VIRUTAS DE ENTENDIMIENTO

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  1. Hoy se cría a los hijos de manera que crezcan sin contratiempos; incluso se atiende a satisfacer todos sus deseos. Así se les hipersensibiliza ante los problemas y ante los disgustos, y por esa misma razón se les incapacita para afrontar los problemas de la vida real.
  2. Tras de muchos años de verter basura sobre nuestros cerebros, las televisiones privadas dispensan ahora doctorados de chismorreo y farándula. Aseguran que son los títulos que más nombre social otorgan. Pilar Rahola los ha obtenido ya ambos.
  3. Las utopías son atrayentes porque sugieren con la fuerza de una promesa un ámbito de futura felicidad. Por eso la utopía es presentada siempre borrosa, para que cada cual  le ponga la máscara más agradable.  Cuando el castillo enemigo ha sido debelado y la utopía ha entrado triunfante y desvela su verdadero rostro, lo que el utópico imaginaba paraísos son cárceles, y lo que imaginaba felicidad se hace duelo y tormento.
  4. Es extrañísimo el horror hacia la pena de muerte. El horror que sienten algunos deriva del temor a la posibilidad de que le sea aplicada a él en el futuro. Un día de estos lo explicaré más extensamente.
  5. Me duelen los retratos de tiempos pasados con gente próxima, conocida, sentida. Esas amarillentas fotos sacan a relucir tiempos idos, acordes añejos, edades perdidas, amigos, amantes, amores sin retorno, acabados, muertos. Su visión me acongoja porque refleja su amarillo sepia en mi rostro. Esos retratos antiguos me rompen el alma en pedazos.
  6. En el hermoso español, ‘contar’ no solo significa referir o relatar, así como calcular las unidades de una cosa, sino que también tiene el significado de añadir sucesivamente una unidad a una cifra previa. Para que le entre el sueño, al niño se le cuenta un cuento; para el mismo menester, el adulto cuenta ovejas. Borges resalta lo maravilloso del título Las Mil y Una Noches, un libro de exótico y sensual encanto en el que la bella Sherezade relata a Aladino y a Simbad y miles de otros enlazados cuentos. El título Las Mil Noches da idea de finitud, pero Mil y Una Noches nos sugieren lo inconmensurable. Se me ocurre una locución que también evoca inmensidades: “Contar en un desierto de arena”. En las profundas noches del desierto, junto a una fogata y bajo una luna llena abriendo ilimitados horizontes, contar un cuento trae sabor a eternidad. También el inmenso silencio de esas noches propicia el embelesamiento de contar uno a uno los granos de arena, es decir, de contemplar absorto la cara de Dios.
  7. Protocolo psicológico del revolucionario. A) En primer lugar hay una creencia que ha hecho nido en él. No sabe bien cuándo ni por qué ni las razones en que la creencia se funda, pero le sirve de guía para considerar lo que es justo y lo que no lo es. También le guía para el fin de establecer la consideración de quién es su amigo y quién es su enemigo. No posee más argumentos ni bases éticas ni tan siquiera razones, pero conoce a su enemigo y cree conocer lo justo y lo injusto. B) Ante lo injusto responde con indignación, odio y resentimiento, y se lanza contra la supuesta injusticia sin preguntarse si es tal, o a qué escenario le conducirá su acción justiciera. C) De esa manera y sin más miramientos, el revolucionario, sin entendimiento alguno de la situación real pero cargado de odio, se lanza a destruir sin pensar qué construir después ni si se podrá.
  8. A veces me pregunto si no se precisa un cierto grado de inconsciencia de la realidad para ser feliz, aunque solo sea provisionalmente.
  9. Del altruismo he hablado ya largo y tendido, pero hay un tipo de altruismo que no es otra cosa que el intelecto puesto al servicio del engaño.
  10. Un gran paso hacia adelante fue que la derecha política española se homologase con la europea. Es una gran salto hacia atrás que la izquierda política española se homologue a la izquierda venezolana de Chávez y Maduro.

