EL VOLTEO CULTURAL

Abuelos sin nietos

De manera general, cada etapa de la vida ofrece una función social. La juventud y la infancia son épocas de relación y de abrir los ojos a la realidad. Luego comienza la lucha por la vida, esto es, la búsqueda de pareja sexual, la crianza de los hijos, el afán de alcanzar una posición social… Hasta hace poco, la vejez tenía como función principal el proveer de afecto y cuidado a los nietos, pero ha dejado de ser tal. Ha dejado de ser tal porque las parejas ya no tienen hijos, por lo que los «abuelos» ya no tienen nietos a los que cuidar. Por esa falta de función social, me temo que pronto los poderes económicos y la bárbara grey juvenil reclamen la eliminación de la vejez o su encierro en reservas «indias».

Suplantación

Se produce un tránsito directo desde el egotismo juvenil hasta  intentar gozar la vida sin tasa. Por esa subordinación a la «felicidad del hoy», las relaciones de pareja son de quita y pon, de hoy sin mañana, y los posibles hijos un estorbo que apartar. Un buen can los reemplaza sin quebranto alguno, al contrario, presenta evidentes ventajas. Al perro se le educa con cierta facilidad, es solícito, afectivo, juguetón, buen compañero de viaje, y en algunos casos, parece ser, compañero sexual. La función del can entre los humanos fue la de cazador, guardián, defensor, ayudante de pastor…, siendo ahora la de hijo, amante, compañero del alma.

Democratización cultural

La sociedad se ha democratizado a tutiplén. En derechos, riquezas y valor social  — excepto en méritos—, nadie quiere ser menos que nadie, así que, para igualar, la ignorancia, la incultura y la necedad se han convertido en valores sociales. La estupidez de un necio vale hoy lo mismo —o más— que la afilada opinión de un sabio. Ya no se hace cine para disfrutar de inteligentes diálogos ni se escribe para ilustrados  sensibles, tal como se hacía unas cuantas décadas atrás (los menos cultos se esmeraban en aprender de novelas y películas, en culturizarse, porque la cultura era considerada un bien). Hoy en día se proclama con orgullo no leer, se celebran las faltas de ortografía, la necedad se contagia por las redes, la incultura  se venera y se presume de ella.

Incultura en el hemiciclo

Tal democratización afecta también a la política; la incultura ha puesto sus garras en el hemiciclo del Congreso y de las instituciones políticas en general. En España, personajes como Lastras, Ábalos, Patxi López o Irene Montero, altos cargos del gobierno, bárbaros en el poder,  añaden a su incultura su sectarismo. Por el contrario, se condena al ostracismo al político que destaca, al que muestra inteligencia y capacidad. Es el mundo al revés: ¡muera el mérito!, ¡mediocres al poder!, ¡invirtamos todos los valores!, parecen decirnos los adalides de la «democratización» de la Inversión.

Inversión de la cultura en la Universidad

Antes que en la política, el germen de la inversión de la cultura y de los valores tiene lugar en la Universidad. Las del Reino Unido y de Norteamérica se llevan la palma. En muchos departamentos de Ciencias Sociales de esos países se clama por prohibir a Platón, Aristóteles, Homero, Mark Twain, Rudyard Kipling, y una larga lista de escritores y filósofos por sus ideas «fascistas». En algunas escuelas de Barcelona se prohíben los cuentos de Blancanieves, la Cenicienta, Hansel y Gretel… por machistas. Hacer desaparecer la cultura de la Universidad parece ser el reclamo, y sustituirla por estudios de género un fin.

Estorninos y grajos

La inversión se produce hasta con los pájaros que viven en nuestras ciudades, sobre todo en las pequeñas; la población de gorriones ha sido casi totalmente desplazada por córvidos. Grajos, grajillas, urracas, estorninos, habitan hoy en día nuestros parques. Gracias a la protección que los volteadores culturales les dispensan, hoy los graznidos, la suciedad venida del cielo, las majestuosas bandadas, forman parte del paisaje urbano. La democratización y el volteo cultural se han logrado. La barbarie perruna, la ignorancia, los nuevos valores, ya se han instalado entre nosotros. Poner todo patas abajo es nuestro lema.

Asuntos personales y asuntos mundanos

 

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*—Fíjate bien: aquel que odia la excelencia y el mérito es un mediocre carcomido por la envidia.

*—La nueva diosa que dirige el navegar moral de Occidente, “el sentimiento”. El sentir por encima de toda razón y de toda conveniencia. Existe una pléyade de sacerdotes totalitarios del sentir.

*—-Los medios infunden en las gentes creencias y sentimientos y secuestran la razón. Como nunca anteriormente, ésta es una época en que la razón está abducida. Los continuos mensajes lanzados por los medios, que tienen la misión de desinformar a la audiencia y obnubilar la razón, refuerzan cada día los grilletes con que ésta se encuentra maniatada.

*—Los humanos necesitamos un horizonte, necesitamos un proyecto de futuro que nos aporte esperanza e ilusión, que nos revitalice a diario. Quien no sea capaz de crearlo como individuo, pronto se verá sometido a la ilusión del rebaño, y concebirá el paraíso en hacer caer a los que están por encima de él y en tener el pesebre lleno.

*—El rebaño siempre da su sí a toda ocurrencia del maestro/rabadán que con voz grave sea anunciada como verdad.

