Una vez plantados los tomates y los pepinos, ya en marcha el huerto, es hora de volver a las conjeturas y a las divagaciones.
Te creo, Yack, del todo errado en tus apreciaciones valorativas de la Filosofía. No olvides que el pensamiento filosófico, junto con el teológico, han sido las matrices donde han germinado todas las ideas que, asentadas en forma de creencias en el hombre, han movido históricamente el mundo. De su ímpetu y luz se han valido las acciones humanas desde siempre. La Ciencia y la Tecnología, hasta los tiempos presentes, han sido meros instrumentos que, sí, condicionaban en cierta medida el mundo de las ideas, pero el germen de los cambios sociales y de las mentalidades estaba en éstas. Para moverse en los diferentes ámbitos de la realidad el hombre ha necesitado de las creencias que le aseguraran una «verdad», una luz, y dichas creencias han surgido clásicamente del pensamiento filosófico.
Bien es cierto que la Filosofía, como todo aquel que posee fama, prestigio o poder, ha pecado siempre de soberbia. Ilusoriamente y en apariencia, ha pretendido buscar la «verdad» pero en realidad buscaba la verdad conveniente para su gloria, ha buscado llevar razón frente a los demás antes que tener razón. Sin lugar a dudas, lo que ha ofrecido han sido perspectivas de la realidad, todo lo demás es ilusión o artimaña. A veces perspectivas turbias, con el objeto desenfocado, disparatadas muchas veces, pero no se puede negar que el mundo ha caminado de su mano.
Sin las perspectivas de Locke y de Montesquieu los sistemas de derechos, democracia y libertades inglés y norteamericano serían muy diferentes. Incluso si miramos más a lo profundo, el que en el Reino Unido, en Norteamérica, en Holanda y en Suiza surgieran dichas libertades y derechos fue una consecuencia ardua y paradójica de las angustiosas pero impulsoras creencias calvinistas. Seguramente, también, sin las doctrinas marxistas el siglo XX hubiera sido muy distinto.
Que produzca o no buenos frutos (que los ha producido y en abundancia, gran parte de nuestra civilización y cultura es obra suya) es una cosa, pero que ha movido el mundo al mover la conciencia de las gentes es indiscutible.
Y tal vez percibamos que en los dos últimos siglos muchos de los filósofos más profundos hayan sido los menos aupados al pedestal de la gloria, mientras que otros fatuos han sido ensalzados hasta el infinito. No creo que nadie haya ahondado tanto como Nietzsche el surco del conocimiento de la naturaleza humana, pero fue el oscuro Hegel el emperador de la moda filosófica de su tiempo (todavía hoy gran parte de la filosofía se resiste a considerar que está desnudo).
Claro que las creencias surgidas de ideas filosóficas han promovido equivocaciones conceptuales graves, claro que la perspectiva que ofrecen una filosofía u otra muestran caras de la realidad deformes e incompletas, claro que su pretensión de verdad ha sido ilusa y fatua, claro que en muchos casos su labor ha sido la de construir castillos en el aire, pero el hombre necesita de esos profesionales del pensamiento abstracto que son los filósofos y de la cohorte de perspectivas que ofrecen. Las ciencias no poseen todavía capacidad para dar respuesta a la mayoría de los problemas de la naturaleza humana y de la conducta del hombre, y si se interesan por estos asuntos deben, conciliatoriamente, tomar prestado el legado filosófico. Otra cosa distinta es que la filosofía se aleje de las realidades del mundo, pose mirándose el ombligo y se envuelva en el manto de los irresolubles problemas metafísicos.
El gran problema práctico a que la filosofía se enfrenta es el de poder abarcar la extraordinaria riqueza de conocimientos que la ciencia ha puesto al descubierto. Que hoy la linterna filosófica pretenda iluminar ―con su potencialidad conceptualizadora y categorizadora― los extensos campos científicos, resulta pretensión ardua.
El otro gran problema de la filosofía es su pérdida de influencia en la cultura, en la moral, en la política. Hoy la matriz de las ideas sociales reside en la mass media, en el pensamiento zafio pero práctico, en la confluencia y confrontación de intereses y en adoptar soluciones prácticas para el momento, y todo ello bajo el manto y la égida de lo económico. Pero la filosofía sigue siendo tan necesaria como lo ha sido siempre, con su capacidad para analizar con garantía las relaciones lógicas de los asuntos del mundo, para conceptualizar y categorizar la realidad.
Fernando dices que «Las ciencias no poseen todavía capacidad para dar respuesta a la mayoría de los problemas de la naturaleza humana y de la conducta del hombre..» y yo pregunto: ¿es que la filosofía sí la tiene?
La filosofía representa un primer intento de explorar la realidad, con un método ineficaz, mientra que la ciencia, compartiendo el mismo objetivo, ha utilizado un método eficaz.
Y para evaluar la diferencia que hay entre seguir un método eficaz o ineficaz, comparase las aportaciones tangibles de la ciencia y las de la filosofía.
