El temor al sentimiento que emana de la poesía me ha hecho ser esquivo con el verso. Esa falta de práctica y labor me expone al bochorno, pero me rige la voluntad de empezar el año exaltando el sentimiento más hermoso, el del amor. Así que, quizás con poco acierto pero con el buen deseo de ofrecer lo mejor que uno puede dar de sí en estas labores, lanzo a modo de felicitación de Año Nuevo estos versos.
Mujer diamantina
Tú, tan dura y tan frágil como el diamante,
rayas mi corazón con la dureza de tu silencio distante
y te rompes con una caricia, con una mirada,
con una palabra de amor
Metamorfosis
Se refugia en la seda de mis brazos
como en su ovillo la crisálida,
antiguas soledades le dan alas
y echa a volar sigilosamente,
metamorfoseada…, lejana
Gata en el tejado
Toco su espalada rosada de gata meliflua,
y ronronea plácida,
se inserta entre mis piernas,
jadea…
y se vence y se desfleca
toda
Ahora
Hoy,
después de tanto,
he vuelto a tocar su cuerpo
y ha surgido un murmullo de olas
Ella,
que lo fue todo,
que fue mi cárcel y mi biblia,
ahora me ama con fuego y con lluvia

