis conceptuales desconocemos pero cuya imagen, puesta de moda, satisface nuestras ansias de rebeldía social o de amparo existencia en caso de verdad religiosa.

De joven me adherí al marxismo y a Lenin y al Che Guevara, sin conocer de ellos un ápice más allá de la fatua pretensión del ‘todos iguales’. Posteriormente leí y razoné y descubrí nuevas verdades y a la verdad anterior se le cayó el velo y apareció ante mí llena de pústulas e infección. Aprender es, más que nada, descreer de lo previo.

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Sin embargo, más que por el hecho de aprender verdades nuevas que rebaten a las antiguas, la mayoría de la gente cambia sus verdades políticas cuando cambia de estatus social. Quien sube de estatus suele enseguida ver agujeros en la verdad que predica el socialismo, mientras que quien baja de estatus empieza a ver a éste mucho más justo. Nuestra verdad la solemos amoldar a nuestros intereses.

Pero algunos no cambian nunca de verdad. Se aferran a ella como el naufrago a un salvavidas. Cierto es que muchos de estos no han cambiado nunca de estatus social ni han aprendido nada nuevo que ilumine alguna falla contenida en su verdad. Son rocas inamovibles y se muestran orgullosos de serlo. El cambio les produce vértigo.

Luego, resumiendo, las grandes verdades de la política, de la religión, del orden social, no son tales, sino meros encajes y acomodos a los intereses particulares de cada cual. Pero, ¿qué decir de la verdad científica o filosófica?

Se plantea este interesante asunto: ¿Cómo determinar o establecer la verdad o falsedad de una determinada proposición? En la Ciencia, el método de indagación empleado y la constatación empírica son quienes proporcionan el valor probatorio, quienes sustentan la fiabilidad. Cuando nos alejamos de las ciencias experimentales, la verdad se torna resbaladiza. Tal cosa ocurre en el campo de la Historia, por ejemplo.

Algunos otros se arrogan una suerte de excelsitud por la que dejan de estar sometidos al fuero de la realidad y la experimentación. Tal cosa la hacen los metafísicos. Otros colocan la etiqueta  ‘científicas’ a sus teorías y alegan estar exentos de tener que presentar pruebas experimentales. Tal pretensión ha sido empleada por el psicoanálisis, la homeopatía y el materialismo dialéctico marxista. La etiqueta es un mero disfraz para disimular su desnudez.

La solución práctica más plausible –fuera de algunas elucubraciones filosóficas—para establecer o determinar la verdad de una proposición, parece ser la del consenso entre estudiosos y entendidos en el tema de que se trate. Del consenso entre historiadores se edifica la verdad histórica; del consenso entre climatólogos se determina la verdad sobre el clima etc.

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Pero esta solución no está exenta de inconvenientes graves. Uno de los mayores es el que yo llamo “el inconveniente de la grey abducida”. Los miembros del rebaño formado alrededor de una idea o un personaje, por contacto y ósmosis, suelen adquirir el mismo criterio y suelen usar todos los mismos argumentos, de manera que, más por seguidismo ciego que por indagación, acaban todos sosteniendo y defendiendo la misma verdad. ¡Aviados estaríamos si fuesen exclusivamente psicoanalistas quienes establecieran la verdad o falsedad del carácter científico del psicoanálisis! ¡Y, sin embargo, así ha sido hasta hace poco!

¡Y qué decir si tuviésemos que fiar de la ‘verdad’ de Hegel, de Lacan, de Derrida o de Heidegger por el veredicto que emita sobre el asunto cada uno de sus respectivos rebaños, más teniendo en cuenta que la grey suele otorgar a todo lo oscuro y enrevesado un plus de reconocimiento de veracidad! ¡Y, sin embargo, así ha sido hasta ahora!

Todas las grandes ‘verdades’ políticas, metafísicas, históricas, etc., alejadas de la verdad científica, tienen un reconocimiento de verdad en proporción a la fuerza del rebaño que cree en ellas; y dicha fuerza depende tanto del número de los miembros del rebaño como de su estupidez. Uno lee la verborrea sin sentido de muchos personajes idolatrados por poseer una ‘profunda verdad’ y se hace cruces de cómo tienen tantos estúpidos que les levantan altares. Y es que la gente adora lo que no entiende y viene envuelto en pomposos ajuares, pues lo identifican como la obra de un ser superior o incluso de un ser supremo. En el fondo seguimos siendo religiosos.

