Nacionalismo y psicoanálisis

Tendemos a justificar nuestros actos. Solemos tener a mano una justificación para cualquier disparate o yerro que cometamos. Uno de los recursos más eficaces  para ello consiste en transferir la culpa y la responsabilidad por nuestras iniquidades a los demás: considerar a los «otros» culpables de nuestros propios actos y de nuestra errada conducta.

Freud tuvo la ocurrencia de que todas las alteraciones patológicas de la personalidad adulta se gestan en la primera infancia. En Tres ensayos sobre teoría sexual, Freud, sin aportar prueba alguna (si no es la mera referencia a una supuesta investigación psicoanalítica que nunca expone), postula que las conductas sexuales en la primera infancia están en el origen de las perversiones, neurosis y alteraciones psíquicas que se producen en la madurez. Así, hablando  de los niños que tienen tendencia a chupetear los labios de su madre o su nodriza, llega a decir: «Si esta importancia se conserva ―se refiere al chupeteo―, tales niños llegan a ser, en la edad adulta, inclinados a besos perversos, a la bebida y al exceso de fumar; mas, si aparece la represión, padecerán de repugnancia ante la comida y de vómitos histéricos».

Con tal ocurrencia Freud elimina de un plumazo la responsabilidad por nuestros propios actos, transfiriéndola al «ambiente» en que se desarrolló el individuo en las primeras etapas de su infancia. Ese «ambiente», que inicialmente se considera «sexual», lo generalizan posteriormente sus seguidores, de forma tal que los padres, la pobreza, el orden y organización de la sociedad en donde uno creció, pasan a ser los culpables del desvarío y de las alteraciones psíquicas de los individuos en la madurez, pasan a ser los verdaderos responsables de su conducta y de su iniquidad.

Esta transferencia de responsabilidades le viene a la izquierda como anillo al dedo: La organización capitalista de la sociedad es culpable de todos los males. El «enemigo» es culpable de todo lo que me pasa. En la corriente buenista de la izquierda se ve claramente esta transferencia: el delincuente, el estafador, el asesino, si vivieron en un entorno social humilde, no son responsables de las iniquidades que cometen; lo es la sociedad en que viven. Elusión de la propia responsabilidad.

El nacionalismo catalán tiene su burgués origen en considerarse superiores a las gentes del resto de España; tiene su origen en la doble consideración de que las cualidades individuales del catalán ―inteligencia, laboriosidad, organización social, cultura…―son muy superiores a las del extremeño, andaluz o castellano, y  las colectivas de Cataluña, muy superiores a las españolas.

Pero, más que por la consideración de superioridad, el nacionalismo catalán se funda por el sentimiento de superioridad, que no es sino el sentimiento de desprecio hacia quien es considerado inferior.  Por esa razón el nacionalismo, utilizando todos los medios propagandísticos a su alcance, sobre todo la televisión pública, ha tratado sistemáticamente de despreciar mediante vilipendios, burlas y engañifas, a España y sus valores. Por mor de inculcar ese sentimiento de desprecio en la población catalana, el nacionalismo ―actuando en su propio provecho―convierte a España en «el enemigo».

Con la llegada de la gran crisis que nos afecta en la actualidad, objetivamente, la consideración de superioridad se quebranta.  Si la corrupción de nuestra clase política no es menor que la del resto de España, si nuestra ruina es semejante, si nuestros disparates con el ladrillo no envidian a los de cualquier otro lugar de España, si nuestra deuda es tan abultada, si Madrid es más rica que Cataluña, creernos superiores es ilusorio, tuvo que ser el pensamiento de la sociedad catalana.

Entonces, el nacionalismo dirigente, en vez de reconocer esos hechos y asimilarlos, han echado mano del mencionado recurso del psicoanálisis: transferir la responsabilidad y las culpas de la situación catalana y de los catalanes a España. El «España nos roba», el denigrar sistemáticamente a los dirigentes políticos españoles, el poner en solfa los valores y la historia  de España, obedecen al intento de transferencia de culpas. La pretendida superioridad no queda, así, en entredicho, sino que su sentimiento aumenta: al apuntar a un enemigo al que se desprecia y contra el que se dirigen los sentimientos más violentos, se le está diciendo a la población que la superioridad propia no se puede manifestar por causa de la opresora y esquilmadora España. Cuando a un nacionalista se le pregunta si tiene el Tripartito alguna culpa en los males económicos y morales que padece Cataluña, su respuesta no deja dudas, España es culpable a través de Zapatero y su apéndice Montilla  (que pertenece a los «enemigos» por procedencia). Así, el nacionalismo, con el nuevo hatajo de conversos ganados con ese mecanismo psicológico de transferencia de culpabilidad, castiga al PSC ―que según ellos forma parte del entramado españolista del PSOE―, y  libera de culpa y premia a ERC, el gran artífice del despilfarro en Cataluña (ERC es de los «nuestros»).

Eludir la responsabilidad por los propios actos y transferirla al enemigo. Esa argucia, ese engañabobos, trae nuevos conversos al redil nacionalista.  En aguas revueltas ganancia de pescadores utilizando el recurrente anzuelo de Freud.

