
De la psique y la moral
p.73.-El escepticismo con respecto al sufrimiento, que en el fondo es tan solo un rasgo afectado de la moral aristocrática, ha contribuido no poco al surgimiento de la última gran rebelión de esclavos, comenzada con la Revolución francesa.
p.82.-Quien ha mirado hondo dentro del mundo adivina sin duda cuál es la sabiduría que existe en el hecho de que los hombres sean superficiales. Su instinto de conservación es el que los enseña a ser volubles, ligeros y falsos.
p.99.-No existen fenómenos morales, sino sólo una interpretación moral de los fenómenos.
p.106.-Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti.
p.108.-La demencia es algo raro en los individuos, pero en los grupos, los partidos, los pueblos, las épocas, constituye la regla.
p.116.-Toda moral es una tiranía contra la naturaleza; también contra la razón.
p.118.-La moral enseña a odiar la libertad excesiva, implanta la necesidad de horizontes limitados, de tareas próximas, enseña el estrechamiento de la perspectiva y por tanto, en cierto sentido, la estupidez como condición de vida y de crecimiento.
p.122.-La mayor parte de la vivencia nos la imaginamos con la fantasía.
p.131.- El amor al prójimo es siempre, con relación al temor al prójimo, algo secundario, algo parcialmente convencional y aparente-arbitrario.
p.148.-No hay hoy, según es reconocido por todos, mejor somnífero y calmante que el escepticismo, que la suave, amable, tranquilizadora adormidera del escepticismo. En efecto, el escepticismo es la expresión más espiritual de una cierta constitución psicológica compleja a la que, en el lenguaje vulgar, se le da el nombre de debilidad nerviosa y constitución enfermiza.
p.156.-Cuanta mentira yace oculta bajo los tipos más venerados de la moralidad contemporánea
p.162.-Estamos determinados por morales diferentes; nuestras acciones brillan alternamente con colores distintos, raras veces son unívocas. Y hay bastantes casos en que realizamos acciones multicolores.
p.167.-En los lugares en que hoy se predica compasión, abra el psicólogo sus oídos, oirá un ronco, quejoso, genuino acento de autodesprecio.
p. 178.-«Ordenar cosas nuevas mediante órdenes antiguas»
191.- Como un vacío que se abre entre causa y efecto.
p.192.- Horas de hervores nacionales, de ahogos patrióticos y de todos los demás anticuados desbordamientos sentimentales.
p.228.-El vanidoso se alegra de toda buena opinión que oye de sí mismo, de igual modo que sufre por toda opinión mala: se siente sometido a ellas, se esclaviza a ellas.
p.241.-Un hombre que aspire a cosas grandes considera a todo aquel con quien se encuentra en su ruta, o bien como un medio, o bien como una rémora y obstáculo, o bien como un lecho pasajero para reposar […] ¡coger el azar por los pelos!
Del socialismo y el cristianismo
p.68-69.-Universal y verde felicidad-prado del rebaño, llena de seguridad, libre de peligro, repleta de bienestar y de felicidad de vida para todo el mundo: sus dos canciones y doctrinas más repetidamente canturreadas se llaman «igualdad de derechos» y «compasión con todo lo que sufre».
p.74.-…la neurosis religiosa, encontrámosla ligada a tres peligrosas prescripciones dietéticas: soledad, ayuno y abstinencia sexual.
p. 132 Hay un punto en la historia de la sociedad en el que el reblandecimiento y el languidecimiento enfermizos son tales que ellos mismos comienzan a tomar partido a favor de quien los perjudica, a favor del criminal, y lo hacen, desde luego, de manera seria y honesta. Castigar: eso les parece inocuo en ciertos sentidos; lo cierto es que la idea del castigo y del deber-castigar les causa daño, les produce miedo. «¿No basta con volver no-peligroso al criminal? ¿Para qué castigarlo además? ¡El castigar es cosa terrible! La moral del rebaño, la moral del temor, saca su última consecuencia con esta interrogación. El imperativo del temor gregario: ¡queremos que alguna vez no haya nada que temer!
p.134.- El movimiento democrático constituye la herencia del movimiento cristiano. Los filosofastros cretinos y los ilusorios de la fraternidad, que se llaman a sí mismos socialistas, y quieren la sociedad libre, pero que en verdad coinciden con todos aquellos en su hostilidad radical e instintiva a toda forma de sociedad diferente a la del rebaño autónomo […] coinciden en la desconfianza contra la justicia punitiva. […] coinciden todos ellos en el clamor y en la impaciencia de la compasión, en el odio mortal contra el sufrimiento en cuanto tal, en la incapacidad casi femenina para poder presenciarlo como espectador, para poder hacer sufrir; coinciden en el ensombrecimiento y reblandecimiento involuntarios bajo cuyo hechizo Europa parece amenazada por un nuevo budismo. […] coinciden en la creencia en el rebaño, en sí mismos. Su ideal: esa degeneración y empequeñecimiento del hombre en completo animal de rebaño.
p.225.-… una cierta necesidad de tener enemigos como canales de desagüe, por así decirlo, de los afectos denominados envidia, belicosidad, altivez, en el fondo, para poder ser buen amigo.
p.226.-El bueno tiene que ser en todo caso el hombre no peligroso