LA FUNESTA MANÍA DE PENSAR

DE CONOCER Y SENTIR

Al igual que en los siglos XI y XII los jóvenes acudían ilusionados a las Cruzadas para ofrecer su sangre por Cristo, apuesten a buen seguro que en nuestros días una infinidad de jóvenes se lanzarían a la aventura de dar sus vidas por la diosa Tierra. Solo cambiamos las formas.

Conocemos a través de espejos. Todas las ideas y creencias por las que nos guiamos son meros espejismos de la realidad.

Las ilusiones, llámense fantasías, espejismos, utopías, imaginaciones, esperanzas, nos embargan de tal modo que la razón queda en cuarentena, desasistida. Sin embargo, sin la ilusión apenas seríamos otra cosa que estatuas de mármol.

El tiempo nos esculpe vivencias que transfiguran nuestro espíritu.

El agraviado, el humillado, el afrentado, reclaman venganza, desean resarcirse con creces del agraviante. La antigua ley del Talión sigue teniendo vigencia en nuestros corazones.

La crueldad es uno de nuestros grandes placeres. La quema de brujas, los ahorcamientos públicos o la actuación de la guillotina en la plaza pública, eran los grandes espectáculos antes de que el cine y la televisión aparecieran en nuestras vidas.

DE IDEOLOGÍAS

Cuando el marxismo te habla de adquirir conciencia de clase lo que te está diciendo es que abandones tu naturaleza egoísta, que dejes de ser individuo, que dejes de tener juicios y criterios propios y adquieras los del rebaño, los criterios ideológicos que te inculcará el rabadán cuando entres en su aprisco.

Buscamos a un líder a quien seguir, a un líder en quien delegar nuestras decisiones y nuestros juicios, un líder que nos proteja de las inclemencias del mundo.

A los bárbaros que pretenden destruir la cultura occidental el odio reafirma su convencimiento de encontrarse situados en el lado del Bien. Cuanto más odian más convencidos están  y con mayor derecho y legitimidad se atreven a cometer cualquier crimen..

DE POLÍTICA

En este mundo de la posverdad, no hay estupidez o locura que no puedan ser justificadas y elevadas a certezas maravillosas. Lo importante es que haya gente que se beneficie de tales estupideces.

Promocionar a simples e iletrados a los más altos cargos de la administración e ignorar los méritos en la asignación de cargos no es casual, es un paso previo a la destrucción de los valores sociales y a la creación del caos.  El siguiente tránsito consiste en empobrecernos y en derrumbar la civilización.

DE FILÓSOFOS

Como Bertrand Russell, David Hume, Mario Bunge, Karl Popper y otros grandes filósofos, aunque, obviamente, con muchas menos razones que ellos, creo que no hay modo de refutar que el conocimiento de lo que existe se halla limitado a lo que podemos aprender de la experiencia. Por tal razón,  el hecho de que para los ‘filósofos idealistas’ no haya nada real salvo los espíritus y sus ideas,[1] o que, mezclándose son ellos, los ‘racionalistas’ consideren a la razón autosuficiente para conocer el mundo, o que los ‘inspectores’  de la metafísica pretendan descubrir la íntima realidad de las cosas sin que la experiencia juegue en ello algún papel esencial, no solo revela labores vanas, sino que, también, suelen caer en «producir meras fantasías, sinsentidos, ilusiones, dogmatismos estériles y pretensiones superficiales de conocerlo todo»[2].


[1] Bertrand Russell, Los problemas de la filosofía, pág. 20

[2] Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, pág. 230

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