Pero si fuera de las ciencias experimentales la verdad establecida ha de ser cogida con pinzas, ha de ponerse en cuarentena y ha de sacudirse con fuerza con el fin de descubrir si está hecha de un buen tejido o es de estambre basto y quebradizo, ¿quiere esto decir que todas esas supuestas verdades son mentiras más o menos bien urdidas? Más que mentiras, la mayoría de ellas son ilusiones que han ganado adeptos por diferentes motivos y que son aupadas por ellos a la categoría de verdades sin discusión. Pero algunas de esas ilusiones despiden un cierto tufo.

Alarmados mis progenitores a causa de mis embelesos, acudieron conmigo a una mutua médica a la que estaban asociados. Como yo me quejaba también de molestias intestinales, consultamos a tres médicos distintos acerca de mis males. El veredicto que estos emitieron no pudo ser más demoledor: de no operarme urgentemente de hernia inguinal, de los llamados cornetes o vegetaciones, y de amigdalitis, aseguraron que en el futuro sería un idiota. (He de aportar el dato de que las operaciones no estaban costeadas por el seguro suscrito con la mutua médica, las tenían que pagar mis padres).

Mi padre, que no tenía un pelo de tonto y que no andaba sobrado de dinero, acudió a un inspector médico a exponer mi caso, y éste ordenó que otros galenos repitieran sus exámenes conmigo. Resultado: sano sanote de arriba abajo. Ni era idiota ni estaba en proyecto de serlo. (No negaré que en ocasiones he dudado de que el tal veredicto fuera el correcto). Lo que sucedía es que aquellos ínclitos doctores pretendían estafarnos.

El suceso me enseñó dos cosas: que el engaño y la falsedad son moneda de uso corriente –cuando  hay intereses por medio—incluso  entre quienes aparentan ser más dignos y honrados; y, segunda cosa, que yo no era más que un tipo raro que se hacía del mundo unas preguntas  raras.

Uno se explica entonces que la verdad del psicoanálisis y la verdad de la homeopatía no sean puestas en cuestión por sus respectivas greyes: porque producen buenos dividendos a sus profesionales. Con una buena remuneración, es preferible no cuestionarse la verdad de lo que se hace.

No se fíen. La verdad es voluble, esquiva, descarnada, y a veces tiene aspecto de mentira. La mentira, en cambio, casi siempre presenta un buen aspecto. Y una advertencia: desconfíe de las proposiciones que se presentan con un bonito rostro pero que no dicen nada.

 

 

 

Esencias en tarro pequeño

 

De las creencias

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  1. La verdadera Historia es la historia de las creencias que acerca del mundo han anidado en la conciencia de las gentes.
  2. Una creencia es una ilusión de la realidad.
  3. Percibimos las cosas y las gentes a través de los anteojos que construyen nuestras creencias. No solo nos proporcionan el tono y la intensidad cromática, sino también la perspectiva.
  4. Mediante las creencias categorizamos el Mal y el Bien, lo correcto y lo incorrecto, lo justo y lo injusto.
  5. Las raíces de las creencias se nutren de emoción.
  6. Al rebaño no se le alimenta con creencias, sino con lemas, símbolos, mitos y eslóganes destilados de las creencias y empapados de emoción.
  7. Las certezas acerca del mundo y los prejuicios acerca de las gentes nos lo proporcionan las creencias.
  8. Por las creencias que tenemos “entendemos”.
  9. Ninguna evidencia es suficiente para hacer dudar al fundamentalista.
  10. El rebaño filosófico es el más crédulo.
  11. El temor y el deseo dibujan rápidamente en la imaginación los más variados castillos: Paraísos utópicos, cielos, dioses, infiernos, inexistentes peligros o gratificantes esperanzas. Posteriormente surgen las creencias que justifican esas construcciones.
  12. La ilusión que proporcionan las creencias hace soportable la realidad.
  13. Las creencias nos proporcionan previsión y posibilitan el automatismo en nuestro actuar. En caso contrario el mundo sería para nosotros una sorpresa y una duda continuadas.
  14. Nuestro comportamiento está dirigido por nuestras creencias, pero lo impulsan nuestros deseos y
  15. Para que una creencia nos impregne, basta con que venga avalada por el deseo o el interés.
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  17. Casi todas nuestras creencias las recibimos de fuera, sobre todo de aquellos en quien confiamos.
  18. En los apriscos políticos y en los religiosos las creencias las dicta el rabadán y son de obligada adquisición.
  19. Cuanto más penosa resulta la realidad, más crece la ilusión de otra realidad diferente.
  20. El hombre necesita entender el mundo y prever el mañana, así que hace suyas las creencias que le aportan atajos para ello: la astrología, los dioses, el Cielo, la cartomancia, la presciencia…
  21. La razón siempre opera sobre el suelo de las creencias. Los racionalistas eran unos ingenuos que creían estar sustentados en suelo firme cuando construían castillos en el aire.
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Poeta, matemático, astrónomo: Omar Khayyam