*—De la ignorancia de la filosofía acerca de las pasiones humanas se deriva el que se ocupe en divagar sobre asuntos etéreos de todo género. Si se escruta en los grandes problemas que ocupan a los filósofos, no aparece por ningún lado el que debería ser el más importante de todos: ¿a qué complejas entidades obedece la conducta humana?

*—¿Qué es el rito?: un intento de penetrar mágicamente en las entrañas del Universo con el fin de participar de sus esencias.

*—En mucha gente el odio es el principal condimento de su personalidad, el que les da un más reconocible aroma y sabor.

*—Extrañamente, hay gentes a las que no les importa la vida en sí, sino una idea por la que son capaces de sacrificar esa vida.

*—Desde el momento en que el valor de una supuesta obra de arte depende casi con exclusividad de quien la firma, el arte que pueda contener es accesorio y el esnobismo social pasa a regir el asunto.

*—Meta a su enemigo en casa, mímelo, concédale todos los derechos del mundo, manténgalo a cuerpo de rey, y luego espere tranquilo a que le quite sus libertades y le clave su cuchillo.

*—Cuando mueren las personas que en el pasado formaron parte de tu rutina diaria, desaparecen las referencias que conformaban ese pasado añorado, es como si se fuera arrancando poco a poco de uno, es como si fueras perdiendo poco a poco la identidad que ese pasado te confería, por eso la añoranza es dolorosa. Es como si la identidad de uno fueran todos sus recuerdos y vivencias, y al desaparecer alguno de esos elementos perdiéramos algo nuestro, algo que nos conformaba, como si nos arrancaran parte de nosotros, sobre todo si el que muere nos fue querido y necesario.

*—Un deber puede constituirse en principio básico de la existencia, llegando a tener más fuerza que la propia felicidad o la propia vida. Así el deber con la esposa o esposo, con los hijos o con un dictado religioso.

*—Un escritor, un artista, un pensador, puede reconocerse por la obsesiva dedicación a su labor, que no es otra que mirarse a sí mismo para descubrir la belleza exterior o las razones que gobiernan el mundo

 

Cataluña

*—Resulta curioso cómo se fanatiza a las masas; basta un eslogan o dos y el temor al qué dirán para que las masas, ciegas en su acción, se arremolinen en torno al rabadán y cometan todo tipo de atropellos. Lo que está pasando en Cataluña y lo que pasó en Yugoslavia nos hace pensar en la irracionalidad esencial del hombre.

*— Cataluña es el ejemplo de cómo una minoría, alegando derechos territoriales y con la vergonzante pasividad de los políticos españoles, puede amedrentar a una mayoría hasta hacerles renegar de su cultura y de sus raíces. En psicología llaman a este fenómeno Síndrome de Estocolmo.

*—Algunos alegan: son iguales el nacionalismo español y el catalán. ¿Cómo va a ser lo mismo el predicar la comunión que el predicar el enfrentamiento?, ¿cómo va a ser igual integrar y compartir que segregar?,  ¿cómo van a ser iguales los cauces democráticos y los cauces revolucionarios?, ¿cómo se pueden emparejar la mano tendida y el odio, el imperio de la ley y el imperio de la represión contra los que no piensan igual? ¿En qué país del mundo se prohíbe y persigue una lengua y se intenta erradicar aunque sea mayoritaria entre la población? Tal hecho solo ocurre en Cataluña, y es uno de sus muchos tics fascistas. La agitación social promovida para el día 1 de Octubre tiene el mismo significado que la marcha hacia Roma de Mussolini o la quema del Reichstag por los nazis. Esa exhibición agresiva de banderas y cánticos violentos, ¿no recuerda a la parafernalia nazi? ¿no recuerdan esas juventudes a las juventudes hitlerianas o a las bolcheviques? Todo ello se completa con los tontos-borregos y los atemorizados pusilánimes.

*—Los políticos españoles: Pablo Iglesias, que no es tonto, su propia cabeza le está destruyendo, le está comiendo por dentro. Se le ve constreñido, hinchado, sufriendo. No es extraño, el movimiento asambleario que ha levantado es un auténtico manicomio. En las asambleas siempre las propuestas más radicales, más salidas de las vísceras, son las que obtienen el aplauso por miedo a ser tildado uno de tibio. Sin embargo, Pedro Sánchez, de quien la luz de la inteligencia está ausente pero le brillan las luces del odio, de la ambición y la crueldad, es decir, aquello que arrastra a las masas descontentas, es una figura emergente. Tal vez sea el mejor candidato a rabadán para llevar al rebaño… ¿al precipicio? Rajoy el pusilánime sigue gobernando, eso sí, dando tumbos, pero los vientos económicos favorecen su rumbo. A Puigdemón, hombre medroso por naturaleza, aunque también creidillo y fofo, le sigue acojonando la CUP. Ribera sigue empeñado en seguir en medio, así que recibe bofetadas por todos lados y a todos estorba.

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*— Se ha de desconfiar de quienes, sin una realidad que se lo exija o sugiera y sin motivos objetivos de agravio, se lanzan con apariencia beatífica, con una rama de olivo en la mano, a clamar por la liberación nacional o por el derecho a decidir o por la libertad de los pueblos o por cualquier ocurrencia estrambótica que carece de razones objetivas. La tal rama de olivo se transforma pronto en espada flamígera que siembra la discordia y la violencia.