Frases escogidas de Ortega y Gasset en La Rebelión de las masas:

  • Vaciado de su propia historia; sin entrañas de pasado; dócil a todas las disciplinas
  • Disponibilidad para fingir ser cualquier cosa
  • Existir es resistir, hincar los talones, oponerse a la corriente
  • La historia es la realidad del hombre
  • El estado de libertad resulta de una pluralidad de fuerzas que mutuamente se resisten
  • La disposición de los hombres, sea como soberanos sea como conciudadanos, a imponer a los demás como regla de conducta su opinión y sus gustos, se halla tan enérgicamente sustentada por algunos de los mejores y algunos de los peores sentimientos inherentes a la naturaleza humana, que casi nunca se contiene más que por faltarle poder.
  • Lengua sin la fina arista del razonamiento ni líricos tornasoles; es una lengua sin luz ni temperatura, sin evidencia y sin calor de alma.
  • Una vez la historia agonizó bajo el imperio homogéneo de la vulgaridad por haber desaparecido la fértil «variedad de situaciones»
  • Mi subsuelo; oscura labor subterránea de minero
  • Ser de izquierdas es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil; ambas, en efecto, son formas de hemiplejia moral.
  • Hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas tiranías.
  • La política se apresura a apagar las luces para que todos los gatos resulten pardos.
  • Ponerse en traza abismática, vestirse la escafandra y descender a lo más profundo del hombre.
  • El soplo de un dios torvo y vengativo.
  • Rezuma sólo vagas filantropías.
  • El verdadero tesoro del hombre es el tesoro de sus errores, la larga experiencia vital decantada gota a gota en milenios. Por eso Nietzsche define al hombre superior como el ser «de la más larga memoria»
  • El hombre selecto no es el petulante que se cree superior a los demás, sino el que se exige más que los demás.
  • Boyas que van a la deriva.
  • Se advierte el progresivo triunfo de los seudointelectuales, incualificados, incalificables y descalificados por su propia contextura.
  • Cree la masa que tiene derecho a imponer y dar vigor de ley a sus tópicos de café.
  • Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad y lo impone dondequiera
  • La auténtica plenitud vital no consiste en la satisfacción del logro, en la arribada. Ya decía Cervantes que «el camino es siempre mejor que la posada»
  • Algunos deseos mueren de satisfacción, como muere el zángano afortunado después del vuelo nupcial
  • Toda vida es hallarse dentro de la circunstancia o mundo. Mundo es el repertorio de nuestras posibilidades vitales; representa lo que podemos ser; por tanto, nuestra potencia vital.
  • Con más medios, más saber, más técnicas que nunca, resulta que el mundo actual va como el más desdichado que haya habido: puramente a la deriva.
  • Permanecer alerta para poder oír la secreta germinación del futuro.
  • Nuestro mundo es la dimensión de fatalidad que integra nuestra vida. Las circunstancias son el dilema, siempre nuevo, ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter.
  • En el sufragio universal no deciden las masas, sino que su papel consiste en adherirse a la decisión de una u otra minoría.
  • Se gobierna por la urgencia del presente, no por cálculos del futuro
  • Mimar es no limitar los deseos, dar la impresión a un ser de que todo le está permitido y a nada está obligado. La criatura sometida a este régimen no tiene la experiencia de sus propios confines. Se acostumbra a no contar con los demás, sobre todo a no contar con nadie como superior a él. Creen que su papel se reduce a exigir perentoriamente, cual si tuviese derechos nativos.
  • El noble originario se obliga a sí mismo, y al noble hereditario le obliga la herencia.
  • Pero al creerse con derecho a tener una opinión sobre el asunto sin previo esfuerzo para forjárselo, manifiesta su ejemplar pertenencia al modo absurdo de ser hombre que he llamado masa rebelde. Eso es precisamente tener obliterada, hermética el alma.
  • El perspicaz ser sorprende a sí mismo siempre a dos dedos de ser tonto; por ello hace un esfuerzo para escapar a la inminente tontería, y en ese esfuerzo consiste la inteligencia. No hay modo de desalojar a un tonto de su tontería.