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La historia del mundo se ha visto jalonada por unos cuantos grandes genios que han abierto con la luz de sus razones el progreso intelectual y científico. A dos de ellos, Newton y Einstein, ya me referí en el post precedente; por otro, Arquímedes, siento una especial admiración; pero hoy traigo a un persa glorioso, Omar Khayyam, que aunó en su privilegiado intelecto una exuberante capacidad matemática con una exquisita sensibilidad poética.

Fue quizás el último de los grandes hombres de Ciencia del Islam. Desde tiempos de Mahoma y hasta el siglo XI, las diversas interpretaciones del Corán y de los ‘dichos’ del profeta  habían sido defendidas vivamente pero con considerable libertad de criterio.  Algunas frases atribuidas a Mahoma daban pie para ello: “Busca la ciencia desde la cuna hasta la tumba”, “ La verdad profunda se oculta tras siete velos”. Sin embargo, a partir del siglo XI la interpretación moralmente más rígida y menos amiga de la libertad de conciencia se impuso a todas las demás, y la fuerza creativa del mundo musulmán desapareció

Recordemos de aquellas fechas que el imperio persa era gobernado por los turcos selyúcidas,  convertidos al Islam; que era Sultán Malik Shah y gran Visir Nizam al-Mulk. Para abordar la historia, nos falta otro protagonista de la época, Hasan as-Sabah, señor de los Assissins de Alamut.

Pero antes de historiar, presentemos a Edward Fitzgerald, un hispanista inglés de comienzos del XIX que había aprendido español para poder leer el Quijote y que tiene un lugar en el Parnaso por verter en versión libre al inglés las cuartetas de Khayyamm  (Las Rubaiyat de Omar Khayyam). Ilustrémonos con una de ellas:

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The Moving Finger writes; and, having writ,

Moves on: nor all thy Piety nor Wit

Shall lure it back to cancel half a Line,

Nor all thy Tears wash out a Word of it.

Sí, Khayyam es poeta pero es filósofo, pero ama los placeres de la vida, pero descree de las eternas verdades. Ninguna lágrima tuya borrará una sola línea de lo escrito por el destino.

¿En qué meditas?, ¿en tus ancestros?

Polvo en el polvo, ¿en su gloria?

Déjame sonreír, bebamos de este vino

Escuchando el gran silencio del Cosmos

Ama la belleza; mírese qué bello poema:

¡La vida huye cual rápida caravana!

Detén tu corcel y sé feliz, joven doncella!

Escancia un poco de vino en mi copa,

Surgen los primeros signos de la noche

Amin Maloouf  y Borges recogen una fábula que sitúa como amigos a Khayyam junto al gran Visir Nizam al-Maluk y junto a Hasan as-Sabbah cuando eran jóvenes. Nizam engrandeció el poder de imperio selyúcida. Hasan fue el gran maestre de la orden de los assissins o batiníes o islamitas nazaríes, para hacernos una idea, los precursores de los actuales terroristas de al-Qaeda o de los actuales talibanes o de los suicidas del Estado Islámico. Su refugio era una fortaleza inexpugnable en el norte de Irán, en los montes Elburz.  Desde allí dirigía a sus emisarios contra los príncipes musulmanes y cristianos.