Y concluyes diciendo que «Pero la filosofía sigue siendo tan necesaria como lo ha sido siempre, con su capacidad para analizar con garantía las relaciones lógicas de los asuntos del mundo, para conceptualizar y categorizar la realidad.»
De acuerdo en que sigue siendo tan necesaria como lo ha sido siempre, es decir, nada necesaria, cuando no contraproducente. No se me ocurre ninguna idea, teoría o modelo, aportado por la filosofía, que haya contribuido a la mejora de nuestra sociedad o que nos haya descubierto algo que desconocíamos.
Saludos.
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Veamos, Yack, hablas de método eficaz o ineficaz, y la eficacia es una estimación del grado en que se consigue un propósito, así que para encontrar la eficacia o ineficacia de un método de escrutar, no tan solo la realidad circundante, sino también el mundo interior de cada cual, el mundo de las relaciones sociales, el de los sentimientos, de la moral, y, en general, el mundo espiritual del hombre, digo que para encontrar la eficacia en un método u otro se han de examinar los propósitos que se buscaban y estimar el grado en que se han conseguido. Pero resulta obvio que los propósitos no son los mismos, así la comparación de métodos no es pertinente. Quiero decir, los ámbitos de acción de la Ciencia y de la Filosofía no son los mismos. Sin la Ciencia no habría habido adelanto material, pero sin la influencia de la Filosofía no habríamos superado culturalmente y mentalmente el estadio del sedentarismo más primitivo, y, desde luego, ni tú ni yo podríamos lograr esa felicidad íntima del espíritu que da el conocimiento del pensamiento histórico, político, moral, filosófico en suma. Obvio es que se han influenciado mutuamente a lo largo de la historia, que los avances en una de esas dos ramas del saber de las que hablamos condiciona a la otra, que cuando la Ciencia alcanza un saber firme en una materia que hasta entonces había sido objeto de especulación la Filosofía solo le queda mirar los entresijos, categorizar, escrutar sus relaciones con otros saberes, organizar, cuestionar, pero no es su labor competir con la Ciencia. Cada cual tiene sus labores y acciones. Sin Newton el firmamento seguiría siendo objeto de meras especulaciones, pero Newton no hubiera surgido sin la revolución del Parlamento inglés de Cromwell, que posibilitó los derechos y libertades ingleses, así como las Universidades, y todo ello no hubiera tenido lugar sin Lutero y Calvino, y no hubiera surgido Newton sin el Renacimiento, y éste no hubiera ocurrido, sin Aristóteles, sin Sócrates, sin Platón, sin el influjo de la filosofía griega. La Ciencia sin la Filosofía es un objeto frío que se aviene poco con los goces cálidos del espíritu humano; la Filosofía, sin la Ciencia, no podría sino especular sobre la realidad física. Realizan distintas labores pero se necesitan.
Un saludo
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Por lo que dices, entiendo que para ti, todo razonamiento, suposición o pensamiento que no sea estrictamente científico es filosófico. Si lo miramos así, tal vez la filosofía sea más trascendente y crucial que la ciencia para el ser humano.
Sin embargo, cuando yo digo «filosofia» me refiero al conjunto de ideas, modelos o teorías que se recogen en los libros de filosofía. Y no creo que pueda encontrarse nada en esos libros que haya aportado algún conocimiento o utilidad a la especie humana. Es más, creo que si se quemaran todos los libros de filosofía y se borrara de la memoria de los seres humanos todo lo escrito en ellos, no ocurriría nada en absoluto. Tal es la importancia del pensamiento filosófico.
Por otra parte, creo que sin Newton, sin Darwin, y no digamos sin Aristóteles, hoy día sabríamos exactamente lo mismo que sabemos, porque el ser humano progresa hacia el conocimiento gracias a la cooperación de millones de cerebros anónimos que aportan pequeñas mejoras al acerbo común, aunque algunos pasen a la historia por su talento y la conjunción de circunstancias favorables.
Galileo fue el precursor de Newton y muchos de las aportaciones de Newton, se habrían descubierto en pocos años o incluso al mismo tiempo, como fue el caso del cálculo diferencial por Leibniz.
La historia avanza sobre el conocimiento y sobre la argamasa del error y la barbarie intelectual, como sería el caso de la teología, las diversas religiones, herejías, guerras, teorías falsas y todo tipo se situaciones y acontecimientos, pero eso no significa que lo haga gracias a ellos, sino más bien, a pesar de ellos.
Tú mismo dijiste que la filosofía del siglo XX no aportó nada nuevo. Pues bien, el siglo XX fue uno de los más fecundos en el avance del conocimiento humano y de la comprensión profunda de la realidad, en su variada complejidad. Me resultaría fácil relacionar ambos hechos, pero no voy a hacerlo. La filosofía, finalmente y gracias al desarrollo de la ciencia, ha encontrado el auténtico lugar que le correspondía.
Saludos.
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