 

 

8 comentarios en “Nacionalismo y psicoanálisis

  1. Freud es el Marx de la sicologia y aunque no produjo tantos quebrantos como él, fue responsable de no pocos conflictos personales, familiares y sociales que todavía padecemos, gracias a la utilidad de estos constructos psicoanalíticos para obviar responsabilidades personales y culpabilizar a quien más convenga.

    En realidad los seres humanos no necesitamos a Marx ni a Freud para colgarle sambenitos a nuestros semejantes y escurrir el bulto de nuestras responsabilidades, pero, sin duda, la incomprensible popularidad de que todavía disfrutan se debe a que han servido para añadir un toque de intelectualidad a la vieja y omnipresente Ley del embudo.

    Y en cuanto a los separatistas, es más de lo mismo. Si la realidad no coincide con sus teorías, reajustan la realidad hasta que encaje en sus inamovibles creencias.

    Saludos.

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  2. No sé qué decirte en relación a la contribución de cada uno de ellos al beneficio o perjuicio de la humanidad. Analizar los beneficios y perjuicios del marxismo resulta extraordinariamente complejo porque las creencias marxistas están imbricadas en toda la acción social y política del siglo XX. En cuanto a Freud, no hay por qué cargarle a él toda la estupidez de la intelectualidad del siglo XX, enamorada del psicoanálisis sin analizar un carajo en qué consistía. En todo caso a sus seguidores, que esos sí que han hecho mucho mal. Como botón de muestra, tan solo señalar que en la década de los noventa, en Norteamérica, hubo una plaga de supuestos casos de incesto que en realidad eran falsos recuerdos inducidos por los psiconalistas en los pacientes. Un paciente se sentaba en el diván con dolor de cabeza y terminaba la sesión creyendo haber sido violado repetidas veces y con saña en su infancia por sus padres, hermanos y demás parentela. Más de 200.000 juicios condenatorios a padres se hubieron de repetir.
    Pero ahí sigue el psicoanálisis tan campante.
    Un saludo

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  3. Pero lo del psicoanálisis es poco más que una broma de mal gusto. Ahí tienes al marxismo con 100 millones de muertos a sus espaldas y sigue campando a sus anchas en los cerebros de más del 50% de la población de los países avanzados.

    Y es que no hay nada tan reconfortante como poderle echar la culpa a los demás, en especial a los que están por encima nuestra, como los padres, los ricos, los dirigentes políticos, etc.

    Saludos.

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  4. Un rasgo muy característico del narcisismo humano es el creerse sabedor de algo y manifestarlo con seguridad y sin atisbo de duda. Esa postura le hace sentir al humano más reconfortado y menos entregado a la duda y la inseguridad, por otro lado connaturales a la vida por lo que ésta nos muestra desde que tenemos conocimiento científico de ella. Si para algo sirve el psicoanálisis, es para asumir la propia responsabilidad, motivo por el cual es tan ardua la tarea de analizarse con rigor. Les ánimo, a los que creen saber lo que es el psicoanálisis sin haberlo experimentado personalmente en profundidad, a que se planteen sí, en realidad, no están haciendo ellos mismos lo que acusan al psicoanálisis de hacer: transferir (proyectar sería un término más adecuado) su propia responsabilidad a la disciplina comentada. Por otro lado, decir que es precisamente desmontar la visión infantil de ausencia de responsabilidad en los propios actos uno de los grandes objetivos del análisis bien hecho, no siempre conseguido por desgracia.

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    • Lo que comento es que el psicoanálisis ha servido de coartada a diversos movimientos políticos, sobre todo de la izquierda europea, y en el caso que nos ocupa, del nacionalismo, para transferir la responsabilidad –y culpar– de sus acciones y de su situación a otros. Esa elusión de la propia responsabilidad ha arraigado tanto que constituye el argumento justificativo de el socialismo actual: los otros son los culpables.
      Un reputado profesor de filosofía comentaba la siguiente cuestión: Un hombre va del trabajo a su casa y se interna por el bosque para acortar el camino. Allí le asaltan, le roban y le dan una paliza. ¿Quién es el culpable del hecho?, preguntó a sus alumnos el profesor. Unos dijeron que el hombre por haberse internado en el bosque; otros señalaron a la crisis social como culpable; otros apuntaron a la miseria en que se crió el asaltante como responsable. Total nadie señaló como delincuente a quien asaltó, robó y apalizó. A eso me refiero.
      Otra cuestión distinta es la de creer en el psicoanálisis o no, pues, como digo en la entrada que comenta, jamás ha presentado prueba alguna de sus afirmaciones.
      Un saludo

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  5. No solo a la izquierda europea, le ha servido como excusa» de coartada a diversos movimientos políticos», . Lo siguen haciendo mediante muchas artimañas. La culpa siempre la tiene el contrario, se delegan responsabilidades. No dudan, y juegan al gran bonete.
    Un abrazo.

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    • Hola Stella. En el mundo latino es donde más se practica ese intento de justificarse uno echando su responsabilidad en los hombros de los demás. Pero la izquierda es especialmente hábil en este menester: la niñez, el capitalismo, la sociedad, los ricos, la Iglesia, haber nacido en tal lugar o en tal periodo etc. son siempre los culpables, nosotros estamos libres de culpa.
      Un abrazo

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