Nizam se lleva a Omar Khayyam a Isfahán, donde instala un observatorio astronómico. 18 años estuvo Omar dirigiendo dicho observatorio. En él  elaboró unas famosas tablas astronómicas y reformó el antiguo calendario zoroástrico, logrando una mucha mayor exactitud que la lograda con el calendario gregoriano, confeccionado en Occidente cinco siglos después.

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En Matemáticas, durante esos 18 años, Omar descubre el llamado algunos siglos más tarde  Binomio de Newton y la Regla de Ruffini (que no se hallaría en Occidente hasta al siglo XIX); la Teoría de la Razón Compuesta, la solución a las ecuaciones cúbicas mediante la intersección de secciones cónicas; introduce la noción de unidad abstracta divisible y amplía la noción de número natural con las fracciones continuas; hace del álgebra una ciencia autónoma; nos deja la ‘x’ como incógnita de las ecuaciones; escribe sobre Los elementos de Euclides; sobre física, economía, historia, derecho, tradiciones…

Para aprender a acariciar un rostro

Suave como la rosa

¡cuántas espinas deberás arrancar

De tu propia carne!

El caso es que la leyenda asegura que durante los días de juventud los tres amigos juraron ayudarse, pero Nizam llego a alcanzar un poder aún mayor que el de su Sultán Malik Shah, y persiguió a las huestes de Hasan ―a los terribles batiníes― en las ciudades persas donde se hacían fuertes, por lo que Hasan decidió vengarse. Otra leyenda asegura que quien instigó la venganza fue el propio Sultán Malik, instigado a su vez por su esposa, ‘La China’, que observaba cómo el poder de su esposo declinaba frente al poder de su Visir Nizam. Sea una u otra la causa, uno de los terribles assissins a las órdenes de Hasan acabó con la vida del Visir Nizam en 1092.

Poco le duró a Malik Shah la satisfacción ―si fue él quien dio la orden―, pues ese mismo año algunos fieles de Nizam dieron muerte al sultán Malik Shah, y con él terminó la el imperio selyúcida, que se desintegró; y pronto devino la intransigencia religiosa que ha acompañado desde entonces al Islam, y Omar Khayyam tuvo que abandonar Isfahán y la astronomía, siendo perseguido por la acusación de ser tibio en las demostraciones de fe, e incluso de ser escéptico en materia religiosa.

Gravita cada mañana el rocío sobre los tulipanes

Y las violetas, pero el sol los libera de su brillante peso.

Me pesa más cada mañana el corazón en el pecho

Pero tu mirada lo libera de la tristeza.

En la Tierra abigarrada, alguien que no es musulmán

ni infiel ni rico ni pobre camina. No invoca a Dios,

no cree en las leyes ni en la verdad ni afirma nunca nada

¿Quién es este hombre triste y valeroso?

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Ah, fill the Cup: what boots it to repeat

How Time is slipping underneath our Feet:

Unborn To-morrow, and dead Yesterday

Why fret about them if To-day be sweet!

De gravitación, genios, simetrías y conjeturas

Newton y la gravitación

Newton

Parece ser que fue cierto, que a los 22 años Newton observó una manzana cayendo de un árbol y en sucesión estupenda se le enhebraron pensamientos acordes al hecho. En realidad, enhebró los resultados obtenidos por el esfuerzo de otros gigantes del pensamiento. En sus palabras: me subí a hombros de gigantes.

Las dos grandes preguntas que se formuló fueron estas: ¿Por qué caen las cosas en línea recta hacia la Tierra?, ¿por qué no cae la luna?

Uno de los gigantes fue un físico holandés llamado Huygens, que poco antes de la experiencia de la manzana había demostrado que para mantener un objeto de masa m girando en un círculo horizontal sujeto a una delgada cuerda se tenía que realizar una fuerza que dependía directamente de la masa y de la distancia a que se encontraba ésta del eje de giro, y dependía de la inversa  del tiempo (al cuadrado) que el objeto tardaba en dar una vuelta:

Fc = K m d/T2

Siendo K una constante.

A esa fuerza la denominó fuerza centrípeta.