 

De libros y convalecencias

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Una larga y molesta convalecencia tras de una gripe mal curada, ha propiciado que leyera dos libros muy gratos.   Empiezo por el titulado Biblioteca personal, cuyo autor no es otro que Jorge Luis Borges. En el  libro se recogen setenta y dos prólogos que Borges escribió para otros tantos libros de diferentes autores. Hablar de la escritura del argentino y del deleite que produce sería decir obviedades, así que tal vez resulte más interesante traer algunos datos, anécdotas y pensamientos que intercala  Borges, en forma de suaves pinceladas, en ese cuadro de prólogos mencionado.

*Dice de H. G. Wells (La máquina del tiempo) y de Julio Verne (Viaje al centro de la Tierra; De la Tierra a la Luna), dos de los mayores precursores de la ciencia del futuro, que ambos opinaban que el hombre no podría llegar jamás a la Luna.

*El razonamiento es propio de los griegos; de los semitas es propio la metáfora.

*En 1902, Joseph Conrad (Lord Jim) publicó en Londres, El corazón de las tinieblas, acaso el más intenso de los relatos que la imaginación humana ha labrado. (Agrego yo que Apocalipsis Now, la versión libre cinematográfica llevada a cabo por Francis Coppola, no le va a la zaga).

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*Según Stevenson (La isla del tesoro; Dr Jekyll y Mr Hyde), el encanto es la imprescindible y esencial virtud de la literatura.

*George Bernard Shaw (Pigmalión), se afilió a la Sociedad Fabiana, que tomó su nombre de Fabio el Demorador, que pensaba que el mundo llegaría gradualmente al socialismo sin que una revolución fuera necesaria.

*Unamuno (Del sentimiento trágico de la vida), acometió el estudio del danés para leer a Kierkegaard (El concepto de la angustia) y declaró que el arduo aprendizaje valió la pena.

*Iniciar géneros, firmar manifiestos, hacer escándalo, importan más para la fama que escribir bien.

*William James (Principios de psicología)juzga que todas las religiones pueden ser benéficas siempre que la convicción sea su fuente, no la autoridad.

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*Jonathan Swift (Los viajes de Gulliver)publicó en 1729 su “Modesta propuesta para impedir que los hijos de los pobres fueran una carga para sus padres”. El plan propone la fundación de mataderos públicos donde los padres pueden vender a sus hijos de cuatro o cinco años, debidamente cebados para este fin.

*De modo inverso a lo que hoy en día ocurre, asevera Borges que “a principios del siglo XX se descreía de magias y talismanes, y que la imaginación acepta lo prodigioso siempre que su raíz sea científica, no sobrenatural”.

Yo invito a pasearse por las series televisivas de este siglo XXI con el fin de descubrir si en una sola de ellas no son la magia y lo sobrenatural sus elementos básicos y definitorios. La explicación al contraste entre los dos siglos tal vez se cifre en el estado de ánimo. A comienzos del XX reinaba la pasión por salir de la ignorancia y por satisfacer el asombro que producía la nueva ciencia; a comienzos del XXI, la gente, conocedora de lo arduo de la ciencia, huye del asombro y se refugia en lo extraordinario, que es también vertiginoso, siempre que sea presentado como obvio. La gente se refugia en lo fantástico porque no requiere entendimiento, sino credulidad. La gente es sobretodo crédula.

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El otro libro trata de la Materia Oscura, una materia invisible que parece llenar el universo entero. En contra de lo que a primera vista pudiera parecer, el libro resulta ameno y no es complicado para quien posee unas pocas nociones de Física.

Los planteamientos que el autor emplea para poner en escena la materia oscura son  detectivescos: los astrofísicos en busca del asesino galáctico de la ley de Newton.  Escrutar con atención una galaxia permite obtener mucho conocimiento de su estructura y de sus mecanismos. Por ejemplo, podemos saber apreciablemente bien su masa por su brillo; y podemos saber la masa del gas que contiene la galaxia por el estudio de los rayos X que dicho gas emite. También sabemos que las estrellas se mantienen en órbitas en torno al centro de la galaxia gracias a su movimiento; así que mediante las ecuaciones de Newton descubrimos que la velocidad de las estrellas lejanas tendría que disminuir rápidamente con la distancia al centro galáctico. Pero no fue esto lo que encontraron los astrónomos, sino que la velocidad de las estrellas periféricas se mantenía prácticamente constante con el aumento de la distancia.

