Best Sellers de los últimos 50 años:
Encabeza la lista La Biblia, con ¡3.900 millones de ejemplares vendidos! Le sigue El Libro Rojo de Mao, ¡820 millones de ejemplares! A continuación, pásmense, Harry Potter, ¡400 millones! A mucha distancia, el magnífico El Señor de los Anillos, ¡103 millones! No se alarmen por los dos siguientes que aparecen en la lista, al fin y al cabo nuestra materia, más que de sueños –como aseveró Shakespeare–, está hecha de estupidez: El Alquimista, Paulo Coelho, ¡65 millones de ejemplares!, y El Código Da Vinci, de Dan Brown, ¡57 millones!
La lengua de Shakespeare
En mis innumerables peleas con el inglés me sorprendió mucho la aparente paradoja de que los términos cultos me resultaban mucho más asequibles (reconocibles) que los vulgares. Sonsacar el porqué de tal aparente dislate requiere traer a colación la Historia, y a ello voy.
En Britania vivían diversos pueblos celtas cuando la conquistó Roma. Enseguida de marcharse los romanos (449 d.C.), los pueblos del sur, en cierta medida romanizados, se enfrentaron a los pictos del norte (lo que hoy es Escocia), sin romanizar. A su vez, piratas germanos comenzaron a asolar las costas inglesas; así que los antiguos celtas, ahora romanizados y expresándose en latín, pidieron ayuda a mercenarios, y acudieron otros germanos en su auxilio: sajones, frisios y anglos. Pero estos se unieron a los piratas germanos contra quienes deberían luchar y se apoderaron del país.
Esa es la razón de que se hable del mundo anglo-sajón y de que el país se denomine England (tierra de los anglos). Los anglosajones hablaban un idioma intermedio entre el alto alemán antiguo y los dialectos escandinavos. En resumen, que los pobres celtas romanizados que quedaron tuvieron que refugiarse en las sierras de Gales o atravesar el canal de la Mancha y establecerse en lo que es hoy la Bretaña francesa.
Pero ahí no acaba la cosa. A partir del siglo VIII llegan a las costas inglesas los vikingos, provenientes de Noruega y Dinamarca, y meten nuevos vocablos a la lengua inglesa. Sin embargo, fue a partir del siglo XI cuando la lengua inglesa se iba a enriquecer con un nuevo lenguaje, y éste fue aportado por los normandos.
¿Quiénes eran los dichosos normandos? Pues un pueblo de mercenarios provenientes originariamente de Dinamarca. Lucharon contra los musulmanes de la península en Galicia, Lisboa y Sevilla, y fueron la principal fuerza de choquen en la toma de Huesca y Barbastro. Los dos grandes capitanes de los almogávares, las fuerzas mercenarias de la corona de Aragón que devastaron Bizancio y una parte de la Gran Grecia, Roger de Lauria y Roger de Flor, eran normandos.
También establecieron un reino normando en Sicilia, pero, para lo que viene al caso, importa decir que conquistaron y se establecieron en la parte de Francia que hoy se conoce como Normandía, y que pronto se olvidaron de su origen escandinavo y hablaron francés.
Total, que esos normandos afrancesados conquistaron Inglaterra e Irlanda entre finales del siglo XI y principios del XII. Y hete aquí que en Britania comenzaron a convivir: el francés de la Corte normanda; cuatro dialectos anglosajones con muchas palabras danesas; el latín de los clérigos; y, a todo ello, se ha de añadir que en zonas del Norte y de Irlanda aún perduraban restos de la antigua lengua celta.
Así que la nobleza y el clero, que se expresaban en francés (lengua latina) y en latín, legaron el inglés culto, mientras que las lenguas germanas con palabras escandinavas, que hablaba el pueblo, constituyen hoy los vocablos comunes.
Ya que nuestra lengua, el español, es una lengua latina, ello nos facilita el que entendamos mejor el inglés culto (de origen latino) que el inglés común. Esa es la explicación buscada a la aparente paradoja o dislate que anuncié al comienzo.
Ahora bien, no resulta extraño que muchas palabras comunes del inglés sean parecidas a otras palabras cultas, ya que tanto el latín como los diversos dialectos germanos y escandinavos provienen del indoeuropeo primitivo. Pero ésta es otra historia.
Horrores culturales:
Ante ciertas manifestaciones ‘culturales’ dan ganas, si no de sacar las pistolas, sí de taparse las narices. Tres ejemplos pertenecientes al ámbito de Aragón bastan para resaltar que en la ‘cultura’ abundan las necedades.
El primero, ya lo narré en una entrada anterior, los cuatro homenajes que la ‘cultureta’ de estas tierras ha rendido a un tal Pepín Bello por el todo mérito de haber conocido personalmente a García Lorca.
El segundo, que se conceda a Eva Almunia, antigua Consejera de Educación en el gobierno aragonés, el máximo galardón de la cultura en España, la orden de Alfonso X el Sabio. ¡Señores, Eva Almunia no sabe culturalmente freír un huevo!