Otro gigante fue Kepler, que repasando durante años las observaciones del astrónomo Tycho Brahe llegó a la conclusión de que en el movimiento de los planetas el cuadrado de su año planetario está en proporción al cubo de su distancia al Sol.

            T2=k2 d3

Siendo k2 una nueva constante.

El tercer gigante en cuyos hombros se subió Newton no fue otro que él mismo, que haciendo chocar bolas entre sí descubrió que las fuerzas se presentan siempre a pares, que la fuerza que hace una bola A contra otra B al chocar con ella es la misma que la que hace B contra A. Principio de acción y reacción.

Para llegar a la fórmula que describe la atracción gravitatoria entre los cuerpos, aquella tarde de la manzana Newton tuvo que conjeturar las siguientes razones:

1.-La fuerza que mantiene a la Luna unida a la Tierra tiene que ser centrípeta.

2.-La Luna en relación a la Tierra debe tener el mismo orden explicativo que los planetas en relación al Sol, así la ley de Kepler formulada arriba debe de ser válida para ella.

3.-Como ocurre en las canicas, la fuerza con que la Tierra tira de la Luna debe ser la misma que la fuerza con que la Luna tira de la Tierra: FTL=FLT

 

Véase entonces que sustituyendo la T de la segunda ecuación en la primera, resulta:

F= km/d2

Siendo k una nueva constante obtenida de dividir k1 y k2 , m, la masa de la luna y d, la distancia entre Tierra y Luna

Teniendo en cuenta ahora la tercera conjetura, FTL =FLT, por simetría, en la fórmula debe de aparecer también la masa de la Tierra, así que:

FTL = FLT= K’mT mL/d2

Siendo ahora mT y mL las masas de la Tierra y la Luna respectivamente, y K’ la nueva constante que resulta de extraer de la K anterior la masa de la Tierra.

Pero falta la guinda del pastel. Falta añadir otra nueva conjetura que no por el hecho de pasarnos inadvertida es obvia; la conjetura de considerar a las masas de la Tierra y la Luna con la misma esencia gravitatoria que cualesquiera otros objetos de cualquier masa. Así que con esa conjetura la fórmula se puede generalizar a la fuerza con que se atraen cualesquiera dos objetos mediante el mero arreglo de reemplazar la masa terrestre y la masa lunar por las masas de esos objetos.

Tal es la fórmula o ecuación que determina no solo el movimiento de los cuerpos en las cercanías de la superficie de nuestro planeta, sino también –en buena medida—el movimiento estelar en el cosmos.

La ecuación entusiasmó al astrónomo Edmund Halley, amigo de Newton, quien confirmó su validez al comprobar en los registros que el cometa de 1682 era el mismo que había visto Kepler en 1607 y que volvería a atravesar los cielos en 1758, cada 76 años.

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El poeta Alexander Pope escribió un bello epitafio destinado a la tumba de Newton:

La Naturaleza y sus leyes

Yacían ocultas en la noche

Dijo Dios ¡que sea Newton!

Y todo se hizo claridad

Einstein y la gravitación

Einstein

Newton se abstraía hasta la distracción de no percatarse de algunos sinsentidos, como cuando pretendió que su gata y sus cuatro pequeños mininos salieran libremente al jardín y para ello abrió en la puerta cinco gateras que se ajustaban al tamaño de cada cual. Al estado de abstracción de Einstein le incomodaba lo superfluo,  así que con el tiempo empezó a desprenderse de ello: la ropa interior, los pijamas, los calcetines, y hasta las mangas de las camisas. Si Newton se olvidaba de dormir o comer, se tiene constancia de que Einstein se olvidaba de fumar. Conversando con Lorentz[i] en su despacho, encendió un cigarro cuando éste comenzó a hablar de ciertos aspectos de la Relatividad. Mucho más tarde, cuando Lorentz hubo acabado su plática, el cigarro se había consumido sin ser llevado una sola vez a los labios.

En 1907 la abstracción de Einstein le hizo considerar la equivalencia entre un objeto situado en una nave espacial que se encuentra a miles de años luz de cualquier cuerpo celeste y el mismo objeto situado en el interior de un ascensor en caída libre: en ambos casos el objeto carecería de peso.