  • El tonto es vitalicio y sin poros. Por eso decía Anatole France que un necio es mucho más funesto que un malvado. Porque el malvado descansa algunas veces; el necio jamás
  • No hay discusión de la vida pública donde el hombra masa no intervenga, ciego y sordo como es, imponiendo sus «opiniones».
  • La idea es un jaque a la verdad.
  • Tener una idea es creer que se poseen las razones de ella, y es, por tanto, creer que existe una razón, un orbe de verdades inteligibles
  • La masa no desea la convivencia con lo que no es ella. Odia a muerte lo que no es ella.
  • Parecen toscos labriegos que con dedos gruesos y torpes quieren coger una aguja que está sobre la mesa. Se manejan, por ejemplo, los temas políticos y sociales con el instrumental de conceptos romos que sirvieron hace doscientos años para afrontar situaciones de hecho doscientas veces menos sutiles.
  • Necesitamos de la historia íntegra para ver si escapamos de ella, no para recaer en ella
  • El hombre vulgar, antes dirigido, ha resuelto gobernar el mundo. El contentamiento consigo mismo le lleva a encerrarse a toda instancia exterior, a no escuchar, a no poner en tela de juicio sus opiniones y a no contar con los demás.
  • Llega a proclamar como una virtud el no enterarse de cuanto quede fuera del angosto paisaje que especialmente cultiva, y llama diletantismo a la curiosidad por el conjunto del saber.
  • Cuando una realidad humana ha cumplido su historia, ha naufragado y ha muerto, las olas la escupen en las costas de la retórica, donde, cadáver, pervive largamente
  • En cualquier dificultad el hombre masa tenderá a exigir que inmediatamente lo asuma el Estado, que se encargue directamente de resolverlo con sus gigantescos e incontrastables medios.
  • El mando significa prepotencia de una opinión. La mayor parte de los hombres no tiene opinión, y es preciso que le venga de fuera a presión, como entra el lubrificante en las máquinas. Todo desplazamiento del poder, todo cambio de imperantes, es a la vez un cambio de opiniones y, consecuentemente, nada menos que un cambio de gravitación histórica.
  • Vida es lucha con las cosas para sostenerse entre ellas. Los conceptos son el plan estratégico que nos formamos para responder a su ataque.
  • Las juventudes, de puro sentirse libres, exentas de trabas, se sienten vacías.
  • Estos años asistimos al gigantesco espectáculo de innumerables vidas humanas que marchan perdidas en el laberinto de sí mismas por no tener a qué entregarse.
  • Porque la vida es por lo pronto un caos donde uno está perdido. El hombre oculta esa terrible realidad con un telón fantasmagórico donde todo está muy claro. Le trae sin cuidado que sus ideas no sean verdaderas; las emplea como trincheras para defenderse de su vida, como aspavientos para ahuyentar la realidad.
  • La mayor parte de los hombres de ciencia se han dedicado a ella por terror a enfrentarse con su vida.
  • Sólo hay verdad en la existencia cuando sentimos sus actos como irrevocablemente necesarios.
  • Con tal de servir a algo que dé un sentido a la vida y huir del propio vacío existencial, no es difícil que el europeo se trague sus objeciones al comunismo, y ya que no por su sustancia, se sienta arrastrado por su gesto moral
  • Hay hombres, los cuales, por los temas en que habitualmente se ocupan, o por poseer almas sensibles como finos registradores sísmicos, reciben antes que los demás la visita del porvenir.
  • El hombre necesita un derecho dinámico, un derecho plástico y en movimiento capaz de acompañar a la historia en su metamorfosis.
  • Es el hontanar de una nueva fe. Pero no mana en medio de la alteración, sino en el recato del ensimismamiento
  • Durante un momento –el siglo XVI—en Holanda, el hombre más envidiado era el que poseía cierto raro tulipán. La fantasía humana, hostigada por ese instinto irreprimible de jerarquía, inventa siempre algún nuevo tema de desigualdad (p 258)
  • Ni la religión ni la moral dominan la vida social ni el corazón de la muchedumbre.
  • El poder social del dinero será tanto mayor cuantas más cosas haya que comprar.