El tercero, ¡el disparate descomunal!, el caso de la lengua inventada: se cogen dos o tres variantes dialectales de los valles pirenaicos cuyo número de parlantes no superó nunca unos pocos miles de habitantes y que se dejaron de hablar hace ya cinco siglos; se toma de cada pueblo las dos palabras que el más cazurro inventa para diferenciarse del pueblo de al lado; se hace un mejunje con todo ello; se escribe con ‘v’ lo que en castellano se escribe con ‘b’, y con ‘z’ lo que en la lengua de todos se escribe con ‘c’, y a esa lengua potingue que nunca jamás nadie ha hablado se la denomina Lengua propia de Aragón.
¡Y se crea una Academia del Aragonés!, y se crean Consejeros y Direcciones Generales de la lengua aragonesa, y se intenta que sea obligatoria en los institutos de enseñanza. Y, ¡encima!, quien inventó el tal gazpacho es vasco.
¡Cielos, ustedes me perdonarán, pero estos horrores me producen vómitos!
Conociendo la lista de los Best Sellers de los últimos 50 años no se puede uno sorprender de lo que cuentas del aragonés, que es una réplica de lo ya ocurrido con el vasco.
Si hubiese que escoger el pico más alto de la larga cordillera de despropósitos y locuras del independentismo que asola nuestra patria, ese sería sin duda el del idioma.
Estamos dispuestos a dejar que unos psicópatas disfrazados de políticos nos impongan el aprendizaje y uso de una jerga arcaica y desprovista de toda utilidad, en sustitución de un idioma conocido y reconocido en todo el planeta. Y no solo eso, sino que además muchos lo han aceptado como seña de identidad y fundamento irrenunciable de su orgullo tribal, hasta el punto de estar dispuestos a dejarse la piel por defender tamaña sinrazón.
Nunca consigo entender cómo hemos llegado tan lejos con cerebros tan estúpidos.
Saludos.
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Seguro que estás de acuerdo conmigo en que la estupidez es el carácter más relevante del rebaño humano.
Saaludos
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Al 100% y me reitero que lo sorprendente y milagroso es que hayamos avanzado tanto con un cerebro capaz de albergar tantas estupideces. ¡Misterios de la naturaleza!
Saludos.
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Sí, por mucho que aumenta la información y la capacidad de análisis, la estupidez no disminuye un ápice, incluso crece.
Un saludo
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El marketing es algo poderoso, impertinente, sinuoso…., así que ¿por que sorprendernos? saludos.
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No, sorprender no, lo que un simple análisis aclara es a excepción de la Biblia (que además de tener esa gran tirada por ser un libro religioso, es una maravillosa literatura) y del Libro Rojo de Mao (con la obligatoriedad de comprarlo en China), los demás ‘grandes ventas’ son libros de fantasía; lo que parece demostrar que el mundo huye de la realidad y se refugia en lo ficticio, como si la realidad les hiciera daño.
Un saludo
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Pero la Biblia y el Libro Rojo también son literatura fantástica aunque se nos venda con la pretensión de ser reales. O sea que seguimos prefiriendo la fantasía a la realidad, aunque haya sido la ciencia la que nos ha librado de muchas de nuestras peores pesadillas.
Saludos.
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Pero sólo unos pocos son capaces de ver la realidad a través de la ciencia. La mayoría prefieren el atajo de creer en la astronomía o las brujas o la quiromancia o los vampiros etc etc. Examinar el mundo a través de los ojos de la ciencia no parece aún que sea lo mayoritario.
Saludos
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¿acaso, a veces, no resulta dolorosa? Un abrazo.
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La realidad es dolorosa, pero esconder la cabeza para no mirarla de frente lleva a insatisfacciones mayores, y desde luego, a cometer disparates. Abrazos
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Como tratáis a la gente «rebaño humano de estúpidos», «esa lengua potingue denomina Lengua propia de Aragón o lo ocurrido en el país vasco», creo que no tiene nada que ver con la palabrería utilizada en las redes, pienso que por gente joven, o a lo mejor no tan joven, que no sabes si es euskera o de que idioma se trata, por utilizar tanto la «k» la «x» donde debería figurar otra «conxonante» a veces le faltan vocales………….no sé……….., este si que es un idioma de «rebaño de estúpidos», o a lo mejor no son ellos los culpables, sino………… la de sus educadores.
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Julián, cuando hablamos de rebaño nos referimos a esa inmensa mayoría que ni tiene criterio propio ni lo quiere tener y que lo único que le convence es lo que dice su partido político o su iglesia. Debido a ese seguidismo ciego es por lo que cualquier líder puede conducir al rebaño al despeñadero, o puede inventarse cualquier chorrada y tener miles de entusiastas seguidores. Yo ponía el caso de la llamada lengua de Aragón, que nunca ha existido como tal, pero se han inventado un pastiche cogiendo palabras sueltas de diferentes pueblos. La gente joven es más propensa a cometer disparates, y por ello mismo es más disculpable su actitud. Echar la culpa a los educadores es muy fácil, pero tratar ese asunto en profundidad requiere mucho esfuerzo y tiempo, pues nada es lo que parece.
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