En un caso estaría en ingravidez y en el otro en caída libre, pero un sujeto colocado en un sistema u otro no los podría distinguir. Ni mediante los sentidos ni mediante experimento alguno. Resulta así que el campo gravitatorio y sus efectos tienen una existencia ‘relativa’. Pongámonos en el caso inverso: supongamos a un individuo metido en una caja que se mueve con aceleración ‘g’ en un espacio de gravedad cero, y al mismo individuo en reposo sobre la superficie terrestre. Nuevamente no hay diferencia en un caso y otro. Resulta, pues, que la fuerza de gravedad de la tierra es indistinguible de un efecto acelerativo. ¿Qué sucedería si un rayo de luz atravesase la caja acelerada en el espacio tal como se aprecia en la figura?

ASCENSOR

rayo de luz atravesando un ascensor en caída libre

El sujeto percibiría que el rayo de luz se ha curvado en el interior de la caja. Por esa imposibilidad de distinguir una fuerza gravitacional de un efecto acelerativo, la luz curva su trayectoria en presencia de un campo gravitatorio. No hay manera de distinguir el efecto producido por un sistema gravitatorio en un punto del espacio sobre un cuerpo  del efecto de que dicho cuerpo se estuviese moviendo aceleradamente en el punto considerado. Este es el postulado de Einstein de la relatividad general. En otras palabras: las leyes de la física son invariantes en un sistema acelerado y en un marco gravitacional.

¿Cómo probarlo? Si de ello se deriva –como hemos visto—que la luz debe curvarse por efecto de la gravedad, Einstein se preguntó si la masa del Sol bastaría para curvar la luz de las estrellas distantes (Antes ya lo había hecho Newton. En su libro, Opticks, se preguntaba si la luz de las estrellas se ve influida por la gravedad). Se podía comprobar. Se podía realizar la comprobación tomando dos fotografías del mismo grupo de estrellas en estaciones distintas. La primera debía de ser tomada de noche, sin la influencia solar; la segunda se tomaría seis meses después, durante un eclipse de Sol total, cuando la luna bloquease la luz del Sol y se pudieran ver las estrellas durante el día. Las fotografías del mismo cielo, en uno y otro caso, debían mostrar una perturbación de la posición de las estrellas.

eclipse

posición aparente

Hacia 1912 se dio cuenta de que era necesario replantearse los conceptos del espacio-tiempo con nuevas geometrías. Un símil le ayudó a este propósito. Supongamos un espacio de dos dimensiones formado por una red inmensa, y coloquemos en ella dos cuerpos de diferente peso alejados. Tanto un cuerpo como el otro deforman la red proporcionalmente a su masa; así que, como consecuencia de la depresión causada en la red, los dos cuerpos se pondrían en movimiento como si se atrajeran uno al otro. Según ese símil, la presencia de las masas deforma el espacio-tiempo a su alrededor. Además, la perturbación que genera el cuerpo colocado en la red provoca ondas que viajan por ésta a la velocidad de la luz, así que las interacciones gravitacionales dejan de ser instantáneas. Otro efecto sería que los ángulos de un triángulo trazado un la superficie de la red dejarían de sumar 180º, ya que la red está curvada por la presencia de materia.

red espacio tiempo

En definitiva, nos hallamos en una red espacio-tiempo  cuatridimensional como las hormigas sobre un papel arrugado, teniéndose que adaptar en su caminar a los pliegues de éste. Lo curioso es que, como las hormigas a medida que caminan por esos pliegues se ven zarandeadas por fuerzas misteriosas y el camino más corto entre dos puntos cualesquiera viene determinado por los pliegues del papel, así también en el mundo cuatridimensional, notamos al movernos fuerzas que llamamos gravitarías, y la recta entre dos puntos en ese espacio curvo se convierte en una geodésica. Así que la luz y todos los cuerpos se mueven a lo largo de una línea geodésica cuando se desplazan de un punto a otro, y es la curvatura del espacio-tiempo quien la determina, que a su vez depende de la distribución de materia.

Pero todas estas conjeturas se debían de demostrar para pasar a ser consideradas teorías científicas.