Este desacuerdo podría deberse a que las ecuaciones de Newton fallasen a distancias galácticas o que en el espacio estelar debía de haber otro tipo de masa que resulta invisible. A esa masa se la denomina materia oscura. Experimentos, análisis, datos, sirvieron para concluir que entre un 80% y un 85% de la materia del universo es materia oscura.

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Esta materia oscura tuvo que dejar su rastro en las reliquias del Big Bang, pues ha jugado un papel importante en la evolución del universo. Recuérdese que el Big Bang significó la aparición de un universo energéticamente muy denso. Me refiero a nuestro universo, claro. Y este universo fue creciendo y enfriándose con el paso del tiempo. Algunos hitos son importantes: a los pocos minutos del Big Bang, la temperatura disminuyó por debajo de los mil millones de grados, lo que propició que una parte de los protones y neutrones existentes se unieran formando núcleos atómicos. Cuando el universo tenía 380.000 años, su temperatura había bajado a los 3.000 grados, lo que permitió que los electrones se enlazasen a los núcleos formando átomos y los fotones escapasen en todas direcciones, llenando de luz el universo. Bien, pues la luz emitida entonces, mil veces más fría, la recibimos ahora, y nos informa de los sucesos que acaecieron en aquella época.

Por ejemplo, nos permite saber que nuestra galaxia se desplaza a 380 Km/h en dirección a la constelación de Virgo. También nos informa de las densidades de masa en el universo primitivo y de sus fluctuaciones.  No solo eso, también nos descubre que el universo es plano, que no es abierto ni cerrado, pero para que tal ocurra, debe existir otra entidad que los astrónomos denominan energía oscura. En fin, ¡vaya usted a saber lo que aparecerá a los postres!

El libro nos indica finalmente los experimentos que se llevan a cabo para detectar ese tipo de materia y esa energía. Uno de los más importantes tiene lugar en el túnel pirenaico de Canfrant, en el norte de Huesca. También nos cuenta la posibilidad de otros universos. Un deleite.

 

Aún he tenido tiempo para leer otro libro, éste de metafísica, pero dejemos a los metafísicos salirse del mundo por la tangente y más allá de los límites del Universo, que allí discutan sobre la esencia del ser y la sustantividad y otras lindezas. No hacen daño a nadie con eso. Cada cual se entretiene a su manera. Si acaso se autoproclaman los grandes popes del entendimiento, miremos hacia otro lado y esbocemos una sonrisa

De la amistad

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Confieso que, como cualquier mortal, soy algo supersticioso, así que, secretamente, me asalta la esperanza de que algún deseo se me cumpla a lo largo del año que acaba de entrar, y me tramo algún propósito con la estulta ilusión de que podré alcanzarlo. No sé por qué, ahora a punto del Día de Reyes me ha venido el deseo de cuidar las amistades. O tal vez sí lo sé, tal vez sea por la importancia que éstas tienen.

El caso es que la amistad es un bendito tesoro que no solemos cuidar con la diligencia debida.  En el amigo fiamos y en él vertemos nuestros pesares;  un buen amigo nos proporciona alegría, refugio y consuelo. Pero los amigos suelen resultar provisionales. Con el tiempo solemos enviar a muchos de ellos al trastero de las cosas inútiles.

El motivo suele ser el cambio de pareceres o de ideologías o de sensibilidades o de rango social que existe entre el amigo y nosotros. Si el paso del tiempo hace que  uno cambie y el otro se mantenga inalterado, la amistad entre ellos puede irse al carajo. Y el cambio es beneficioso y necesario; si uno no cambia su juicio sobre las cosas, si su ideario es siempre el mismo, si su sensibilidad es aquella que tenía de niño, es que no ha aprendido nada de la vida; si uno no cambia es una roca.

En la política, los ejemplos de gente cuya ideología corresponde al siglo XIX o a la primera mitad del XX, resultan grotescos y alarmantes. Todo un siglo ha pasado y no han aprendido nada. No resulta adecuado mantener la amistad con tales piedras. Tampoco resulta muy recomendable mantener una relación de amistad entre gente con gran desnivel de rango social. En tales casos, la torre de la amistad suele verse asaltada  por los perros de la envidia y del resentimiento.