Arthur Eddington, astrónomo de gran renombre, secretario de la Royal Astronomical Society inglesa, fue quien comprobó la predicción de la teoría. El 29 de mayo de 1919, al poco de acabada la Gran Guerra, marchó al frente de una expedición a la isla Príncipe, en el golfo de Guinea, en la costa oeste de África, donde el elipse sería total. De vuelta a Inglaterra, Eddington comparó las fotografías con las que había tomado seis meses antes en Inglaterra, del mismo cielo y con el mismo telescopio. La comprobación era más compleja de lo que parecía, pues tenían que comparar placas fotográficas tomadas con seis meses de diferencia, y ello podía crear muchas fuentes de error: desde que la placa se hubiera dilatado o contraído, hasta el hecho de que el enfoque del telescopio se hubiera modificado. Lo que descubrió –después de desechar algunas fotos—fue una desviación media de 1,61 segundos de arco. (Hizo una pequeña trampa, pero, en fin, no es este el tema).

foto eclipse

Aun estando recién acabada la primera guerra mundial, con las convulsiones que había producido, los resultados eran esperados con expectación por los científicos de todo el mundo. Max Plank pasó la noche de la víspera en vela por saber si la teoría era falsa o verdadera. Einstein bromeó sobre ello: «Si hubiera entendido la teoría se hubiera ido a dormir», dijo, tan seguro estaba de sus cálculos. J.J. Thompson, presidente de la Royal Society, declaró solemnemente que era uno de los mayores logros del pensamiento humano.  Parodiando las Rubaiyat de Omar Khayyam:

Oh, come with old khayyam, and leave, the Wise

To talk; one thing is certain, that Life flies;

One thing is certain, and the Rest  is Lies;

The Flower that once has blown for ever dies

 Arthurd Eddington escribió los versos:

                                                                             

Oh leave the Wise our measures to collate                        Oh, dejemos que el sabio coteje nuestras medidas

One thing at least is certain, light has weight                      una cosa al menos es cierta, la luz tiene peso;

One thing is certain and the rest debate                              una cosa es cierta y lo demás es dudoso

Light rays, when near the Sun, do not go straight                 ¡los rayos de luz, cerca del Sol,no van rectos!

Cosas que no se dicen

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1.-Los grandes conflictos matrimoniales lo son por el poder o el sexo, las dos grandes potencias que guían nuestro comportamiento. Buscar imponer las decisiones de uno sobre las de su compañero o compañera, o buscar el sexo fuera del matrimonio, suelen ser los motivos de la mayoría de los divorcios.

2.-Las tres cualidades que más se aprecian: la belleza, la fuerza de carácter y la inteligencia. Los tres bienes que más se desean: poder, fama y riquezas.

3.-Los principales gérmenes del placer: el sexo y sus vericuetos; el ejercicio del poder; la crueldad con el enemigo; la prominencia sobre los demás en el afecto que se recibe, en la fama, en el poder o en la riqueza, así como en atributos y capacidades varias; y, last but not least important, el cumplimiento de una venganza.

4.-Los árboles de la cultura, la filosofía o el arte los riega el agua de la política. Las verdades, originalidad, genio, creación, dificultad, belleza, son hojas de aquellos árboles que solo brillan si se bendicen con tal agua, que solo crecen a la orilla del río de la política. Si nacen lejos y no se riegan con tales aguas, pronto pierden su hojarasca o se la lleva el viento de la inexistencia, y pronto se secan y mueren.

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5.-El atroz rayo del tiempo va añadiendo en el corazón de las gentes la tristeza que produce lo perdido y el dolor que produce lo no alcanzado.

6.-Todos los actos son un único acto. En todos ellos nos ponemos a prueba, en todos nos endurecemos o debilitamos, en todos nos salvamos o perdemos.

7.-Existe una tendencia natural en el ser humano a alabar todo aquello que posee renombre y autoridad, sobremanera si viene envuelto de oscuridad.

8.-La historia, la sociología, la psicología, la economía…, inquieren la realidad de las cosas al modo de la química, tratando de descifrar  “cómo” discurren los asuntos. No saben aún inquirir al modo físico, preguntándose el “porqué” ocurren los sucesos. La metafísica, sin embargo, no necesita descifrar la realidad ni inquirir respuestas, simplemente inventa supuestas realidades a la medida de sus cavilaciones y ocurrencias.

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