Pero, en fin, todo esto que acabo de decir solo es cierto si la amistad se basa en aspectos poco sólidos de la personalidad del individuo,  si la amistad no se sustenta en pilares firmes. Para que la amistad sea duradera, sus anclajes han de ser resistentes, han de estar soldados con una larga historia de confianza mutua y con una historia de afectos y ayuda entre amigos. Admirar las virtudes del amigo y sus comportamientos es el modo de fabricar buenos anclajes.

Al respecto, yo tengo amigos situados muy a la izquierda y muy a la derecha del espectro político, y los mantengo como tales –y  me siento muy orgulloso de hacerlo—porque poseen virtudes que para mí son muy relevantes, y porque tienen criterio propio y no son sectarios. Creen que sus visiones políticas resultarían beneficiosas para la población, y por ello las defienden, pero desechan la violencia como método para solucionar los problemas y saben que el odio nunca es buen consejero y que hay que atarlo en corto. Esos amigos míos han demostrado ser honrados y juiciosos, así que el anclaje de la amistad es muy fuerte con ellos.

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Sin embargo, he dejado atrás muchos amigos. Confieso que me he alejado de casi todos aquellos que por razones de afinidad ideológica compartían amistad conmigo. No porque esa afinidad desapareciera –como ocurrió en algún caso—sino por el carácter sectario de sus juicios y apreciaciones.

Un sectario es aquel que carece de criterio propio y se guía únicamente por las opiniones que le dicta su partido político; es aquel que no concibe poder estar equivocado; es aquel que no discierne con el cerebro, sino con las vísceras; es aquel que ondea la bandera de que todo aquel que tenga una opinión distinta de la suya es su enemigo. El sectarismo –ese rapto de la conciencia del individuo por el grupo—ha sido cultivado con esmero por la izquierda de este país, y ha producido ese cúmulo de odio y majadería que tienen las bases de ese populismo que ahora se ha instalado en España después de llevar a la ruina a Venezuela. El sectarismo es una gran prisión ideológica de la que no se puede escapar sin ser acusado de los crímenes de ser ‘facha’ y ‘reaccionario’.

También se pierden amigos por encontrarse separados durante mucho tiempo. En tal caso, si la comunicación es telefónica, ¡vaya que vaya!; la conversación telefónica produce un sesgo en la interpretación de las intenciones del amigo, pero tal sesgo no suele ser grave. Me explico: por teléfono somos capaces de percibir el sentido y el significado de las frases del amigo; su tono de voz, su prosodia, nos informan de sus intereses si uno está atento. Sin embargo, nos falta la expresión de su rostro para discernir sus verdaderas intenciones y motivos para con nosotros: nos falta su mirada, sus tics, su sonrisa…Pero, grosso modo, podemos reconocer su estado de ánimo.

Ahora bien, en una comunicación por e-mail no hay prosodia ni hay rostro ni hay emoción que nos avise de las intenciones del interlocutor, que nos avise de que está hablando en broma o en serio, con afecto o sarcasmo.

El e-mail redimensiona la comunicación, la hace plana, quita de ella ese 90% de información que se trasmite a través del rostro y la prosodia, así que la convierte en una fuente de equívocos y suspicacias. Uno se pregunta por qué el mensaje es tan corto, por qué no te mereces una comunicación más extensa; y se pregunta por qué no te ha dado las gracias por el asunto que le has solucionado; se pregunta si la frase X es una broma o te está echando en cara algo; si la sequedad con que se expresa es signo de hastío en la amistad contigo; y si el e-mail es devuelto como fallido, uno se pregunta si ha cambiado la dirección del correo o es que no quiere saber nada de uno etc.

Con todas esas dudas y con las suspicacias que generan, la correspondencia por e-mail suele acabar con las amistades más fuertes y duraderas. A menos que uno sea un escritor de prestigio y se esmere en disipara la susceptibilidad del amigo con el despliegue de una prosa de 18 quilates, cosa que no suele ser frecuente.

A mi entender, en el caso en que la amistad se haya enfriado por la baja temperatura que transmite el e-mail, la mejor solución es echar mano del teléfono, o, mucho mejor, verse de cuando en cuando para renovar los votos entre amigos y para evitar que el templo de la amistad lo erosione el viento del tiempo, las tempestades de nuestro espíritu o la sequedad y el hielo del plano correo electrónico.